***QUERIDA PALABRA***
Publicado: Jue, 21 Abr 2011 16:56
QUERIDA PALABRA.
{La legua habitada}
Querida palabra, pezón de viento y negro marfil de ojo,
te hago esta carta resucitada, para pedir un metro de lengua
nueva, un palmo de intriga rosa y un pie quebrado de fundamento.
Si es posible un transformador para convertir el signo en un clavo,
en otra frecuencia, capacidad reptil inalámbrica de la idea.
Es que cada cual pertenece a sus órdenes del poema,
yo por el cuello de una camisa, saco el pañuelo y me seco la costumbre,
pienso en los brinquitos de saliva, en el rincón del estorbo
y en la garganta donde se ahoga la señal y el significado,
punto y aparte.
Te decía también que la forma, la fama y la falta de postura
de la sombra, camina si tu camina, alargada por un destello.
Que algunas veces los insectos se ciegan y no ven la luz,
cuando la persiguen.
Que el mensáfono ya no llega con menos-pausa, con menos-cabo,
y menos-mal que tu boca recogida, pande-mi-a otros compañeros,
no minutean con el signo menesteroso. Ni le importa el minuendo
ni la sombra de sobaco. Aquí pongo tres puntos.
Mano-sea mi saludo y el puño con el que escribo, no hay artiticidad,
como un lunar en la selva de un poema y me pregunto por eso,
y por aquello, el trauma del perseguido, de tu palabra:
¿A cuál hereje de tu provincia habría que iniciar en el evangelio?
A- a la palabra de amor que es un virus de Coca-Cola,
B- al sexo punto com. síndrome del retrete,
C- o al vicio pulcro de licencias penitenciarias.
Yo sé que la grasa ornamental, colesterol y baba estética rebuscada,
es inciso del sufijo dominguero. Sino, mira esto de impostura virgiliana:
“Para bien, ¿Quién dice que para mal? Un hombre pasa también,
por la buena y por la mala, siembra la suerte y la tala,
como el clavo que se quita, como el clavo que se clava.”
Eso, es lo que nos vende en la esquina la gacetilla,
Artritis medieval que funge en el velorio de tu costilla.
4/14/11
Nimaos.
{La legua habitada}
Querida palabra, pezón de viento y negro marfil de ojo,
te hago esta carta resucitada, para pedir un metro de lengua
nueva, un palmo de intriga rosa y un pie quebrado de fundamento.
Si es posible un transformador para convertir el signo en un clavo,
en otra frecuencia, capacidad reptil inalámbrica de la idea.
Es que cada cual pertenece a sus órdenes del poema,
yo por el cuello de una camisa, saco el pañuelo y me seco la costumbre,
pienso en los brinquitos de saliva, en el rincón del estorbo
y en la garganta donde se ahoga la señal y el significado,
punto y aparte.
Te decía también que la forma, la fama y la falta de postura
de la sombra, camina si tu camina, alargada por un destello.
Que algunas veces los insectos se ciegan y no ven la luz,
cuando la persiguen.
Que el mensáfono ya no llega con menos-pausa, con menos-cabo,
y menos-mal que tu boca recogida, pande-mi-a otros compañeros,
no minutean con el signo menesteroso. Ni le importa el minuendo
ni la sombra de sobaco. Aquí pongo tres puntos.
Mano-sea mi saludo y el puño con el que escribo, no hay artiticidad,
como un lunar en la selva de un poema y me pregunto por eso,
y por aquello, el trauma del perseguido, de tu palabra:
¿A cuál hereje de tu provincia habría que iniciar en el evangelio?
A- a la palabra de amor que es un virus de Coca-Cola,
B- al sexo punto com. síndrome del retrete,
C- o al vicio pulcro de licencias penitenciarias.
Yo sé que la grasa ornamental, colesterol y baba estética rebuscada,
es inciso del sufijo dominguero. Sino, mira esto de impostura virgiliana:
“Para bien, ¿Quién dice que para mal? Un hombre pasa también,
por la buena y por la mala, siembra la suerte y la tala,
como el clavo que se quita, como el clavo que se clava.”
Eso, es lo que nos vende en la esquina la gacetilla,
Artritis medieval que funge en el velorio de tu costilla.
4/14/11
Nimaos.