Página 1 de 1

2ª Parte. Pasión y Resurrección

Publicado: Mié, 20 Abr 2011 12:01
por José Manuel Sáiz
No hace falta ser creyente para leer estos poemas “prosoversados”.
Son historias de la vida de los personajes secundarios que aparecen en el evangelio.
La figura de Cristo aparece como en segundo plano.
Estas historias y estos personajes se interrelacionan entre sí en la primera parte de este trabajo.
Por eso considero que se deben leer ambas partes a quien le interese, como simples historias.


2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN


Lucas 19, 29-40

Si aquel pollino pudiera describir lo que sentía
diría que aquel no iba a ser un día como los demás:
el amo le había sacado de su rutina y atado a una piedra
a la entrada de Jerusalén.

Se respiraba un ambiente de alegría. La gente cantaba
y llevaba ramas de palma entre las manos.

Un grupo de personas se le acercaron.
Una de ellas cogió sus riendas
y subió a su lomo. Los demás
agitaban palmas, ramos y bailaban.
Si aquel animal pudiera transmitir sus sensaciones diría
que aquel hombre no era un hombre como los demás.

La comitiva entró en la ciudad cantando salmos.
Cuando el jinete bajó de su montura
a él le ataron de nuevo a una piedra
y a su rutina.

A los tres días le hicieron subir a un bosque.
Si aquel pollino pudiera transmitir sus sensaciones diría
que aquel no iba a ser un día como los demás.

En el robledal, los romanos talaban árboles
y le obligaban a transportar maderos hasta la colina.

Al otro lado, en la ciudad, la gente gritaba
(pero no cantaban salmos ni llevaban ramas
de palma entre las manos).

Mientras los soldados construían una cruz
el amo le ató de nuevo
a la piedra de su costumbre.

A lomos de quien ve pasar los días como un pollino
atado a una piedra -o como un pájaro en un alambre-
a veces cabalga la gloria y otras veces
lo hace la oscuridad. Y ni una ni la otra dejan huella
en nuestras vidas, ni se hace visible en el alma
la luz de la voluntad.


--oOo—


Lucas 23, 26-27

Acababa de llegar de Cirene y no entendía
el porqué de aquel tumulto.
La gente gritaba por las calles. No comprendía ¿Qué pasaba?
Los soldados obligaban a caminar a un hombre
con una cruz a las espaldas. ¡Ah, Jerusalén, Jerusalén! –pensaba-
qué ciudad más ingrata para un forastero.


Se acercó. En aquel momento un latigazo
derribó al desdichado con su cruz.
Aquel hombre y su carga cayeron ante sí de pronto.
Un legionario le señaló con su lanza: Tú, el extranjero,
recógela.


Trató de zafarse, pero la amenaza de un látigo
le hizo desistir. Al tomar sobre sí el madero
le sorprendió la mirada de aquel hombre.

Apenas anduvo cien pasos con la cruz. Puedes irte,
le dijo el legionario, aún puedo, respondió el de Cirene.
Antes de abandonar la carga miró de nuevo al reo,
limpió la sangre de su frente y separó
los cabellos de su cara (aquella mirada…).

Al marchar, sintió la liberación del peso de la cruz.
Partió hacia el Sur, camino de Jericó. Buscaba
una vida y un futuro.

Encontró trabajo en la cantera.
Tallaba piedras de sepulcro.
Le conocían por Simón, el hombre de Cirene

Aquellas pesadas piedras le parecieron siempre
incomprensiblemente ligeras a sus espaldas.
Nunca comprendió el porqué aquel misterio. Nunca.
Desde aquel extraño día.


--oOo--



Lucas 23, 39-43

No podía verlos. Pero sí escuchar
sus blasfemias y lamentos. Sobre una cruz
aquellos ladrones compartían aquella tarde
su misma suerte.

A su izquierda
la voz de un condenado le decía:
Si en verdad eres rey, sálvate.
A su derecha,
la voz del otro suplicaba: Señor,
acuérdate de mí en tu reino.


Eran las voces de la conciencia
de aquellos que dudan ante su suerte (Eli, Eli,
lema sabachthani).


Entre ambos ladrones estaba Él, el Hijo del Hombre,
el triunfo de la vida sobre la muerte.

En verdad os digo
que hoy estaréis los dos conmigo
en el Reino de mi Padre.


--oOo—



Juan 19, 31-37

Aquello no era justo, se quejaba el legionario.
El centurión le había ordenado
guardia aquella tarde. No era justo, repetía.
Su familia le esperaba, hacía meses que no veía
a su mujer y a sus hijos.
Estaba lejos de casa; aquel día comenzaba
su etapa de permiso y no era justo. No,
aquello no era justo.

Llegó la hora, soldado. Deja el vino, los dados.
Cumple con la ordenanza. El superior le entregó
el mazo y la lanza.

En el patíbulo un veterano frenó el impulso
de su brazo y de su ira. Las piernas no, Longinos,
no hace falta. Sólo la lanza. Atraviésale el costado.


Tengo sed, se quejó
antes el crucificado.
Una samaritana y su marido le acercaron
un poco de agua fresca a los labios.
Ella reconoció al hombre que una tarde
le dio a beber del agua viva de una fuente de Samaria.
Después, de un certero golpe,
el legionario le hundió su lanza en el costado.

Un relámpago iluminó el calvario.
Longinos pensaba en su mujer, en su familia;
sus hijos le esperaban. Y no era justo, no,
era su día de permiso, y aquello
no era justo.

La lluvia caía fuerte. Era la hora sexta,
la tarde sin embargo se volvió
oscura como la noche.
Del pecho del desdichado manaba sangre y agua.
Era extraño. Muy extraño. Pero injusto, muy injusto
repetía el legionario.

Pasó un mes. Longinos vio por fin
a su mujer y a sus hijos.
Pasaron dos años. En una confín de Asia,
en una batalla, una lanza le atravesó el costado.
Llovía. Hacía frío. Un relámpago iluminó
aquella tarde tan oscura.

Cientos de soldados muertos a sus manos
se le aparecieron de pronto ¿Era justo? le preguntaban.
Mientras él buscaba las respuestas,
una mano herida por un clavo le abría, sin preguntar,
las puertas de los cielos.


--oOo—


Mateo 27, 57-60

Ella sabía que José –el de Arimatea- era amigo
íntimo del crucificado. Por eso se acercó a él
y le entregó un lienzo, una sábana que tejió su madre
con el lino que cultivó su padre
en los campos de Cafarnaúm.

Las mujeres llevaron a José la mirra
y el aloe según lo acostumbrado.
El de Arimatea depositó en el mármol la sábana
con el cuerpo embalsamado de su amigo.

Al salir, un centinela -con la ayuda de un pollino
atado a la puerta- selló el sepulcro con una piedra
de la cantera de Jericó.

A los tres días, después de que un gallo que no cantaba
cantara al amanecer, una de las mujeres juró
que dentro de la tumba sólo vio los lienzos, vacíos,
caídos en el suelo.

Recogiéndolos se fue corriendo a dar la buena nueva.

Volveré - recordaron que les dijo- Yo volveré.
Pero antes se oirán guerras y rumores de guerras;
se levantará nación contra nación, reino contra reino
y habrá terremotos, maremotos…
tornados, huracanes,
crisis, E.R.E.s, polución, sida, cáncer,
enfermedades creadas por la industria
holocaustos, desamor, guerras civiles,
escasez de recursos naturales
se endurecerán los corazones de los hombres
se envenenaran los ríos y los mares,
energías poderosas amenazarán la tierra


… y os despreciarán y perseguirán
a causa de mi nombre.


--oOo--

Enlace 1ª parte: http://www.editorialalaire.com/viewtopic.php?t=12391

re: 2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN

Publicado: Mié, 20 Abr 2011 19:48
por Pilar Morte
Como historia sirve para todo el mundo, pero para el creyente es una maravilla. Precioso
Abrazos
Pilar

Publicado: Jue, 21 Abr 2011 16:09
por Abel Sal
Enorme trabajo, José Manuel...
Ni aclarar que te metes en camisa de once varas en esta obra. No soy creyente, pero eso poco importa. Lo cierto es que luego de leer la primera parte, fuí por la segunda como imperiosa necesidad de continuar disfrtuando de la historia y tu talento descriptivo. Aunque siga sin entender de mantos sagarados, ni de justicia sanadora, ni en personajes todopoderosos, respeto la fe de las personas. Pero prefiero releer al artista, que al supuesto evangelio...ese que mete miedo.
Por último me confieso: Guardo tu trabajo copiado y pegado en mi propio pensar, que es lo preferido.
Genial trabajo, compañero.
Un fuerte abrazo.
Abel.

re: 2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN

Publicado: Vie, 22 Abr 2011 18:54
por Víctor F. Mallada
¡Qué buena colección de actores secundarios! ¡Qué sería de alguna película sin ellos! ¡Qué buen ojo, José Manuel! Muy apropiado para los tiempos que corren. Un placer leerte, como siempre.

Víctor

Publicado: Sab, 23 Abr 2011 6:30
por Bernardo lobo
Un trabajo inspirado y de gran magnitud me ha parecido tu poema. Felicitaciones.

Re: re: 2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN

Publicado: Sab, 23 Abr 2011 12:36
por José Manuel Sáiz
Pilar Morte escribió:Como historia sirve para todo el mundo, pero para el creyente es una maravilla. Precioso
Abrazos
Pilar



Muchas gracias Pilar, abrzos pra ti.
J. Manue

Publicado: Sab, 23 Abr 2011 17:06
por E. R. Aristy
Los personajes de esta historia son todos importantes, por ellos Jesucristo es el hijo del hombre, el ultimo Adan, el hijo de Dios, el Cristo. No creo que se vayan a olvidar estas historias, ni estos personajes. Gracias por darnos nuevas perspectivas, Jose Manuel

Abrazos,
ERA

re: 2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN

Publicado: Sab, 23 Abr 2011 19:50
por Mario Martínez
Hola José Manuel.
Como en la primera parte, un trabajo inspirado, imaginativo y bello, amigo mío. Un placer leerte, seas o no creyente.
Abrazos.
Mario.

Re: 2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN

Publicado: Lun, 25 Abr 2011 18:54
por Begoña Egüen
José Manuel Sáiz escribió:No hace falta ser creyente para leer estos poemas “prosoversados”.
Son historias de la vida de los personajes secundarios que aparecen en el evangelio.
La figura de Cristo aparece como en segundo plano.
Estas historias y estos personajes se interrelacionan entre sí en la primera parte de este trabajo.
Por eso considero que se deben leer ambas partes a quien le interese, como simples historias.


2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN


Lucas 19, 29-40

Si aquel pollino pudiera describir lo que sentía
diría que aquel no iba a ser un día como los demás:
el amo le había sacado de su rutina y atado a una piedra
a la entrada de Jerusalén.

Se respiraba un ambiente de alegría. La gente cantaba
y llevaba ramas de palma entre las manos.

Un grupo de personas se le acercaron.
Una de ellas cogió sus riendas
y subió a su lomo. Los demás
agitaban palmas, ramos y bailaban.
Si aquel animal pudiera transmitir sus sensaciones diría
que aquel hombre no era un hombre como los demás.

La comitiva entró en la ciudad cantando salmos.
Cuando el jinete bajó de su montura
a él le ataron de nuevo a una piedra
y a su rutina.

A los tres días le hicieron subir a un bosque.
Si aquel pollino pudiera transmitir sus sensaciones diría
que aquel no iba a ser un día como los demás.

En el robledal, los romanos talaban árboles
y le obligaban a transportar maderos hasta la colina.

Al otro lado, en la ciudad, la gente gritaba
(pero no cantaban salmos ni llevaban ramas
de palma entre las manos).

Mientras los soldados construían una cruz
el amo le ató de nuevo
a la piedra de su costumbre.

A lomos de quien ve pasar los días como un pollino
atado a una piedra -o como un pájaro en un alambre-
a veces cabalga la gloria y otras veces
lo hace la oscuridad. Y ni una ni la otra dejan huella
en nuestras vidas, ni se hace visible en el alma
la luz de la voluntad.


--oOo—


Lucas 23, 26-27

Acababa de llegar de Cirene y no entendía
el porqué de aquel tumulto.
La gente gritaba por las calles. No comprendía ¿Qué pasaba?
Los soldados obligaban a caminar a un hombre
con una cruz a las espaldas. ¡Ah, Jerusalén, Jerusalén! –pensaba-
qué ciudad más ingrata para un forastero.


Se acercó. En aquel momento un latigazo
derribó al desdichado con su cruz.
Aquel hombre y su carga cayeron ante sí de pronto.
Un legionario le señaló con su lanza: Tú, el extranjero,
recógela.


Trató de zafarse, pero la amenaza de un látigo
le hizo desistir. Al tomar sobre sí el madero
le sorprendió la mirada de aquel hombre.

Apenas anduvo cien pasos con la cruz. Puedes irte,
le dijo el legionario, aún puedo, respondió el de Cirene.
Antes de abandonar la carga miró de nuevo al reo,
limpió la sangre de su frente y separó
los cabellos de su cara (aquella mirada…).

Al marchar, sintió la liberación del peso de la cruz.
Partió hacia el Sur, camino de Jericó. Buscaba
una vida y un futuro.

Encontró trabajo en la cantera.
Tallaba piedras de sepulcro.
Le conocían por Simón, el hombre de Cirene

Aquellas pesadas piedras le parecieron siempre
incomprensiblemente ligeras a sus espaldas.
Nunca comprendió el porqué aquel misterio. Nunca.
Desde aquel extraño día.


--oOo--



Lucas 23, 39-43

No podía verlos. Pero sí escuchar
sus blasfemias y lamentos. Sobre una cruz
aquellos ladrones compartían aquella tarde
su misma suerte.

A su izquierda
la voz de un condenado le decía:
Si en verdad eres rey, sálvate.
A su derecha,
la voz del otro suplicaba: Señor,
acuérdate de mí en tu reino.


Eran las voces de la conciencia
de aquellos que dudan ante su suerte (Eli, Eli,
lema sabachthani).


Entre ambos ladrones estaba Él, el Hijo del Hombre,
el triunfo de la vida sobre la muerte.

En verdad os digo
que hoy estaréis los dos conmigo
en el Reino de mi Padre.


--oOo—



Juan 19, 31-37

Aquello no era justo, se quejaba el legionario.
El centurión le había ordenado
guardia aquella tarde. No era justo, repetía.
Su familia le esperaba, hacía meses que no veía
a su mujer y a sus hijos.
Estaba lejos de casa; aquel día comenzaba
su etapa de permiso y no era justo. No,
aquello no era justo.

Llegó la hora, soldado. Deja el vino, los dados.
Cumple con la ordenanza. El superior le entregó
el mazo y la lanza.

En el patíbulo un veterano frenó el impulso
de su brazo y de su ira. Las piernas no, Longinos,
no hace falta. Sólo la lanza. Atraviésale el costado.


Tengo sed, se quejó
antes el crucificado.
Una samaritana y su marido le acercaron
un poco de agua fresca a los labios.
Ella reconoció al hombre que una tarde
le dio a beber del agua viva de una fuente de Samaria.
Después, de un certero golpe,
el legionario le hundió su lanza en el costado.

Un relámpago iluminó el calvario.
Longinos pensaba en su mujer, en su familia;
sus hijos le esperaban. Y no era justo, no,
era su día de permiso, y aquello
no era justo.

La lluvia caía fuerte. Era la hora sexta,
la tarde sin embargo se volvió
oscura como la noche.
Del pecho del desdichado manaba sangre y agua.
Era extraño. Muy extraño. Pero injusto, muy injusto
repetía el legionario.

Pasó un mes. Longinos vio por fin
a su mujer y a sus hijos.
Pasaron dos años. En una confín de Asia,
en una batalla, una lanza le atravesó el costado.
Llovía. Hacía frío. Un relámpago iluminó
aquella tarde tan oscura.

Cientos de soldados muertos a sus manos
se le aparecieron de pronto ¿Era justo? le preguntaban.
Mientras él buscaba las respuestas,
una mano herida por un clavo le abría, sin preguntar,
las puertas de los cielos.


--oOo—


Mateo 27, 57-60

Ella sabía que José –el de Arimatea- era amigo
íntimo del crucificado. Por eso se acercó a él
y le entregó un lienzo, una sábana que tejió su madre
con el lino que cultivó su padre
en los campos de Cafarnaúm.

Las mujeres llevaron a José la mirra
y el aloe según lo acostumbrado.
El de Arimatea depositó en el mármol la sábana
con el cuerpo embalsamado de su amigo.

Al salir, un centinela -con la ayuda de un pollino
atado a la puerta- selló el sepulcro con una piedra
de la cantera de Jericó.

A los tres días, después de que un gallo que no cantaba
cantara al amanecer, una de las mujeres juró
que dentro de la tumba sólo vio los lienzos, vacíos,
caídos en el suelo.

Recogiéndolos se fue corriendo a dar la buena nueva.

Volveré - recordaron que les dijo- Yo volveré.
Pero antes se oirán guerras y rumores de guerras;
se levantará nación contra nación, reino contra reino
y habrá terremotos, maremotos…
tornados, huracanes,
crisis, E.R.E.s, polución, sida, cáncer,
enfermedades creadas por la industria
holocaustos, desamor, guerras civiles,
escasez de recursos naturales
se endurecerán los corazones de los hombres
se envenenaran los ríos y los mares,
energías poderosas amenazarán la tierra


… y os despreciarán y perseguirán
a causa de mi nombre.


--oOo--

Enlace 1ª parte: http://www.editorialalaire.com/viewtopic.php?t=12391
Estimado amigo como te notifiqué en la primera parte, tienes un talento descriptivo encomiable. Me ha gustado en sumo. Te doy las gracias por tu dicho de que pase unas buenas vacaciones. Gracias a Dios he vuelto. Te diré que las he pasado en una de las ciudades que viven la Semana Santa con mucho fervor como es "Zamora".
Un abrazo amigo.
BEGOÑA.

Publicado: Lun, 25 Abr 2011 20:46
por Josefa A. Sánchez
No hace falta ser creyente para disfrutar estos magníficos versos, pero si lo eres se disfrutan doblemente. Bien trazado este paisaje de personajes secundarios sin los que nunca hubiera sucedido la Historia. Un acierto las dos entregas.
Un abrazo.
Pepa

Publicado: Mar, 26 Abr 2011 18:25
por Israel Liñán
Disfruté mucho con las dos entregas Jose Manuel.

Un abrazo.

Re: 2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN

Publicado: Vie, 30 Mar 2018 18:16
por Concha Vidal
Bien, hoy, yo, te retomo tus escritos basados en la Pasión.

Es el momento oportuno.

Abrazos José Manuel, mediterráneos of course.

Re: 2ª Parte. PASIÓN Y RESURRECCIÓN

Publicado: Vie, 30 Mar 2018 22:30
por Ana Muela Sopeña
Un gran trabajo, José Manuel:

Genial entrega (he de leer la primera) para reflexionar sobre la historia sagrada y sus personajes.

Gracias por compartir.
Felicitaciones
Un fuerte abrazo
Ana

Re: 2ª Parte. Pasión y Resurrección

Publicado: Sab, 31 Mar 2018 11:03
por Guillermo Cumar.
En está segunda parte en la que habla un poco la dosis del teatro encuentro el dolor y sus respetos
para que los creyentes crean, los inseguros duden y lo sigan negando todo los que de todo dudan.

A veces pienso que sería bueno creer para salvarse uno de la quema por si acaso y mostrarse entero
ante ese dios buen hacedor y permanentemente bueno y salvador.

Un abrazo

Re: 2ª Parte. Pasión y Resurrección

Publicado: Sab, 31 Mar 2018 14:17
por Carmen Parra.
te he leído en silencio, sobrecogida, dispuesta el alma casi a la oración.....soy creyente , y te aseguro que he vivido cada paisaje relatado en la Biblia gracias Jose Manuel, mi felicitación poeta
Un abrazo
Carmen