Editorial Alaire

(A mi nieto)

He tenido el lenguaje recluido

en el claustro remoto de la frente

hasta que una nube de arabescos

alumbró con sus ráfagas de trenes

la linterna del negro pensamiento.


Un querubín, leve como un pájaro,

bajó del Paraíso hasta mis brazos

ensamblando la luz de su sonrisa

con mi corazón transformado en isla.


Ahora, circunscrito el otoño,

una brisa pasea nuestros labios

y allá donde reposan las miradas

se dibujan corales de alegría.


Somos el fruto de la misma sangre

condensada en ojos de una foto,

el abrazo que borra el fatalismo

desde el cénit de una ola de sueños

embridada en axiomas de nostalgia.


Tu llegada, tras un latir de arpas,

rompe la mudez de mis labios secos

y hasta el verso, mordido por la niebla,

abandona el fanal del ostracismo

para seguir la huella de tus pasos.


Por eso pintas verde mi perfil

y tus ojos son flor de mi silencio.

*Andros

Cómo entiendo este poema. Los nietos vuelven a llenar vida nuestra, más cuando el dolor está instalado dentro. Me alegra que disfrutes al máximo esta nueva vida que ha llegado a la tuya.
Por cierto el poema es precioso.
Abrazos
Pilar

"Tu llegada, tras un latir de arpas,

rompe la mudez de mis labios secos

y hasta el verso, mordido por la niebla,

abandona el fanal del ostracismo

para seguir la huella de tus pasos.


Por eso pintas verde mi perfil

y tus ojos son flor de mi silencio. "

Que bello bebe!

Tu poema es muy especial para mi que tambien espero la llegada de mi primer nieto. Todo el poema es hermoso, es agua fresca para el corazon.

Te felicito!

Abrazos,
ERA

Llevas mucha razón Pilar en lo que dices.Los nietos son tan queridos por los abuelos que hasta

que no se pasa por ese estado resulta incomprensible evaluar esa sensación.

Me alegra que disfrutes también de ello.

Un abrazo.

José Luis Preciados Galán escribió:

(A mi nieto)

He tenido el lenguaje recluido

en el claustro remoto de la frente

hasta que una nube de arabescos

alumbró con sus ráfagas de trenes

la linterna del negro pensamiento.


Un querubín, leve como un pájaro,

bajó del Paraíso hasta mis brazos

ensamblando la luz de su sonrisa

con mi corazón transformado en isla.


Ahora, circunscrito el otoño,

una brisa pasea nuestros labios

y allá donde reposan las miradas

se dibujan corales de alegría.


Somos el fruto de la misma sangre

condensada en ojos de una foto,

el abrazo que borra el fatalismo

desde el cénit de una ola de sueños

embridada en axiomas de nostalgia.


Tu llegada, tras un latir de arpas,

rompe la mudez de mis labios secos

y hasta el verso, mordido por la niebla,

abandona el fanal del ostracismo

para seguir la huella de tus pasos.


Por eso pintas verde mi perfil

y tus ojos son flor de mi silencio.

*Andros

¡¡¡Felicidades, también perteneces al club de los abuelos!!! y por supuesto, enhorabuena por el poema. Me gusta.
Saludos.

Emotivo y entrañable poema has escrito José Luis. Es evidente que esa ocasió tan especial en tu vida así ha requerido que escribiera este poema que nme gusto

saludos


rafael

Gracias Era, eres muy amable.

Me alegra que pronto entres a formar parte de este maravilloso "Club de los Abuelos".Ya verás

cuánto se disfruta con su presencia.

Un abrazo muy cordial, con mi admiración y respeto.

Andros

Un poema todo emoción entrañable que se disfruta hasta el final. Felicitaciones.

Gracias Marisa por tu lectura y comentario.

Al ser abuela, tu sabes muy bien lo que se siente al gozar de tal estado.

Un abrazo.

En lo único que no se te parece es en las gafas.
Que te salga escribidor como tú mismo.

Un abrazo y enhorabuena

Guillermo