Ojos

[Alejandro Costa López]

Ojos que miran ojos,
aunque las pupilas se avergüencen,
las llamas de la lejanía se acerquen,
tal vez se alejen,
pero dejen grabado el ritual del decoro,
aquel que perdura en la sinceridad,
que navega en el orgullo,
que naufraga en la soberbia,
en la escalinata infinita del indecoro y la cobardía.
Esos ojos rutilantes,
oxidados, tallados a piedra,
inmortalizados en su presencia,
verdugos ante la ausencia,
diferentes ante la osadía,
relegados ante un concierto de enjundia,
indolentes ante el odio,
humedecidos ante la injusticia,
dolor..., pasión..., felicidad.
Ojos,
que observan,
que irradian miradas cómplices,
delatoras,
a veces nocivas, a veces sanadoras.
Son espigas del alma,
tallos de corazón,
rocío de frescura,
lluvia de tormenta,
esencia de paz,
perfume a pecado.
Son tus ojos,
los míos,
los del cautivo,
ojos de libertad,
de añoranza,
de amor,
de odio.
El nido de una mirada,
la del ave rapaz,
del vuelo inmaculado de una paloma.
Ojos,
frente a ojos.

[E. R. Aristy]

Me ha gustado mucho este poema, Alejandro. Vemos que de una misma persona puede emanar el odio o el amor. Los ojos son muy poderosos, pueden matar o pueden revivir algo en oros ojos. Su final es diciente para mi porque la comnunicacion de estos ojos es la mirada reciproca, algo que muchos eluden; mirar el fondo para una lectura mayor.

Un fuerte abrazo.

ERA