LOS GIRALUNAS
Publicado: Sab, 12 Feb 2011 13:11
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Es èste un mundo, una sociedad, pacata, acartonada y doble moral que se deja llevar por imàgenes que distan, de lo que realmente es.José Manuel Sáiz escribió:LOS GIRALUNAS
A veces entre los iguales
nace alguno diferente.
Que por suerte o por desgracia no siempre
las cosas son lo que parecen.
Ese hombre huraño y de toscos ademanes,
quizás esconda en su interior un corazón
humano y apacible. Aquel ángel de finas manos
y sonrisa bonancible, tal vez oculte con engaño
el espíritu de un bandido desalmado. Aquellos
cuyas costumbres taciturnas les confiere
aspecto de ladrones, bien pudieran ser trovadores
escalando enamorados los balcones.
No se dejen engañar por equívocas ilusiones,
y tengan en estima a quienes, no siendo lo que aparentan,
iluminan sin embargo nuestras vidas, y desconfíen
de quienes siendo lo que no aparentan se aprovechan
de la gente y su inocencia.
La vida está llena de falsas apariencias.
Sin ir más lejos por ejemplo,
en los campos de girasoles a menudo crece alguno
al que juzgan por extraño y diferente.
Se inclinan con el sol, se alzan con la luna:
son los llamados giralunas entre sus hermanos
girasoles.
También con los humanos
pasan cosas parecidas.
Por eso de vez en cuando nace alguno
al que llaman vagabundo, bohemio con desprecio,
y comparan su sentir con lo banal de un mundo
que no comprende de qué están hechas
las mimbres de los sueños.
Sean consecuentes consigo mismos
y no les importe, si en el vasto imperio de los hombres,
son juzgados despectivamente
entre iguales diferentes.
--oOo--
José Manuel Sáiz escribió:LOS GIRALUNAS
A veces entre los iguales
nace alguno diferente.
Que por suerte o por desgracia no siempre
las cosas son lo que parecen.
Ese hombre huraño y de toscos ademanes,
quizás esconda en su interior un corazón
humano y apacible. Aquel ángel de finas manos
y sonrisa bonancible, tal vez oculte con engaño
el espíritu de un bandido desalmado. Aquellos
cuyas costumbres taciturnas les confiere
aspecto de ladrones, bien pudieran ser trovadores
escalando enamorados los balcones.
No se dejen engañar por equívocas ilusiones,
y tengan en estima a quienes, no siendo lo que aparentan,
iluminan sin embargo nuestras vidas, y desconfíen
de quienes siendo lo que no aparentan se aprovechan
de la gente y su inocencia.
La vida está llena de falsas apariencias.
Sin ir más lejos, por ejemplo,
en los campos de girasoles a menudo crece alguno
al que juzgan por extraño y diferente.
Se inclinan con el sol, se alzan con la luna:
son los llamados giralunas entre sus hermanos
girasoles.
También con los humanos
pasan cosas parecidas.
Por eso de vez en cuando nace alguno
al que llaman vagabundo, poeta,
bohemio con desprecio,
y comparan su sentir con lo banal de un mundo
que no comprende de qué están hechas
las mimbres de los sueños.
Sean consecuentes consigo mismos
y no les importe, si en el vasto imperio de los hombres,
son juzgados despectivamente
entre iguales, diferentes.
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