Los Bigotes de Federico Nietzsche

Poemas en verso y/o en prosa de cualquier estructura y/o combinación.

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Rafael Teicher
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Los Bigotes de Federico Nietzsche

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Los bigotes de Federico Nietzsche



¿Alguno sabe a qué olían los bigotes de federico Nietzsche?

¿Olían tal vez a oporto?, ¿a queso sardo? ¿Olían al hielo que cubre las lilas? ¿Olían al paso del abanico?, ¿a la luz de la hora del té? ¿Olían a marioneta, a campana, a cuerda?

Así como nadie recuerda con exactitud el olor de una pluma, nadie comprende que el centro de la flor que gira no da viento, nadie está del otro lado del vidrio, nadie espía entre las faldas rojas de la noche, nadie se desatrapa como un arpegio, nadie respira en clave de chispa

¿Cómo se escapa entonces del cubo cifrado, si el afuera es otro cubo, pero de espaldas?

No es cierto que el lenguaje de los coleópteros no haya sufrido cambios desde la edad de las manzanas gigantes, no es cierto

Tampoco es verdad que las gitanas hierven el corazón de las chochas para leer el destino político de un pueblo, no es verdad

Estamos atrapados, tu y yo, atrapados en una invulnerable llave sexuada que nos agolpa, tu, yo y los otros, que son como los ojos del búho

Rompes un perímetro del agua inteligente y sacas el cogote hacia las estrellas, hay quietud

Hay quietud cargada de posibles como gemas previas, como sales dispuestas al tiro, como palpitaciones modulares en la noche de un vientre

Hay quietud y tu caminas por la arena de oro negro dejando huellas de zancuda, atando tus hilos al cuello de las hojas como un extraño bucanero muerto

Las almenas lucen como pedúnculos, vibran cual perfumes o pájaros armenios cuando escalan el plenilunio

Vas sobre la duna del cuerpo de un beso, suavemente, vas dando la vuelta al sol, vas tomándote de los mojones africanos que revientan como flores de sangre con cabellera, que sudan

Las hienas cantan chupando los huesos, apenas sopla el demonio sobre la cara de la tierra

Pero aun así no llegas a ninguna parte, todas las cuevas dan en un acueducto secreto que da en la misma casa de Limoges de cinco cuartos con un piano blanco

Sales, buscas, te sientas bajo un sauce animalizado, repleto de frutos peludos como mandriles, fogoso

Hueles las carnes abiertas, hueles los volcanes que eructan, sueñas con un cono que levita en un ambiente azul, o con un lince que mira a los niños y los vuelve de bronce, te quedas dormido como una azucena sobre la baba del tiempo

Insisto: ¿Se puede evitar arrojar el sombrero al paso del tren?

Seguramente ya sabes que la lectura de los libros de Jane Austen en voz baja sacude las teteras de la vitrina, y seguramente también has llegado a comprender que los espejos siempre están con los ojos cerrados, que son netamente kantianos, imposiblemente espirituales como hembras, tristes

Lo cierto es que llevas tu cesta colmada de peras con canela y miel, y ves pasar un carro lento como el primer beso cuando se lo mira desde el último beso

Lo cierto es que te gusta tomarle fotos a las cucharas y a los tenedores para sorprenderlos alguna vez riendo

Lo cierto es que cuando viste a Dalila sacarse sus medias azules por primera vez ante un hombre, lloraste como un niño

Lo cierto es que te fascina atisbar a las mujeres cuando juegan cartas, y que te fascina el mar tanto como hacer el amor

Lo absolutamente verdadero es que sospechas que los bigotes de Federico Nietzsche eran postizos


Rafael Teicher
Administración Alaire
Mensajes: 2689
Registrado: Lun, 19 Nov 2007 12:51

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Feliz Año, querido amigo Rafael.
Un cordial abrazo.
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