AMOR EN EL EXILIO
Publicado: Dom, 06 Feb 2011 22:41
He perdido la fe en los hombres.
Aquellos a quienes debía amar, nunca me amaron.
Aquellos a quienes amé, olvidaron amarme.
Camino entre la oscuridad infinita, sin más luz que la de mis ojos, brillando humedecida por la emoción ante tu llegada.
Todo se ha perdido…
Los recuerdos se agolpan en mi mente y yo solo quiero odiarte por hacerme sentir tanto, por hacerme amar tanto, por clavar tu bakelita en mi corazón de magma, exudando lava sin control.
Mis uñas resquebrajadas desgarran mis vestidos transparentes que antes reclamaban tu mirada de hombre sabio y febril.
Las noches pasan en vela mientras tus labios se adueñan de una suave melodía rondando en mis oídos lastimados… recitas enamorado los versos de Salomón, y yo me rindo pidiendo un indulto de amor
Yo dormía, pero mi corazón velaba.
Es la voz de mi amado que llama:
Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía,
Porque mi cabeza está llena de rocío,
Mis cabellos de las gotas de la noche.
Quiero volver a mi lecho de azucenas, de lluvia en mi frente buscando abril, de libertad en mis entrañas y sonrisa dulcísima en ojos de mi amado, de perfectos desconocidos que se aman en la noche hasta que el cielo se llena de auroras, y tú de mi mano pidiéndome otra prueba de adoración y pasión.
El barro cubre mis rodillas y mi ser se desbarata de nuevo... solo alcanzo a entender los motivos de la noche, aquellos que te alejaron entre interferencias malditas y mentiras despiadadas.
Ya no puedo perdonarte pero me cuesta tanto abandonar tu rostro y tus manos acariciando mis mejillas arreboladas que no dejaré que tu destierro me enlute de nuevo, no dejaré que la desdicha me cubra, no dejaré que el desconsuelo me consuma; por eso mismo, dibujaré mis labios de rojo y volveré a ser un zapatito de dama perdido entre los grandes bosques de hayedos, esperando a que el suave cambiar de las hojas en otoño engañe al caminante y me camufle con sus atardeceres prodigiosos, en los que la naturaleza, dueña de la sabiduría, me dé un nuevo motivo para conmover al universo.
Aquellos a quienes debía amar, nunca me amaron.
Aquellos a quienes amé, olvidaron amarme.
Camino entre la oscuridad infinita, sin más luz que la de mis ojos, brillando humedecida por la emoción ante tu llegada.
Todo se ha perdido…
Los recuerdos se agolpan en mi mente y yo solo quiero odiarte por hacerme sentir tanto, por hacerme amar tanto, por clavar tu bakelita en mi corazón de magma, exudando lava sin control.
Mis uñas resquebrajadas desgarran mis vestidos transparentes que antes reclamaban tu mirada de hombre sabio y febril.
Las noches pasan en vela mientras tus labios se adueñan de una suave melodía rondando en mis oídos lastimados… recitas enamorado los versos de Salomón, y yo me rindo pidiendo un indulto de amor
Yo dormía, pero mi corazón velaba.
Es la voz de mi amado que llama:
Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía,
Porque mi cabeza está llena de rocío,
Mis cabellos de las gotas de la noche.
Quiero volver a mi lecho de azucenas, de lluvia en mi frente buscando abril, de libertad en mis entrañas y sonrisa dulcísima en ojos de mi amado, de perfectos desconocidos que se aman en la noche hasta que el cielo se llena de auroras, y tú de mi mano pidiéndome otra prueba de adoración y pasión.
El barro cubre mis rodillas y mi ser se desbarata de nuevo... solo alcanzo a entender los motivos de la noche, aquellos que te alejaron entre interferencias malditas y mentiras despiadadas.
Ya no puedo perdonarte pero me cuesta tanto abandonar tu rostro y tus manos acariciando mis mejillas arreboladas que no dejaré que tu destierro me enlute de nuevo, no dejaré que la desdicha me cubra, no dejaré que el desconsuelo me consuma; por eso mismo, dibujaré mis labios de rojo y volveré a ser un zapatito de dama perdido entre los grandes bosques de hayedos, esperando a que el suave cambiar de las hojas en otoño engañe al caminante y me camufle con sus atardeceres prodigiosos, en los que la naturaleza, dueña de la sabiduría, me dé un nuevo motivo para conmover al universo.