Elegía a los dioses.
Moderador: Rafel Calle
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Elegía a los dioses.
Gracias.
Elegía a los dioses.
¡ Ay! de este cuerpo endiosado
de mi deseo inmanifiesto
suspendido en las sombras,
de este corazón desgajando
húmedos cristales
hurgando tu benevolencia.
¿No te conmueve el clamor de tu hija?
Si el hermoso Ulises halló gracia a tu gloria,
¡atiende oh padre mi ruego!
por cuanto soy hecha a tu imagen;
tu voz trence los brazos del crepúsculo
y a mi rostro despierte la aurora.
¡Ay! de mi piel perpetua
ebria del hálito
mi hembra exánime copula con el hades
su orgullo satinado,
germina al tercer día
y mi esencia se disipa
en los ojos claros del ocaso.
Exculpa Padre mi alma
y dale fin a la perenne muerte
que al alba renueva mi pálida existencia.
¡Ay! de la tierra sin viento
del mar sin la brisa.
Déjame abrazar sus libertades,
aparta el color tangible
que mustia , agoniza,
y opalesce susurrante
sobre el arco iris del piélago.
¡Ay! de esta piel perpetua
aja, mustia, decolora
y el ciclo retorna al inicio....
Eliana Patricia
re: Elegía a los dioses.
¡ Ay! de este cuerpo endiosado
de mi deseo inmanifiesto
suspendido en las sombras,
de este corazón desgajando
húmedos cristales
hurgando tu benevolencia.
• Los signos de exclamación han de colocarse al principio y al final del enunciado correspondiente. Por ello colocaremos el de apertura al principio, y el de cierre al final de todo el párrafo exclamativo.
• Ya que el poema presenta signos de puntuación (coma, punto y coma, punto, etc.) hemos añadido los que faltan: coma tras “endiosado” y tras “cristales”.
• ”Deseo inmanifiesto suspendido en las sombras”, “corazón desgajando húmedos cristales” y “hurgando tu benevolencia” son tres imágenes muy bellas. La primera y la tercera son las más directamente entendibles. La segunda, algo críptica, adquiere su valor encuadrada en el contexto.
• Transcribimos los seis versos con las variaciones expresadas:
• ¡Ay de este cuerpo endiosado,
de mi deseo inmanifiesto
suspendido en las sombras,
de este corazón desgajando
húmedos cristales,
hurgando tu benevolencia!
¿No te conmueve el clamor de tu hija?
Si el hermoso Ulises halló gracia a tu gloria,
¡atiende oh padre mi ruego!
por cuanto soy hecha a tu imagen;
tu voz trence los brazos del crepúsculo
y a mi rostro despierte la aurora.
• El vocativo “oh padre” es el que debe ir entre los signos de exclamación y, además, entre comas.
• “Padre” lo escribiremos con mayúscula, al igual que aparece más abajo.
• Llos cuatro primeros versos están carentes de contenido poético. Pueden pasar por prosa. No obstante, habida cuenta de las imágenes que los preceden y que los siguen, pueden servir como transición y para diluir la excesiva densidad poética del conjunto.
• “Tu voz trence los brazos del crepúsculo” e “y a mi rostro despierte la aurora” son dos imágenes agraciadas. La primera, de significado menos patente, es verdaderamente hermosa. La segunda, más directa y semi-lexicalizada, resulta plausible.
• Transcribimos los seis versos:
• ¿No te conmueve el clamor de tu hija?
Si el hermoso Ulises halló gracia a tu gloria,
atiende, ¡oh Padre!, mi ruego
por cuanto soy hecha a tu imagen;
tu voz trence los brazos del crepúsculo
y a mi rostro despierte la aurora.
¡Ay! de mi piel perpetua
ebria del hálito
mi hembra exánime copula con el hades
su orgullo satinado,
germina al tercer día
y mi esencia se disipa
en los ojos claros del ocaso.
• Repetimos lo dicho en la primera observación: colocamos los signos de apertura y cierre de la exclamación al principio de la frase y detrás de “hálito”.
• Colocamos coma tras “perpetua”.
• Comenzamos con mayúscula el tercer verso pues ahí comienza otra oración suficientemente desconectada de la anterior. (El signo de cierre de la exclamación oficia, en este caso, de punto).
• El adjetivo “perpetua” es muy impactante en la calificación de “piel” y en ese impacto, en esa no pertinencia, radica su valor poético.
• “Hálito” es una muy lograda metáfora que confiere un significado profundo y muy poético a todo aquello que ha producido la ebriedad.
• “Mi hembra exánime copula con el hades su orgullo satinado” es una construcción muy arriesgada. El sujeto de la oración (“mi hembra exánime”) se desliga de la propia entidad de la supuesta autora, como si “su hembra” y “ella” no fuesen una misma cosa. Bien entendida, la imagen resulta, en toda la extensión entrecomillada, de muy alto valor poético.
• Muy conseguidos “orgullo satinado” y “ojos claros del ocaso”.
• Transcribimos los siete versos:
• ¡Ay de mi piel perpetua,
ebria del hálito!
Mi hembra exánime copula con el hades
su orgullo satinado,
germina al tercer día
y mi esencia se disipa
en los ojos claros del ocaso.
Exculpa Padre mi alma
y dale fin a la perenne muerte
que al alba renueva mi pálida existencia.
• El vocativo “Padre” ha de ir entre comas.
• Todo lo demás, perfecto. Transcribimos:
• Exculpa, Padre, mi alma
y dale fin a la perenne muerte
que al alba renueva mi pálida existencia.
¡Ay! de la tierra sin viento
del mar sin la brisa.
Déjame abrazar sus libertades,
aparta el color tangible
que mustia, agoniza,
y opalesce susurrante
sobre el arco iris del piélago.
• Otra vez colocamos los signos de exclamación en su lugar.
• Colocamos una coma detrás de “viento”. Esto puede no corresponder con el criterio de la autora. Efectivamente, aquí hay una anfibología: puede interpretarse como “de la tierra sin viento del mar” y “sin la brisa” o, como nosotros hemos preferido, “de la tierra sin viento” y “del mar sin la brisa”.
• El verbo “opalescer” no existe. Pero los poetas tienen la potestad de inventar palabras.
• Todo el fragmento está dotado de excelentes imágenes.
• Transcribimos los siete versos:
• ¡Ay de la tierra sin viento,
del mar sin la brisa!
Déjame abrazar sus libertades,
aparta el color tangible
que mustia, agoniza,
y opalesce susurrante
sobre el arco iris del piélago.
¡Ay! de esta piel perpetua
aja, mustia, decolora
y el ciclo retorna al inicio....
• Ya por última vez, colocamos en su lugar los signos de exclamación
• No existen “aja” ni “decolora” como adjetivos ni participios (esta “creación de palabras” nos resulta ya desproporcionada); interpretamos que se refieren a la tercera persona del singular del presente de indicativo de los verbos ajar y decolorar respectivamente. Sin embargo, como ya aparece el adjetivo “perpetua”, parece que se pretende continuar con la adjetivación de “piel”, por lo que optamos por cambiar a “ajada” y decolorada”.
• Tras los puntos suspensivos no se añade punto, por lo que suprimimos uno de los cuatro que aparecen
• Transcribimos las dos opciones de estos tres últimos versos, de las que preferimos la segunda.
• ¡Ay de esta piel perpetua!
Aja, mustia, decolora
y el ciclo retorna al inicio...
• ¡Ay de esta piel perpetua,
ajada, mustia, decolorada!
Y el ciclo retorna al inicio...
Bello poema, culto, elegante, algo barroco y orlado por hermosas imágenes. Se ha empleado el verso libre en los que el ritmo, a pesar de la polimetría, se mantiene, perdiéndose sólo puntualmente. El vocabulario resulta, a veces, algo desgastado por el uso (clamor, cristales, crepúsculo, aurora, etc.), pero el alto nivel poético lo redime de cualquier culpa menor. En otros momentos (perpetua, hálito¸ exánime, satinado, germina, perenne, tangible, etc.) este vocabulario alcanza niveles de refinamiento y plena actualidad. Muy mantenida la voz, doliente y reiteradamente exclamatoria. En algunos momentos, el poema roza la sublimidad.
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re: Elegía a los dioses.
Muchas gracias.
Eliana
- Rafael Merida Cruz-Lascan
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re: Elegía a los dioses.
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