Pasos en el aire
Publicado: Mar, 28 Dic 2010 20:04
Un niño blanco que no conoció racimos.
Mis alfombras, mis sueños, mis iconos de bienvenida
son pasos y un azul. Diciembre, amapolas sin viento,
candiles, semáforos heridos por la luz, canciones
que revientan octubres como cáscaras viejas.
Soy feliz porque duermen los grillos en un no verano,
porque las flores se despellejan con su aroma infantil.
Soy feliz cuando miro las agujas del tiempo
y en su sonora edad yo encuentro mi raíz y mi nieve.
Otra vez son los cálices el misterio, casetas de un blanco infinito,
la música que amansa al corazón y ya no dice dolor y apenas finge.
Tú y yo fuimos árbol, un fanal de silencios, pero cuando los ángeles
encienden su rubor ya no hay esquinas ni muerte ni astucia.
Es el sol del invierno y es el ventrículo de la risa.
Me aproximo al Belén-tú me odias cuando la palabra se vacía
en villancico y piedad-. Escucha el latir de los rombos,
el agua, el sacrilegio, las dádivas inconclusas,
esa luz que parpadea sobre el niño ciego.
Hay senectud en las huellas del barro y una patria
donde los niños hieren su insomnio.
Esa patria es tu memoria, tu flor inacabada,
tus tañidos simples de vegetal- ellos son la luz innombrable,
los oráculos y el viento, la hermosura de los juegos perdidos,
a pesar de ti y de los años-.
Navidades en el sueño como diademas vespertinas,
almas viajeras del cansancio, hacia el mar, hacia la noche roja.
Pasos en el aire.
http://laverdadazul59.blogspot.com/
Mis alfombras, mis sueños, mis iconos de bienvenida
son pasos y un azul. Diciembre, amapolas sin viento,
candiles, semáforos heridos por la luz, canciones
que revientan octubres como cáscaras viejas.
Soy feliz porque duermen los grillos en un no verano,
porque las flores se despellejan con su aroma infantil.
Soy feliz cuando miro las agujas del tiempo
y en su sonora edad yo encuentro mi raíz y mi nieve.
Otra vez son los cálices el misterio, casetas de un blanco infinito,
la música que amansa al corazón y ya no dice dolor y apenas finge.
Tú y yo fuimos árbol, un fanal de silencios, pero cuando los ángeles
encienden su rubor ya no hay esquinas ni muerte ni astucia.
Es el sol del invierno y es el ventrículo de la risa.
Me aproximo al Belén-tú me odias cuando la palabra se vacía
en villancico y piedad-. Escucha el latir de los rombos,
el agua, el sacrilegio, las dádivas inconclusas,
esa luz que parpadea sobre el niño ciego.
Hay senectud en las huellas del barro y una patria
donde los niños hieren su insomnio.
Esa patria es tu memoria, tu flor inacabada,
tus tañidos simples de vegetal- ellos son la luz innombrable,
los oráculos y el viento, la hermosura de los juegos perdidos,
a pesar de ti y de los años-.
Navidades en el sueño como diademas vespertinas,
almas viajeras del cansancio, hacia el mar, hacia la noche roja.
Pasos en el aire.
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