Editorial Alaire

Háblame de las rojizas nubes de febrero,
de los tibios atardeceres junto al río.
Háblame, si es preciso,
de la lenta programación de tu trabajo,
del coste horario,
o del proceso que sufre el algodón
para que yo me vista de índigo recalcitrante.

Yo te diré que se ha vuelto a estropear la lavadora
que el pescado ha subido y los tomates
se han puesto por la nubes,
que se hace imposible planear ese viaje a Isla Mauricio.

Te diré, mientras acuno en silencio tu cansancio,
que deberías pasar un plumero por tus sueños,
que deberías quitar las telarañas de tu alma.

Y te diré, pasando el dorso de mi mano
por el imperceptible trazo del horizonte,
que el amor es quererte.

Después...
...te enseñaré a planchar melancolías.

---

©MAR – FEBRERO 2007

Sube de la Sala de Espera.

Aplausos para esa eterna melancolía... pensé que era wrinkle-free pero entiendo que se planchan... Un fuerte abrazo.
angel

Que no queden arrugas, Marisa. Y que el amor sea eterno. Me gustó pasar por tus versos.
Un abrazo.
Pepa

Una excelente reflexión poética en la que lo cotidiano sirve de escaparate a los trascendente. Un beso.Pepe Junco

Un poema que se lee suave y agradable. Un gusto pasar por tus versos
Abrazos
Pilar

Cómo me gustan los poemas, de lo cotidiano, de lo REAL, de lo vívido y vivido. PRECIOSOOOOO!! Lo dicho, aquí aprendo, y aprendo y aprendo. Un abrazo.

Precioso amiga Marisa, donde hay que destacar ese ritmo de mano maestra a base de imágenes de simbolismo cotidiano que le dan al poema un cierto tono irónico muy inteligente y original.

Una delicia de lectura.

Biquiños.

Muchas veces, se habla de todo menos de lo que verdad importa. Muy bien llevado. Abrazos.

Marisa Peral escribió:Háblame de las rojizas nubes de febrero,
de los tibios atardeceres junto al río.
Háblame, si es preciso,
de la lenta programación de tu trabajo,
del coste horario,
o del proceso que sufre el algodón
para que yo me vista de índigo recalcitrante.

Yo te diré que se ha vuelto a estropear la lavadora
que el pescado ha subido y los tomates
se han puesto por la nubes,
que se hace imposible planear ese viaje a Isla Mauricio.

Te diré, mientras acuno en silencio tu cansancio,
que deberías pasar un plumero por tus sueños,
que deberías quitar las telarañas de tu alma.

Y te diré, pasando el dorso de mi mano
por el imperceptible trazo del horizonte,
que el amor es quererte.

Después...
...te enseñaré a planchar melancolías.

---

©MAR – FEBRERO 2007

Precioso poema. Marisa, me encanta que unas la practicalidad de la vida domestica y la extiendas a alacanzar a las emociones mas profundas. Es en estos detalles que se siente la mano que acaricia y hace del caos una sinfonia de amor.

Abrazos,
ERA

También en lo doméstico de encuentra lo poético.
Tu lo muestras Marisa..muy bello

abrazos

lázaro

Angel Valles escribió:Aplausos para esa eterna melancolía... pensé que era wrinkle-free pero entiendo que se planchan... Un fuerte abrazo.
angel

Se planchan, no lo dudes, las melancolías arrugadas son muy malas Imagen

Gracias por los aplausos y por el abrazo.

Josefa A. Sánchez escribió:Que no queden arrugas, Marisa. Y que el amor sea eterno. Me gustó pasar por tus versos.
Un abrazo.
Pepa

Me gustó verte pasear por ellos, Josefa. ¡Ay, el amor!
Abrazos.

jose junco escribió:Una excelente reflexión poética en la que lo cotidiano sirve de escaparate a los trascendente. Un beso.Pepe Junco

En realidad, pepe, todo lo trascendente está en lo cotidiano pero nos empeñamos y buscarlo en otros sitios.
Un beso y gracias.

Pilar Morte escribió:Un poema que se lee suave y agradable. Un gusto pasar por tus versos
Abrazos
Pilar

Tenía pendientes varias respuestas para este poema.
Gracias Pilar, me gustó que pasaras por estas letrillas.
Un abrazo.

Editorial Alaire

Háblame -para Hallie y Jerónimo, a propósito del amor-

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