Editorial Alaire

Igual que un suicida persiguiendo su luz falsa
has perpetrado
el último hálito del deseo
para encontrar el agua de las manos resecas
al término de ti.

Hoy has saboreado el final de dos voces,
dos almas que no saben ni preguntan
pero que repiten una y otra vez
los mismos gestos, los mismos designios,
las mismas profecías.

Después serán preguntas de alquiler,
ese no sabernos si no es en otro
hasta que a ciegas tentamos otra soledad
para abrasarnos un instante incierto.

Más tarde —más lejos— será el cansancio,
el veneno cierto del que se escucha
en una caracola
igual que se huye de uno mismo
tras cualquier lluvia.

Más tarde, después, hoy, igual.
El tiempo abre y cierra su negocio
abandonándonos
como equipajes extraviados
en la consigna de una estación de tren
entre objetos perdidos que nadie echa de menos.

enrique sanmol escribió:
Igual que un suicida persiguiendo su luz falsa
has perpetrado
el último hálito del deseo
para encontrar el agua de las manos resecas
al término de ti.

Hoy has saboreado el final de dos voces,
dos almas que no saben ni preguntan
pero que repiten una y otra vez
los mismos gestos, los mismos designios,
las mismas profecías.

Después serán preguntas de alquiler,
ese no sabernos si no es en otro
hasta que a ciegas tentamos otra soledad
para abrasarnos un instante incierto.

Más tarde —más lejos— será el cansancio,
el veneno cierto del que se escucha
en una caracola
igual que se huye de uno mismo
tras cualquier lluvia.

Más tarde, después, hoy, igual.
El tiempo abre y cierra su negocio
abandonándonos
como equipajes extraviados
en la consigna de una estación de tren
entre objetos perdidos que nadie echa de menos.

Enrique, tus poemas, siempre, me llegan. Este, me hizo nacer un nudito de esos molestos en la garganta, no sè explicar ... tampoco es un comentario esto, a veces uno se queda asì, como sin saber què decir. Un abrazo, Luna.-

Profundo pesimismo el que destila este excelente poema, Enrique. Como dice, Luna, es un poema que llega y deja sin palabras.

Un abrazo.

Tu poema me hace llegar ondas de nostalgia y de perdida y produce un cierto desasosiego.
Un abrazo.
Pepa

No son versos complacientes pero cuando se habla de existir o de sobrevivir no hay término medio. El título me despistó un poco pero al final me he encontrado con uno de esos poemas que taladran el alma. Enhorabuena por él . Un saludo.

Sí, te han dicho bien, es un poema que llega con toda su crudeza. Me gustó
Abrazos
Pilar

Hay una fina melancolía que se filtra a través de depurados versos,
hay que sentir la poesía para llegar a esta altura del sentir.
Muy bueno Enrique

abrazos.

lázaro

Siempre sabes qué decir, Luna. Comentar es también decir qué sentimos cuando leemos, y no hay duda que de eso sabes mucho.

Un fuerte abrazo.

No sé si es pesimismo, Juan. Acabo de leer una novela (Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro) y tras esa lectura he llegado a la conclusión de que tras el más desolado destino siempre puede haber algo, aunque no sea más que el triunfo de la propia literatura.

Muchas gracias por el comentario. Un cordial saludo.

Espero que el desasosiego no llegara a mayores, Josefa... En cualquier caso agradecido por el comentario.

Un cordial saludo.

Muy agradecido por tus impresiones, Ramón, y por ese no haber término medio, ese lugar del que siempre intento huír.

Un abrazo.

Me alegro que este poema te legar, Pilar.

Muchas gracias y abrazos también para ti.

En eso estamos, Lázaro, a pesar de nuestra voluntad (siempre endeble) de abandonar, en eso seguimos, Lázaro.

Gracias por la visita. Un cordial saludo.

enrique sanmol escribió:
Igual que un suicida persiguiendo su luz falsa
has perpetrado
el último hálito del deseo
para encontrar el agua de las manos resecas
al término de ti.

Hoy has saboreado el final de dos voces,
dos almas que no saben ni preguntan
pero que repiten una y otra vez
los mismos gestos, los mismos designios,
las mismas profecías.

Después serán preguntas de alquiler,
ese no sabernos si no es en otro
hasta que a ciegas tentamos otra soledad
para abrasarnos un instante incierto.

Más tarde —más lejos— será el cansancio,
el veneno cierto del que se escucha
en una caracola
igual que se huye de uno mismo
tras cualquier lluvia.

Más tarde, después, hoy, igual.
El tiempo abre y cierra su negocio
abandonándonos
como equipajes extraviados
en la consigna de una estación de tren
entre objetos perdidos que nadie echa de menos.

Excelentes imagenes. Un poema provocador y sugerente. Se nota que tus perspectivas han visto desde diferentes angulos, de modo que sabes bien que hay preguntas que se repiten como un loro, tu les llamas de "alquiler" , me gusta mucho. Con ganas de volverte a leer recibe un fuerte abrazo, hasta pronto Enrique.

Roxane

Hola Enrique.
Un poema pesimista y vital a un tiempo, que atrapa.
Abrazos.
Mario.