Editorial Alaire

NIÑOS SILENCIOSOS

El sonido de un timbre a las cinco de la tarde abría
de par en par las puertas de mi vida.

Yo era uno de esos niños silenciosos
que se sientan (o esconden)
al fondo de la clase. A las cinco en punto de la tarde
un timbre anunciaba una salida. Tímidamente
yo aguardaba mi turno en ese lugar tranquilo
donde la soledad del crucifijo y la paz de mi pupitre
se hacía más presente a partir de aquel instante.

Al tiempo que salían al pasillo alumnos y profesores
y menguaba la oscura entidad de la pizarra
la escuela se volvía más cercana y sensible para mí.

A pesar de mi corta edad
y de no comprender en ese tiempo los entresijos de la vida
yo amaba aquella calma
que apartaba como una madre los fantasmas de mi niñez.

A las cinco
en punto de la tarde una parte de mi esencia
(que aún conservo intacta y todavía hoy en día
me sigue y me acompaña)
permanecía inmóvil, como una sombra tras de mí.
(Ahora sé porqué los mansos aman la soledad;
Ahora sé porqué el fondo de las aulas están llenas
de niños silenciosos).


--oOo-

La primera vez que leí este poema me encantó, ahora el sentimiento vuelve sin rotura.
Preciosos versos
Abrazos
Pilar

Excelente, José Manuel.

Un beso enorme
Ana

La verdad es que me he visto retratado en estos versos. Yo también fui un niño tímido y aún sigo siéndolo. Tu poema es enternecedor porque recuperas esos sentimeintos de la niñez que nunca se pierden del todo. Estupendo trabajo. Un abrazo.

Genial, josé Manuel. Me ha encantado este poema, que considero, a pesar de su aparente sencillez, enormemente complejo. Hablas de la soledad como una madre, uno piensa en esa escuela vacía como si fuera el útero materno, y la sensación de paz no puede evitar cierta inquietud, porque aquí das la vuelta a las cosas como solo la mirada de un poeta sabe hacer. Porque en el fondo, esa escuela vacía, es inquietante, y el silencio lo es, eres tú, tu mirada más bien, la de ese niño solitario, la que lo conviere en un lugar acogedor. Al igual que el final, fruto otra vez de la mirada poética, porque normalmente en los últimos bancos se sientan niños revoltosos, pero también los que quieren pasar desapercibidos, y esos no suelen tomarse en cuenta.

Muy bueno, y eso que se me ha olvidado destacar los versos que abren el poema, magistrales.

Un abrazo y enhorabuena, de lo mejor que he leído últimamente.

Hola José Manuel.
Un poema correspondiente a tu libro "El faro" y que me ha gustado siempre especialmente, porque creo que también yo fui uno de esos niños silenciosos, quizá no de las últimas filas, pero sí introvertido e incluso triste.
Una preciosidad de poema, compañero.
Abrazos.
Mario.

Es siempre un placer leerte. He de confesar que yo también era silenciosa y tímida, por eso, aun cuando en la ingenuidad de mi niñez yo consideraba que ser así era lo más normal, mi madre preocupada me ingresó en una escuela de danza donde aprendí que bailar no quita la timidez, je, pero sí trae una especial y única paz al ser.
Gracias por escribir este poema tan bello y universal.
Abrazos y un beso poeta

Muy bellos estos versos que también a mí me han recordado tiempos de niñez.
Un gusto refrescar la meoria con tu poema.
Saludos.

Curioso, pero yo me sentaba en la ultima fila y lo hacia en un intento de pasar desapercibida. Absoluta comunión con estos hermosos versos.
Un abrazo.
Pepa

Enorme poema que ha disfrutado recordando mi infancia. Te felicito, poeta.

Pilar Morte escribió:La primera vez que leí este poema me encantó, ahora el sentimiento vuelve sin rotura.
Preciosos versos
Abrazos
Pilar

Muchas gracias Pilar. Gracias por comentar de nuevo.
Un abrazo.
J. manuel

Ana Muela Sopeña escribió:Excelente, José Manuel.

Un beso enorme
Ana

Gracias Ana por la generosidad de tu apreciación.
Un abrazo, amiga.
J. manuel

[quote="José Manuel Sáiz"]

¡¡P R E C I O S O!!

Me he sentado a leerlo en el último pupitre, en ese que tiene grabado un corazón :´)

José Manuel Sáiz escribió:NIÑOS SILENCIOSOS


El sonido del timbre a las cinco
abría de par en par las puertas de la tarde.

Yo era un niño tímido y silencioso;
uno de esos niños que siempre salen
los últimos de la clase.

Aguardaba mi turno al fondo; en ese lugar tranquilo
donde la soledad del crucifijo y los pupitres
se hacía más presente a partir de aquella hora.

A medida que mis compañeros salían a toda prisa
con sus sonrisas e ilusiones y se perdían
sus voces en el pasillo, la escuela se volvía para mí,
más humana y sensitiva.

A pesar de mi corta edad
y de no comprender en ese tiempo los entresijos de la vida,
yo amaba aquel silencio que amparaba como una madre
los fantasmas de mi niñez.

A las cinco de la tarde,
una parte de mi alma se quedaba muda
y en calma tras de mí. (Ahora sé
por que las últimas filas de las aulas
están llenas de niños silenciosos)


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[TABLE][TR]Mensaje [/TR] [TR] [TD]
Marisa Peral[/TD] [TD][TABLE] [TR] [TD]
Publicado: Mie, 01 Dic 2010 21:19

Título del mensaje: Re: NIÑOS SILENCIOSOS[/TD] [/TR] [TR] [TD][HR][/TD] [/TR] [TR] [TD]

José Manuel Sáiz escribió:
¡¡P R E C I O S O!!

Me he sentado a leerlo en el último pupitre, en ese que tiene grabado un corazón :´)[/TD][/TR][/TABLE][/TD][/TR][/TABLE]

Vuelvo a subier este poema de José Manuel porque me encanta...

Probablemente te lo haya dicho otras veces, pero no puedo evitar pensar las mismas cosas cada vez que leo uno de tus poemas, sobre todo aquellos en los que alcanzas un clímax dífícil de describir y en los que, quizás lo más importante sea que desbordan ternura. Tu estilo, me temo que intransferible, se adapta perfectamente a las historias o vivencias que nos cuenta. Yo me siento contento de que quieras compartirlas, José Manuel.

Un abrazo.