Noche en el Residence (Crónica de una noche poética)
Publicado: Sab, 20 Nov 2010 1:49
A los [email=amig@s]amig@s[/email] de Noche Poética
La música de un piano
como fondo sublime a las palabras.
La emoción compartida por las sílabas,
humo de cigarrillos y recuerdos
el instinto poético flotando
entre sillas y vasos de cerveza.
Los amigos deliran con los versos
sabiendo que la vida sólo es luna
que sale de cavernas intimistas
y se torna presagio de futuro,
para exorcizar todo el pasado
con el eco disperso de la voz.
Una unión creadora en el silencio
a través de sonrisas y de guiños
que conectan las mentes con las almas
del niño que hace tiempo se nos fue.
El regreso a la infancia sobre estrofas
recitando ante el micro de otro mundo
que genera otro mundo sobre el círculo
de todos los adeptos a la musa.
Se elabora un reloj de magia y rito
con minutos robados a la rueda
que nos marca sin pausa, en la desidia,
la gran desolación en el vacío.
Una puerta distinta para todos,
para sobrevivir sobre la cuerda
como funambulistas de naufragios
con los verbos cargados de visiones.
Los aplausos sumidos en el frío
que nos integran siempre con teatros
y estirpes consagradas
a diosas escondidas en los sauces.
Al final, en la esfera protectora,
la voz de un blues directo que nos guarda
de la infinita marca solitaria
y abrazos sobre calles conocidas
para soñar desnudos con poemas
que sean como cunas en invierno.
Ana Muela Sopeña
****
El día 18 de noviembre a las 20,30 de la noche en el Bar Residence de la Calle Barraincúa de Bilbao tuvo lugar una noche poética. Varios poetas salieron a recitar con acompañamiento musical de una pianista. Tuve la alegría y el honor de conocer a Mario Martínez, Adrián Pérez y Luis Oroz. Acudieron varios poetas de Bilbao, algunos de la Rioja, también J.J. Ferreiro de Lugo y Luis Oroz se desplazó desde Palma de Mallorca. Aunque no pude salir a recitar me encantó saludar a tantos excelentes poetas y grandes amigos. Como recuerdo de esa velada he escrito este poema que quiero compartir con todos vosotros.
La música de un piano
como fondo sublime a las palabras.
La emoción compartida por las sílabas,
humo de cigarrillos y recuerdos
el instinto poético flotando
entre sillas y vasos de cerveza.
Los amigos deliran con los versos
sabiendo que la vida sólo es luna
que sale de cavernas intimistas
y se torna presagio de futuro,
para exorcizar todo el pasado
con el eco disperso de la voz.
Una unión creadora en el silencio
a través de sonrisas y de guiños
que conectan las mentes con las almas
del niño que hace tiempo se nos fue.
El regreso a la infancia sobre estrofas
recitando ante el micro de otro mundo
que genera otro mundo sobre el círculo
de todos los adeptos a la musa.
Se elabora un reloj de magia y rito
con minutos robados a la rueda
que nos marca sin pausa, en la desidia,
la gran desolación en el vacío.
Una puerta distinta para todos,
para sobrevivir sobre la cuerda
como funambulistas de naufragios
con los verbos cargados de visiones.
Los aplausos sumidos en el frío
que nos integran siempre con teatros
y estirpes consagradas
a diosas escondidas en los sauces.
Al final, en la esfera protectora,
la voz de un blues directo que nos guarda
de la infinita marca solitaria
y abrazos sobre calles conocidas
para soñar desnudos con poemas
que sean como cunas en invierno.
Ana Muela Sopeña
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El día 18 de noviembre a las 20,30 de la noche en el Bar Residence de la Calle Barraincúa de Bilbao tuvo lugar una noche poética. Varios poetas salieron a recitar con acompañamiento musical de una pianista. Tuve la alegría y el honor de conocer a Mario Martínez, Adrián Pérez y Luis Oroz. Acudieron varios poetas de Bilbao, algunos de la Rioja, también J.J. Ferreiro de Lugo y Luis Oroz se desplazó desde Palma de Mallorca. Aunque no pude salir a recitar me encantó saludar a tantos excelentes poetas y grandes amigos. Como recuerdo de esa velada he escrito este poema que quiero compartir con todos vosotros.