Relojes congelados (escupiendo naranjas a los Dioses)
Publicado: Jue, 28 Oct 2010 19:40
Pluma de atónito candor, ¿qué rumbo llevas puritano?
las garzas que adormecen sus patrones
ya levantaron sus frases hedonistas
y llevaron sus candelabros de ciénegas fortuitas en sus larvas.
Atribulada madre cuniforme
que desde el ojo de las ciencias rascas los cielos de pixeles;
¿por qué se posan las máscaras del diablo en la carretera del silencio?
no se te dan las respuestas ni aunque te las sople el viento,
mientras esperas que se pudra el manto de gusanos enmielados
y los relojes se congelen en tus manos de cazador de serpientes venenosas,
esas que le escupen naranjas azules a los dioses.
He sabido del verso anquilosado,
ese que nos han heredado nuestros padres;
el que persigue a los piratas sedentarios,
ese que huele a muerto y tulipanes de dolientes;
de los que vienen de enterrar sus paradigmas.
He sabido que el mar no acepta imitaciones
y se masturba con las olas que golpean su costado.
Sube hasta aquí y muéstrame las huellas del criticar de los caimanes
en las oscuridades de un vacío cul de sac
y te daré el elíxir de la mano que ha parido
veinte poemas de aguardiente, menta y sal.
Ándate acá, no tengas miedo de mis vastos manicomios,
nefelibata de las nubes de papel.
adoquíname una canción de muertos mientras como
de la ceniza aguada que quedó tras el smog.
¿No llevas ya medio siglo cargando una ojiva nuclear en tus espaldas?
abre tu voz y saca un futton de mariposa de tu maleta
verás que el cielo de la abuela ya no es casa de pasquines,
ni tan siquiera un pedazo de carne en el festín del tiempo.
Atómico candor de las ardientes burlas de retrete,
estás mirando la vacua yerba de mis argollas de trapo
y sólo puedo ver tus ojos impolutos de Pandora.
Si así lo quieres, que así sea.
las garzas que adormecen sus patrones
ya levantaron sus frases hedonistas
y llevaron sus candelabros de ciénegas fortuitas en sus larvas.
Atribulada madre cuniforme
que desde el ojo de las ciencias rascas los cielos de pixeles;
¿por qué se posan las máscaras del diablo en la carretera del silencio?
no se te dan las respuestas ni aunque te las sople el viento,
mientras esperas que se pudra el manto de gusanos enmielados
y los relojes se congelen en tus manos de cazador de serpientes venenosas,
esas que le escupen naranjas azules a los dioses.
He sabido del verso anquilosado,
ese que nos han heredado nuestros padres;
el que persigue a los piratas sedentarios,
ese que huele a muerto y tulipanes de dolientes;
de los que vienen de enterrar sus paradigmas.
He sabido que el mar no acepta imitaciones
y se masturba con las olas que golpean su costado.
Sube hasta aquí y muéstrame las huellas del criticar de los caimanes
en las oscuridades de un vacío cul de sac
y te daré el elíxir de la mano que ha parido
veinte poemas de aguardiente, menta y sal.
Ándate acá, no tengas miedo de mis vastos manicomios,
nefelibata de las nubes de papel.
adoquíname una canción de muertos mientras como
de la ceniza aguada que quedó tras el smog.
¿No llevas ya medio siglo cargando una ojiva nuclear en tus espaldas?
abre tu voz y saca un futton de mariposa de tu maleta
verás que el cielo de la abuela ya no es casa de pasquines,
ni tan siquiera un pedazo de carne en el festín del tiempo.
Atómico candor de las ardientes burlas de retrete,
estás mirando la vacua yerba de mis argollas de trapo
y sólo puedo ver tus ojos impolutos de Pandora.
Si así lo quieres, que así sea.