Editorial Alaire

Benditos sean los 33 mineros salvados.
Benditos los no tan benditos, simulados,
traidores de la propia esencia del rescatado.
Benditos los millones de Euros,
invertidos por salvarlos.
Bendita sea la cápsula que los contuvo
en su corto espacio.
Bendita, la NASA por saber tanto.
Bendito sea el presidente de Chile.
Bendito su inglés, clamado al primer mundo,
el Thank you y el Yes, en tierra bautizada Copiapó.
Benditas sean las afeitadoras
de los mineros afeitados, para verlos mejor.
Los anteojos caros comprados.
Bendito sea el Mediático Show.
Benditas las cámaras, mostrando la emoción.
Bendito el suspenso, de si se salva, o no.
Bendito Don Francisco, por el dinero pagado
a cambio de escuchar las miserias de los salvados.
Bendito, tanto milagro.
Bendito sea el minero rescatado,
que luego de pasada la noticia,
volverá a ser despreciado en otras minas y explotado.
Bendito sea el respeto a lo televisado,
el Rating logrado, el periodista desinformado.
Benditos cobardes, dueños de la mina, ni nombrados.
Bienvenido sea un milagro,
que salve a los hijos de mis hermanos.
Aunque rompiendo las reglas del poema, me permito,
advertir al lector, que puede herir su sensibilidad,
lo mostrado:

Bendito sea el mundo de los rescatadores, que día a día,
sin milagro, intentan rescatar a millones de no televisados,
que nadie quiere ver.
Por olvidados, y enterrados en una tierra
que no existe cápsula alguna que pueda rescatarlos.

En efecto: benditas también esas manos anónimas que aparecen en la foto, y quienes están detrás de ellas, y de quienes desde lejos las amparan, con cruz o sin cruz.
Pero tampoco hay que ir muy lejos para que la realidad de la vida nos sorprenda. Al lado de mi oficina, en los bajos de la Iglesia de los Desamparados, cada día hay cola en el comedor social.
A veces es la TV la que nos pone la evidencia frente a nuestros ojos con imágenes que dan la vuelta al mundo; otras veces es una foto, como la que muestras tú, otras un poema, como el que nos escribes; otras un medio como internet, como el que utilizas… en todos ellos el denominador común es un medio público para llegar a los demás, aún a expensas de un rating, una audiencia, o el máximo número de lectores.
Otras es la pura y simple realidad que nos rodea, que de tan próxima, no la vemos.
Da igual que un medio u otro consiga sensibilizarnos. Pero de nada serviría si no tendemos la mano a quien está más próximo a nosotros y lo necesita, anónimamente.
Están bien los poemas que nos hacen reflexionar. Y el tuyo lo hace.
Un abrazo.
J. Manuel

Tus poemas nos llevan a reflexionar y eso a mí me gusta. La foto hiere, de veras
Abrazos
Pilar

José Manuel Sáiz escribió:En efecto: benditas también esas manos anónimas que aparecen en la foto, y quienes están detrás de ellas, y de quienes desde lejos las amparan, con cruz o sin cruz.
Pero tampoco hay que ir muy lejos para que la realidad de la vida nos sorprenda. Al lado de mi oficina, en los bajos de la Iglesia de los Desamparados, cada día hay cola en el comedor social.
A veces es la TV la que nos pone la evidencia frente a nuestros ojos con imágenes que dan la vuelta al mundo; otras veces es una foto, como la que muestras tú, otras un poema, como el que nos escribes; otras un medio como internet, como el que utilizas… en todos ellos el denominador común es un medio público para llegar a los demás, aún a expensas de un rating, una audiencia, o el máximo número de lectores.
Otras es la pura y simple realidad que nos rodea, que de tan próxima, no la vemos.
Da igual que un medio u otro consiga sensibilizarnos. Pero de nada serviría si no tendemos la mano a quien está más próximo a nosotros y lo necesita, anónimamente.
Están bien los poemas que nos hacen reflexionar. Y el tuyo lo hace.
Un abrazo.
J. Manuel

Gracias por tu gentil e inteligente comentario, por tomarte el tiempo en leerlo. Y sobre todo, entender de que hablo. Tú sabes.
Un fuerte abrazo, compañero!
Abel.

Pilar Morte escribió:Tus poemas nos llevan a reflexionar y eso a mí me gusta. La foto hiere, de veras
Abrazos
Pilar

Estimada Pilar, tanto pensé en publicar esa fotografía, o no...que finalmente entendí que refuerza una realidad, que tal vez mi escrito no llegara a reflejar en su máxima expresión. Finalmente, no se si está bien o mal. Sólo lo sentí. Sé que duele, lo sé.
Gracias por entenderme.
Cariños.
Abel.