Editorial Alaire

Que me alienten las sombras de tus pechos,
que me aliente el regazo de tu sombra,
que me aliente la mansedad de tu regazo,
que me aliente el aliento de tu mansedad,
que me aliente tu aliento.

Que me aliente tu conocimiento,
que tu conocimiento me alimente,
que me aliente tu sonrisa,
que tu sonrisa me de simiente,
que me aliente tu verbo,
que tu verbo sea mi aliciente.
Ya que mi semilla
no florecerá en tu vientre,
que sea mi semilla el fuego
que a tu fuego aliente.

Que sea por siempre mi sombra
el plenilunio inconsciente
de ese añorado vientre.
Que no sea mi verbo intransigente.

Un trabajo interesante con bellas demandas, un gusto leerte.
Saludos.

si un trabajo interesante, original
javier

No me ha convencido este poema experimental Pablo.
Me gusta leerte porque siempre me das pie a querer porbar cosas nuevas, auqnue no tenga nada que ver con lo que yo acabo escribiendo. Me ha gustado este intento pero no me ha convencido el resultado.
Todo muy cargado, incluso repetitivo.
Esta vez no.

Un fuerte abrazo

Joan

Muy bueno. Muy original trabajo. Me gusta.
Un gusto enorme Pablo
Un abrazo
angel

Una propuesta original e interesante que acentúa la angustia del hablante con esa repeticiones. Un gusto pasar por tus versos.
Mi saludo.

Hola Pablo.
Un poema muy trabajado y original, amigo mío, aunque como comenta Joan el resultado no sea del todo satisfactorio.
Pero eso es lo de menos, lo interesante es probar cosas nuevas y eso siempre es de admirar. Un abrazo, amigo mío.
Mario.