Editorial Alaire

No quise ofenderle, ya me estaba yendo.
Disculpe a este viejo que ha vivido poco y bien
mucho y mal.

Usted sabe,
en el borde la vida es espejo que hiela la sangre sin razón aparente.
En la punta de estas ruinas hay madera y metal
razones en tormenta, soledad que no puede parar.

Siempre vale la verdad y no la calma,
a estas alturas
un viejo toca fondo desnudando alma y hambre.

No se moleste por favor
usted no es inoportuno
ni juego
ni desesperante todavía.

Déjeme estar
tiempo no sobra, lo sé.
¿He despertado?

Ya, ya me voy.

Hola Liz, amiga mía, me gustó el poema del que reseño esta estrofa que me parece tiene un interés especial.


Usted sabe,
en el borde la vida es espejo que hiela la sangre sin razón aparente.
En la punta de estas ruinas hay madera y metal
razones en tormenta, soledad que no puede parar.

Un placer leerte.
Abrazos.

Mario.

.

Me encantó tu poema, de verdad que es hermoso.
Abrazos

Mario Martínez escribió:Hola Liz, amiga mía, me gustó el poema del que reseño esta estrofa que me parece tiene un interés especial.


Usted sabe,
en el borde la vida es espejo que hiela la sangre sin razón aparente.
En la punta de estas ruinas hay madera y metal
razones en tormenta, soledad que no puede parar.

Un placer leerte.
Abrazos.

Mario.

.

Eres muy amable Mario, mucho te agradezco haber acudido a estas líneas.
Abrazos

Tambien a mí me gustó sobre todo la segunda estrofa, me parece acertada y hermosa. Un placer seguir tus letras
Abrazos
Pilar

Siempre se encuentra buena poesía en tus letras. Como a los compañeros me parece especialmente destacable la segunda estrofa. Un abrazo.

Liz Barrio escribió:No quise ofenderle, ya me estaba yendo.
Disculpe a este viejo que ha vivido poco y bien
mucho y mal.

Usted sabe,
en el borde la vida es espejo que hiela la sangre sin razón aparente.
En la punta de estas ruinas hay madera y metal
razones en tormenta, soledad que no puede parar.

Siempre vale la verdad y no la calma,
a estas alturas
un viejo toca fondo desnudando alma y hambre.

No se moleste por favor
usted no es inoportuno
ni juego
ni desesperante todavía.

Déjeme estar
tiempo no sobra, lo sé.
¿He despertado?

Ya, ya me voy.

Enteramente de mi agrado este poema,
con esa humildad que cala y que admiro.
Las personas viejas para mí
son reservas de historias con aliento.Me ha gustado mucho Liz,
gracias por escribirlo.

abrazos.

lázaro.

El momento del ocaso es a veces el más hermoso del día. Así puede serlo también para el ser humano. Un hermoso poema.
Un abrazo.
Pepa

Lila Manrique escribió:Me encantó tu poema, de verdad que es hermoso.
Abrazos

Muchas gracias Lila por tu amable comentario.
Un abrazo fuerte

Un poema entrañable que exhibe una delicada ternura en la figura del anciano, del viejo, aquellos de quienes ya no se espera nada, ni esperan nada.
Nos pones ante los ojos un espejo. La reflexión es inevitable.
Me ha gustado especialmente este poema, amiga Liz. Es distinto.
Un abrazo fuerte para ti.
J. manuel

Siempre vale la verdad y no la calma,
a estas alturas
un viejo toca fondo desnudando alma y hambre.

Una estrofa que vale todo el poema, muy bien dirigido.

Abrazos.

José Manuel F. Febles

Pilar Morte escribió:Tambien a mí me gustó sobre todo la segunda estrofa, me parece acertada y hermosa. Un placer seguir tus letras
Abrazos
Pilar

Muchas gracias Pilar, es mi privilegio saber que acudiste a estas letras mías.
Besos poeta