DE TIERRA OLVIDADA
Publicado: Dom, 19 Sep 2010 12:56
DE TIERRA OLVIDADA
Pase usted por mi esquina.
No tema, es de tierra.
De tierra olvidada.
No tenga miedo, ni aún perdida,
que es también su tierra, vecina.
Cuidado, señora.
No pise el barro,
que anoche ha llovido.
No hunda sus tacos en ella.
Es que es tierra bella, mojada,
y no sabe de olvido.
Por aquí puede pasar, querida.
Pero con cuidado.
En esta tierra habitan mis grillos.
Mil veces lastimados,
por lustrosos calzados brillantes
de falsos brillos lustrados.
No tenga miedo.
Que usted está conmigo.
Soy hijo de esta tierra.
Aunque no se si respondo,
por esa piel que cubren
sus hombros como abrigo.
Sígame por el sendero que le marco.
No se aparte del camino.
Es estrecho, y a veces parco.
Es casi parecido al del destino.
Y hasta aquí puedo llegar.
Ahora la debo dejar.
Disculpe señora que no la invite a pasar.
Es que no es de su estilo, mi casa.
Ni el hambre de los míos,
ni lo que les pasa.
Siga usted el sendero.
Sin sobresaltos.
Siempre en silencio.
No pise esta Tierra,
con desprecio.
Que no está lejos del asfalto.
Solo a mitad del camino,
tenga algún cuidado:
Quite el brillo a sus zapatos.
Y de su piel de abrigo,
haga mil pedazos.
Que esta tierra no olvida.
Sólo sabe de cuerpos fríos,
y pies descalzos.
Pase usted por mi esquina.
No tema, es de tierra.
De tierra olvidada.
No tenga miedo, ni aún perdida,
que es también su tierra, vecina.
Cuidado, señora.
No pise el barro,
que anoche ha llovido.
No hunda sus tacos en ella.
Es que es tierra bella, mojada,
y no sabe de olvido.
Por aquí puede pasar, querida.
Pero con cuidado.
En esta tierra habitan mis grillos.
Mil veces lastimados,
por lustrosos calzados brillantes
de falsos brillos lustrados.
No tenga miedo.
Que usted está conmigo.
Soy hijo de esta tierra.
Aunque no se si respondo,
por esa piel que cubren
sus hombros como abrigo.
Sígame por el sendero que le marco.
No se aparte del camino.
Es estrecho, y a veces parco.
Es casi parecido al del destino.
Y hasta aquí puedo llegar.
Ahora la debo dejar.
Disculpe señora que no la invite a pasar.
Es que no es de su estilo, mi casa.
Ni el hambre de los míos,
ni lo que les pasa.
Siga usted el sendero.
Sin sobresaltos.
Siempre en silencio.
No pise esta Tierra,
con desprecio.
Que no está lejos del asfalto.
Solo a mitad del camino,
tenga algún cuidado:
Quite el brillo a sus zapatos.
Y de su piel de abrigo,
haga mil pedazos.
Que esta tierra no olvida.
Sólo sabe de cuerpos fríos,
y pies descalzos.