Editorial Alaire

Esta extraña
hipersensibilidad me mata,
este ir cortando
algoritmos con mi tijera
para sembrar con ellos
un sordo musitar de cerezas.




Esta hipersensibilidad con que desbrozo
malas y buenas hierbas,
este dibujar de alfileres
pinchados en mis muñecas,
esta canción que no olvido,
himno de una pasión cuerda,
este presidio voluntario,
esas hadas muertas,
y las noches en que vago
me llenan de fría arena.




Soy la esposa de un viento blanco
que disfraza sus cadenas.
Soy la propietaria afable
de un absurdo caparazón enfermo.
Soy la responsable de sus quejas.
Soy la que vierte un agua amarga
sobre un maniquí dormido.




Soy, al fin, la de los ojos cristalizados
por una hipersensibilidad extrema.







Blog de Isabel Marina

http://www.isabel-marina.blogspot.com/

Me ha gustado el poema, pero advierto que faltan espacios entre algunas palabras, no sé si deliberadamente o error involuntario.
Un placer leer estos versos donde se palpa esa sensibilidad del título
Abrazos
Pilar

Creo que la falta de espacios ha sido hecha a conciencia ¿verdad?

Me gusta y mucho el poema.
Saludos mediterráneos.

Me ha gustado ese tono de continuidad,
lo he leido sumergido en una hipersensibilidad.
Muy bello Isabel

abrazos.

lázaro.

Gracias por vuestros comentarios, verdaderamente las palabras que aparecen sin espacios aparecen así por error. He intentado editarlo pero no me ha sido posible. Gracias por leerme

Qué tonta, no veía la pestaña editar. Ya está corregido.

Creo que es el tercer poema que te leo y es el que más me ha gustado.
De hecho cada uno que he ido leyendo más me ha gustado.
aquí hay mucha coherencia y un discurso muy bien hilvanado y emotivo.
Un verdadero placer de lectura.

un abrazo

Joan

Sensibilidad poética es lo que demuestras en estos versos. Me gusta tu estilo, te seguiré leyendo. Un abrazo.

Esa hipersensibilidad es importante para un poeta, Isabel. A mí también me ha gustado este poema que en algunos momentos, sobre todo en su parte central, se lee como un romance.

Abrazos.

Soy la esposa de un viento blanco
que disfraza sus cadenas.
Soy la propietaria afable
de un absurdo caparazón enfermo.
Soy la responsable de sus quejas.
Soy la que vierte un agua amarga
sobre un maniquí dormido.


Sentimiento a flor de piel,
magia en las palabras...
Querida Isabel, me gusta
mcho tu poema...
Un beso
Maria Lua

El poema es bello y se lee sin sobresaltos, un gusto leerlo, Isabel.
Muchos abrazos.