Editorial Alaire

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I

Hay miríadas de violetas
ensombreciendo el crepúsculo, el viento
es el aullido sutil de una sinfonía
de pájaros tranquilos y el sol
como un símil decadente de lo hermoso
se desvive en los límites granates
de la mar. La noche, de lunática pobreza,
se enroca en las fachadas. Una luz titila
su calor tras los vidrios cansados
de un escaparate donde hay
payasos ensombrecidos con la voz
quebrada de silencios, reyes exilados
a estos rincones tan umbrosos, tan sin cetros,
tan anónimos,
hay damiselas de bordados artesanales
con sus besos pendientes de un suspiro y de la suerte,
cuentistas y ratones y una flauta disarmónica
alerta a una brisa que le sople
y le otorgue sentido a su quietud,
rosarios con las cuentas del café más aromático
y vírgenes de plata devotísima
con milagros contrastados por la iglesia,
figuritas de cristal maravilloso, corceles alados
como arcángeles benditos en marmolina,
molinos infranqueables y sus locos
intratables en caoba,
dragones de cartón con sílabas
ignífugas en sus títulos y el reflejo a neón
de una funeraria que pregona un lujo
sin igual en sus servicios:
Coronas florales y purpurinas, rosas estáticas del viento
con el Norte a contramano si así lo solicita un ateo,
esquelas mortuorias con ribetes
brillosos y relumbrantes y los nombres
—en cirílico-negrita— de los socios más leales y un
descanse en paz su ilustrísimo señor [o señora]
publicados en los periódicos del alba y 300 euros
libres para taxis,
200 en efectivo para el párroco de guardia
que haga el servicio previo pago
con derecho al ritual ya convenido,
un responso, una epístola leída sottovoce
o un sermón laudatorio
a los cinco continentes o unos versos
a gusto del finado.

El día agoniza suavemente
y este dios exhausto que nos mira
bosteza su tedio entre tules
—grises y marítimos—
quizás hasta mañana,
hasta siempre, hasta nunca.


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El día agoniza suavemente
y este dios exhausto que nos mira
bosteza su tedio entre tules
—grises y marítimos—
quizás hasta mañana,
hasta siempre, hasta nunca.

De nuevo me quedo con este grandísimo final, tienes imagenes realmente hermosas, mi enhorabuena por tu poesía. Saludos cordiales.

Cecilia Martos

Gracias por tan amable comentario, Cecilia.

Le quedo agradecido por la atención de dejar sus palabras en este espacio.

Un afectuoso saludo, compañera.

II

Sobre el polígono industrial
un sol de fiesta que se agota,
el mercurio celeste que se vidria
como un témpano de nubes
lejanísimas y el áspero vagar de los obreros
que esperan que el reloj se les deshaga
un mucho más allá de media tarde,
cuando el día se pudra,
cuando los huesos les duelan
y de sus pasos de polvo y de rutina,
de sus ritmo de golpes y de sirenas,
se desprenda por fin
el engaño divino
de: “... y ganarás el pan
con el sudor de tu frente”.


*

Una cosmovisión del detalle social, es muy bueno
para comprender el espíritu de todo. Trabajada poesía
con elegante lenguaje lo que no coincido es con el mensaje final,
será porque creo en Dios y así no lo veo pero no deja de ser un buen poema

Saludos Sampedro y un abrazo.

Lázaro.

Sampedro me ha gustado mucho tu poema. En tono descriptivo, quizás en exceso para mi gusto, vas pintando tu hermoso ocaso, con pinceladas surrealistas, con verdades sociales como de soslayo. El poema es de un colorído precioso, como floreado a pesar de las imágenes desoladas que ofrece. Porque todo el cuadro es bastante patético de por si, pero tu lo dices de una manera ironica, casi risueña, y eso hace que todo sea más digerible, más ameno.
En fin Sampedro un placer ha sido leerte.
te mando un gran abrazo.-

Hola Sampedro.

Me gustó el poema, amigo mío.
La descripción detallada de cada acontecer salpicada de hermosas imágenes y la facilidad de la lectura lo hacen muy apetecible y colorido.
Un verdadero placer leerte.
Abrazos.

mario.

Mucho color, mucha poesía sampedro. Las imágenes empañan el paisaje, haciéndolo realmente hermoso.

Un gusto leerte en esta tarde

Sampedro, el esfuerzo que dedicas a hacer comentarios a los demás que tengan contenido y sinceridad, te hace merecedor del mismo trato, pero reconozco que entre el catarro que tengo y mi poca capacidad para analizar poemas ajenos, me siento muy limitado para esa tarea
.
No obstante, el poema me ha gustado, Es hermoso el contraste entre ese estilo pausado, elegante y sereno, casi "antiguo", sin que ese adjetivo tenga aquí connotaciones negativas, y la modernidad de lo que describes.

Administras la ironía como un maestro de ceremonias experimentado, manteniendo así el interés hacia un poema bastante extenso, pero sin que esa ironía se apodere del poema del todo, dejando espacio a las imágenes y a la melodía.

Si tuviera que poner un pero, sería el de que no separes el poema en estrofas, puesto que siendo un poema largo, eso ayudaría a respirar y espaciar las sensaciones que cada verso produce en el lector.
Pero esto es una manía mía, que no afecta en nada a la calidad del poema.

Un placer y un abrazo.

Buenas noches, Lázaro, antes que nada le agradezco su presencia en este "deslugar". Atardecía en esta ciudad y lo hacía sobre unas cristaleras cargadas de figuritas, enfrente una funeraria resplandecía impoluta con su listado de servicios. Me interesa, compañero, el que dios exista, sea el que fuere, cualquier dios justo debería existir, ocurre que la justedad está mal definida en casi todas las Lenguas lo que conlleva no pocos problemas, así y todo, ojalá existiera tal ser omnisciente, la Fe si que es una realidad palpable en muchos creyentes, algo que yo celebro porque esta Fe les procura felicidad y no el disgusto de saber que la Nada, aun siendo imposible, es lo que nos aguarda.

Gracias de nuevo por sus palabras, compañero.

Un afectuoso saludo.

III

Afuera se calmaron las ramas
y un buque sin futuro
dormita sus artrosis en las cuadernas
hasta que un dios lo salve,
pero nada palpita en su bitácora,
pero nada sobresalta su silencio
sino este desguace sumiso
de la brújula, del timón, de la derrota.

Afuera, amigos míos,
resplandece lo oscuro
que abarca el universo
y este dios, callado y distante,
sabio, ajeno, impiadoso,
deja que su obra
se debata una y otra vez
en sus enigmas.


*

Buenas noches, Fermín, ya ve usted compañero, entre muchos otros defectos de los que me adornan, uno de los más acusados es el mal de la digitorragia, ese decir por decir y no hallar freno, no ver el fin y el dejarme llevar hasta que, por agotamiento o por intuición, algo mecánico me detiene. De ahí estos textos excesivos, abigarrados y repletos de adornos innecesarios. He de aprender a usar la herramienta "Podar". Sin duda una de las más útiles.

Gracias, compañero, sinceramente.

Un afectuoso abrazo, Fermín.

IV

Reverdece un silencio opaco en la vereda
y el viento, que agredía con fervor desde Levante,
se deshizo de su asma hasta lo oscuro
y tan callado y tan dócil
y tan sumiso
que los pájaros retoman el orden de sus plumas
y las cometas
se entregan infantiles a sus desmayos.

En mi Sur
las gentes celebran los alegres temporales
con danzas increíbles por los cielos
y en las Farmacias
se agotan los stocks de ansiolíticos.


*

Sampedro Lobo,

Extraodinarias imágenes, querido amigo

el poema llega perfectamente al lector



te felicito

un abrazo fuerte

El día agoniza suavemente
y este dios exhausto que nos mira
bosteza su tedio entre tules
—grises y marítimos—
quizás hasta mañana,
hasta siempre, hasta nunca.


sampedro felicitaciones por tu poema, tremendas imagenes y me gusta el pensamiento que plasmas.
javier