Editorial Alaire

Palabra II


Perdona las torpezas que de mí escapan.
Disculpa este abrigo de nostalgias
cuando me sumerjo en melancolía,
entonces te busco con desmesura



¡ Palabra ¡

Perdona las veces que me hago de aguas turbulentas,
las que me sumerjo en soledad.
En el silencio de mis labios te bendigo
te exalto y te inhalo, mía, mía, mil versos,
mil veces, mil vocablos desencajados
pero míos.

¡ Palabra ¡

Ven a llorar conmigo, bendita palabra…
estrújame una vez más en esta noche incipiente
y rota también…

¡ Palabra ¡

No abandones mis sueños
de tenerte cercana, prodigiosa,
soluble en mis lágrimas de mar ignoto.

Quédate y canta conmigo
Una canción de cuna para los olivos
Permanece aquí, aunque seas la causa de mi desfallecer
O mi razón de ser

¡ Palabra ¡

Mi asombrosa compañera

¡ Palabra!

Encántame y presume que te invoco
desde el túnel de mis pensamientos mundanos
y sé la alquimia que con mi voz florezca
aquí apretada entre mis labios, en mi pecho
o entre mis manos que quieren volar en ti.

Antonieta Valentina
6/9/2010

Esta invocación a la palabra, herramienta de vida y escritura, merece algo más que unas pocas lecturas. ¡Aupa!
Salud.

Julio, te agradezco la lectura a mi palabra, recibe un abrazo.

Hola Valentina.
La palabra es la mejor herramienta para horadar los silencios, y tú en este poema la empleas perfectamente y con mucha delicadeza. Un abrazo, amiga mía.

Mario.

Detrás de los sentidos está la palabra para dar nombre al sentimiento. Un placer leerte
Abrazos
Pilar