La caricia perfecta
Publicado: Lun, 16 Ago 2010 0:50
Arden los labios
y asombrado nos mira un Dios
nocturno vestido de intemperie.
Mi aliento anda dibujando
soles rojos en tus lóbulos
y la inoportuna y terca prontitud
de mis manos hace temblar
tus laberintos y entonces, llueves.
Hay un escándalo en tus bordes
y otro, en los vasos capilares
del deseo, sin versos ni nomenclaturas.
Al lado frágil de tu piel
hay ríos de emociones apuntando
a tus muslos temerosos y blancos
como playas hermosamente despobladas,
desprovistas de lunas y recuerdos.
Ahora tu timidez estalla toda
en el umbral de mi boca satinada,
trajinada, espesa y reincidente
y tu alegría de pronto se derrama
como cantos de chicharras
mientras fosfora mi certeza
en la geometría ardiente
y casi perfecta, de tu vientre.
y asombrado nos mira un Dios
nocturno vestido de intemperie.
Mi aliento anda dibujando
soles rojos en tus lóbulos
y la inoportuna y terca prontitud
de mis manos hace temblar
tus laberintos y entonces, llueves.
Hay un escándalo en tus bordes
y otro, en los vasos capilares
del deseo, sin versos ni nomenclaturas.
Al lado frágil de tu piel
hay ríos de emociones apuntando
a tus muslos temerosos y blancos
como playas hermosamente despobladas,
desprovistas de lunas y recuerdos.
Ahora tu timidez estalla toda
en el umbral de mi boca satinada,
trajinada, espesa y reincidente
y tu alegría de pronto se derrama
como cantos de chicharras
mientras fosfora mi certeza
en la geometría ardiente
y casi perfecta, de tu vientre.