Editorial Alaire

Esa copa de cristal ya fue escrita,
como también el sorbo,
su sabor brusco y frío
que condensa la niebla.

Y el rumor batido e ingrávido
de ese tren alejándose;
su asimétrica paz,
antes de dar a luz
un eco de silencio.

Y aquella soledad de los hoteles,
con sus catálogos de monumentos
ocultos entre anuncios
de tabernas y cabarets.

Una vez más
tropezamos con la noche impasible
apilando palabras y temores,
cuando sabemos que todo fue escrito,

cuando estar aquí, solo,
es un intento absurdo
de renunciar al peso
para caer en falso.

Hola Enrique.

cuando estar aquí, solo,
es un intento absurdo
de renunciar al peso
para caer en falso.

Es una sensación que en ocasiones comparto, amigo mío.
Me gustó el poema. Abrazos.
Mario.

me parece una obra particular y muy personal

saludos amigo
javier

Me veo reflejado en muchos pasajes de tu hermoso poema. Un placer leerte.
Saludos.

Muchas gracias, Mario, por compartir sensaciones entre estas palabras.

Un fuerte abrazo.

En estos espacios solemos movernos en busca de una forma de decir... mala o buena, particular o no, ésta es la mía, Javier.

Gracias por el comentario. Un cordial saludo.

El placer es mío, Borja, por comprobar que mis sensaciones pueden ser compartidas con otras personas con sensibilidad.

Gracias y un cordial saludo.

Eres un verdadero maestro en la creación de ambientes. En este poema, la noche del viajejro y sus criaturas urbanas se adueñan del lector.

Un fuerte abrazo, viejo amigo.

Otro abrazo muy fuerte para ti, JJ, de ese viajero que no sabe encontrar su Ítaca.

enrique sanmol escribió:


Esa copa de cristal ya fue escrita,
como también el sorbo,
su sabor brusco y frío
que condensa la niebla.

Y el rumor batido e ingrávido
de ese tren alejándose;
su asimétrica paz,
antes de dar a luz
un eco de silencio.

Y aquella soledad de los hoteles,
con sus catálogos de monumentos
ocultos entre anuncios
de tabernas y cabarets.

Una vez más
tropezamos con la noche impasible
apilando palabras y temores,
cuando sabemos que todo fue escrito,

cuando estar aquí, solo,
es un intento absurdo
de renunciar al peso
para caer en falso.

Es un poema para leer, releer, descubrir, poco a poco.
Me encanta tu poesìa Enrique, un abrazo, Luna.-

Buenas tardes, Enrique, su poema me contunde como un ser existencialista. Describir un ambiente oscurantista, quizás lóbrego y triste, también sórdido y pesaroso para llevarme a un final en que no existe remedio, tampoco el escribir, por ejemplo, me es dado como la solución. Haga lo que haga todo estaba decidido con antelación y es inmutable.

Ni que decir que me ha parecido excelente su poema, de suave recitado y con las claves precisas para que mi "yo lector" pueda divagar hacia mis propias, y seguramente erróneas, conclusiones.

Mi agradecimiento y mi afectuoso saludo.

A mí me encanta recibir tu visita, Luna.

Muchas gracias y otro abrazo muy fuerte para ti.

Seguramente sus conclusiones no serán erróneas, Sampedro. Seguramente usted sería capaz de ver esa copa de cristal, o ese tren, o esa habitación de hotel desde otros ángulos, con otra mirada. Supongo que la creación poética será algo parecido a eso: ver más allá de lo que todos vemos y hacer que los demás sean capaces de verlo.

Muchas gracias por el generoso comentario. Un cordial saludo.

Un comentario anterior ha dicho que has sabido crear un ambiente, estoy de acuerdo con eso. A mi me ha traido recuerdos. Aunque yo no sepa escribir así hay que reconocer el talento allí donde se ve. Enhorabuena y un saludo.

Me ha gustado mucho, Enrique, y opino como algunos compañeros que saber crear climax en tus poemas, muchas veces climas nostálgicos, además...desde luego no dejan para nada indiferente...

Un placer leerte,

Carmen