HEROINA
Publicado: Dom, 25 Jul 2010 17:11
Puestos a provocar, dejadme que acabe el café (con heroína)
y os cuento.
Lara Croft a dos manos hace restallar sus pistolones
mientras mi nariz naufraga a dos carrillos.
¿qué ironía?, ¿no?
Que placeres tan ambiguamente insostenibles, y que placer
tal sutilmente irritante.
Mi heroína debiese vestir de uniforme, con zapatos charol,
calcetines largos y coleta de caballo andaluz.
Mi heroína debiese pasarme la pimienta negra para que aderece
un capón palentino.
Mi heroína debiese quitarme los mocos más a menudo,
o limpiarme la mancha que dejó la pluma en mi frente,
con un pañuelo ensalivado.
Debiese mi heroína contarme confidencias en el parque
cualquier soleado martes de Abril, o de Junio, mientras comemos pipas
codo contra codo.
Mi heroína me contaría en la distancia, a través de sus versos más íntimos
los quiebros y los estragos que causan sus tifones interiores.
Mis heroínas me gritan que desarme mi voluntad
y la vuelva a montar del revés. O me soplan al oído que empiece de nuevo
el puzzle comenzando por las esquinas.
Creen todas mis heroínas que no me doy cuenta de los tranvías
que me cortan el paso cada día.
Sé que subiré a uno de ellos cualquier día de estos. Cuando se apague
definitivamente el susurro de la heroína que aún me adormece.
y os cuento.
Lara Croft a dos manos hace restallar sus pistolones
mientras mi nariz naufraga a dos carrillos.
¿qué ironía?, ¿no?
Que placeres tan ambiguamente insostenibles, y que placer
tal sutilmente irritante.
Mi heroína debiese vestir de uniforme, con zapatos charol,
calcetines largos y coleta de caballo andaluz.
Mi heroína debiese pasarme la pimienta negra para que aderece
un capón palentino.
Mi heroína debiese quitarme los mocos más a menudo,
o limpiarme la mancha que dejó la pluma en mi frente,
con un pañuelo ensalivado.
Debiese mi heroína contarme confidencias en el parque
cualquier soleado martes de Abril, o de Junio, mientras comemos pipas
codo contra codo.
Mi heroína me contaría en la distancia, a través de sus versos más íntimos
los quiebros y los estragos que causan sus tifones interiores.
Mis heroínas me gritan que desarme mi voluntad
y la vuelva a montar del revés. O me soplan al oído que empiece de nuevo
el puzzle comenzando por las esquinas.
Creen todas mis heroínas que no me doy cuenta de los tranvías
que me cortan el paso cada día.
Sé que subiré a uno de ellos cualquier día de estos. Cuando se apague
definitivamente el susurro de la heroína que aún me adormece.