- te decía -
pintando de azucenas tus pestañas
y mientras,
mil hormigas me reían
por dentro,
las entrañas.
Y así,
entre ciempiés calzando asombros
corrían tan tranquilas las mañanas,
la tuya,
como siempre tan serena,
la mía,
del redil a la cañada posándose la mano
así, como si acaso,
así, como si nada
al tibio de la hondura provocada.
Dos besos en silencio,
amor,
hasta mañana.
(Pues no digo el tiempo que ha llovido desde el 2006 en que se pario este poema, pero lo retomo, lo he encontrado y me gusta. Hoy ya ni sé el dia que es en Alicante, pero imagino que el mismo que entodas partes , algo de un Julio que nos ahoga en calor y 2010)