LO ACOSTUMBRADO
Publicado: Jue, 15 Jul 2010 11:21
Este poema ha sido modificado
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José Manuel Sáiz escribió:LO ACOSTUMBRADO
Sólo para quien la vida carece de esperanza,
lo acostumbrado se confunde a veces con la rutina
de un banco al sol en una plaza o con el automatismo
de unos pasos en el camino.
--oOo--
José Manuel Sáiz escribió:LO ACOSTUMBRADO
Lo acostumbrado es aquel pilar en la inconsciencia
en el que el vivir descansa. Sin lo acostumbrado
la vida sería una batalla interminable contra gravedad
que conlleva la existencia.
Acostumbrado es por ejemplo
un percibir los pasos antes de llegar casa; sentir el abrazo previo
de quien espera, o no sorprenderse ante la mirada
propia en el espejo.
Lo acostumbrado sobreviene inmediatamente
después del nacimiento. Fue juzgado en la inconsciencia
como una leche cálida que llegaba puntualmente
y sin reserva; como una caricia materna que nos hablaba
silenciosamente de otro mundo. Con el tiempo
el fin de lo acostumbrado se convierte en la demanda
vital de ese silencio.
Cuando el afecto no consigue consolidarse en la costumbre,
el corazón del hombre se vuelve hermético e irascible y busca
consuelo en lo olvidado.
Lo acostumbrado no es un hábito. Lo acostumbrado es un paso
dado más allá: es un dejarse llevar por una balsa en la corriente
que tiene por bandera la confianza en el sentir de la experiencia.
Sólo para quien la vida carece de esperanza,
lo acostumbrado se confunde a veces con la rutina
de un banco al sol en una plaza o con el automatismo
de unos pasos en el camino.
Por supervivencia y por egoísmo yo acostumbro
a forjar mis costumbres entre aquellos que se acostumbraron
a la usanza de mi nombre, y entre quienes aceptaron la conducta
errática de mis actos.
En los jardines de lo acostumbrado descansa,
como un árbol sobre sus raíces, la paz
del otro lado del espíritu.
--oOo--
José Manuel Sáiz escribió:LO ACOSTUMBRADO
Lo acostumbrado es aquel pilar en la inconsciencia
en el que el vivir descansa. Sin lo acostumbrado
la vida sería una batalla interminable contra la gravedad
que conlleva la existencia.
Acostumbrado es por ejemplo
un percibir los pasos antes de llegar casa; sentir el abrazo previo
de quien espera, o no sorprenderse ante la mirada
propia en el espejo.
Lo acostumbrado sobreviene inmediatamente
después del nacimiento. Fue juzgado en la inconsciencia
como una leche cálida que llegaba puntualmente
y sin reserva; como una caricia materna que nos hablaba
silenciosamente de otro mundo. Con el tiempo
el fin de lo acostumbrado se convierte en la demanda
vital de ese silencio.
Cuando el afecto no consigue consolidarse en la costumbre,
el corazón del hombre se vuelve hermético e irascible y busca
consuelo en lo olvidado.
Lo acostumbrado no es un hábito. Lo acostumbrado es un paso
dado más allá: es un dejarse llevar por una balsa en la corriente
que tiene por bandera la confianza en el sentir de la experiencia.
Sólo para quien la vida carece de esperanza,
lo acostumbrado se confunde a veces con la rutina
de un banco al sol en una plaza o con el automatismo
de unos pasos en el camino.
Por supervivencia y por egoísmo yo acostumbro
a forjar mis costumbres entre aquellos que se acostumbraron
a la usanza de mi nombre, y entre quienes aceptaron la conducta
errática de mis actos.
En los jardines de lo acostumbrado descansa,
como un árbol sobre sus raíces, la paz
del otro lado del espíritu.
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Gracias Pilar. En efecto, creo que todos buscamos rodearnos de costumbres acordes a nuestro espíritu, buscando con ello la paz y la armonía.Pilar Morte escribió:Lo acostumbrado, según tu visión, es la costumbre que voluntariamente has impuesto en tu vida, y me ha gustado mucho el despliegue de reflexiones sobre ello. Un placer, de veras
Abrazos
Pilar
En efecto, creo que no es lo mismo. Rutina y costumbre son diferentes. La rutina nos vence, la costumbre reconforta. Uno puede tener la rutina de acudir cada mañana a un mismo banco al sol en una plaza y la costumbre de leer en él un libro que nos haga sentir cosas diferentes. Quien ha perdido la esperanza en las cosas, generalmente hace cosas rutinarias que le llenan de más desesperanza. Es un simple ejemplo. Cuando se vive la vida con ilusión hace que se sientan los pasos previamente antes de llegar a casa, como hablo en mis versos... o ese sentir en el corazón la calidez de un abrazo querido antes de que nos lo den. Nos rodeamos de esas costumbres y ellas nos reconfortan inconscientemente cuando nos apoyamos en ellas.Mario Martínez escribió:Sólo para quien la vida carece de esperanza,
lo acostumbrado se confunde a veces con la rutina
de un banco al sol en una plaza o con el automatismo
de unos pasos en el camino.
Hola José Manuel.
Sí, es cierto. A veces confundimos una cosa con la otra, pero si tú lo aseguras seguro que no es así, amigo mío.
Un poema bello y entrañable, tal y como acostumbras. Abrazos.
Mario.
Hombre, Mar!! qué ilusión verte de nuevo por aquí.MarRevuelta escribió:Hay situaciones en la vida a las que nunca nos podemos acostumbrar aunque está claro que las que tu mencionas hacen de la misma vida algo más llevadero. Me encanta ver que tu estilo no cambia aunque crece constantemente. Un abrazo muy fuerte.