Editorial Alaire

Armilo Bretón escribió:Estimada Daniela,
me gusta tu poesía por la cantidad de imágenes que yuxtapones hasta conseguir del lector un salto perceptivo. Como dice el título bien es un zigzageo entre las rocas para llegar a un final expléndido:
me sobran el alma y siete boletos.

Dentro de mi ignorancia encuentro la rima incomodidad/dignidad chocante a nivel sonoro.

Un abrazo.

san armilo b.

Juan Fionello escribió:Daniela, tu poema, como es habitual en tí, construye un mundo propio en el que las imágenes fluyen con fuerza y las palabras parecen reinventarse. El tono intimista es radical, y eso me gusta, al igual que la fuerza sensorial que tiene cada palabra al integrarse en el poema. Es una poesía compleja, exigente, que hace que el lector se tenga que introducir en el fondo de los versos.

Un poema que tiene todo el estilo y personalidad a los que nos tienes acostumbrados. Un lujazo.

Un abrazo.

Daniela Miño escribió:Siempre voy a divagar en el proemio
de ese extraño quilombo con nombre de tapicería.

-Al fin estamos solos y podría decírtelo-

Si mi desnudez te hubiese costado un yen
me estamparía justo allí,
en la medida justa de la timidez que me provoca tu mirada
cuando algún bizco me enfoca el orgullo
y yo me vuelvo con aire quinceañero
al paraje que determina tu incomodidad.

De los rasgos distintivos de tus cenizas
me fumé hasta los ruleros celestes de tu madre,
trastornados entre tu puerta de chapa
y el pasillo angosto que nos espiaba hasta vernos discutir.

Celosía del guiso carrero y un extraño tango inventado,
en la medida absurda de mi latitud
consigo que la gotera me esquive
con pacto hasta el próximo viernes.

Exagero,
me revuelco lascivamente en el panteón de sus pupilas,
porque ya además del cuerpo,
me sobran el alma y siete boletos.

Ramón Carballal escribió:Siempre me sorprende la brillantez y la originalidad de tus imágenes. Un poema de calidad, sin duda. Abrazos.

Aubriel Camila de la Prad escribió:

Daniela Miño escribió:Siempre voy a divagar en el proemio
de ese extraño quilombo con nombre de tapicería.

-Al fin estamos solos y podría decírtelo-

Si mi desnudez te hubiese costado un yen
me estamparía justo allí,
en la medida justa de la timidez que me provoca tu mirada
cuando algún bizco me enfoca el orgullo
y yo me vuelvo con aire quinceañero
al paraje que determina tu incomodidad.

De los rasgos distintivos de tus cenizas
me fumé hasta los ruleros celestes de tu madre,
trastornados entre tu puerta de chapa
y el pasillo angosto que nos espiaba hasta vernos discutir.

Celosía del guiso carrero y un extraño tango inventado,
en la medida absurda de mi latitud
consigo que la gotera me esquive
con pacto hasta el próximo viernes.

Exagero,
me revuelco lascivamente en el panteón de sus pupilas,
porque ya además del cuerpo,
me sobran el alma y siete boletos.

Dani, tenés el talento de introducir al lector en tus poemas, uno se siente ahí, yo me siento ahí, en ese pasillo angosto, entonando un tango inventado. Y si no me sientiera ahí de todas maneras podría vivenciarlo, tan fuertes y claras son las imágenes. Lo que nunca podría hacer sería quedarme afuera.
Me encanta eso de los ruleros celestes.
Una genialidad! Una genialidad que me mandó al túnel del tiempo y acá me quedo, recordando mis propios guisos carreros y mis goteras a esquivar.

Besos, nena querida, y aplausos fuertes fuertes fuertes.