HOMBRE CON MALETA
Publicado: Dom, 13 Jun 2010 14:11
Un hombre que no duerme, se levanta
y en el andén de junio con su maleta escribe.
Es un viajero roto, partido en dos mitades
sin que su tronco sangre. Nada de sangre,
nada de llanto, nada de pena. Pero está cercenado
y él lo sabe. Quienes lo ven, miran y siguen.
Algunos le preguntan:¿Cómo fue eso, amigo?
¡ Dolerá mucho !
Sin levantar apenas sus manos
sigue escribiendo y contesta: Me pasó un barco
por encima. Estaba yo dormido sobre el mar
y no escuché el rüido de la hélice. Son cosas
que pasan.
Al principio era incómodo caminar con el tronco
bajo el brazo. También me molestaban las sillas
del café. Ahora es distinto: Coloco el tronco en la maleta
y voy tirando. También guardo mi tronco
en la noches de frío, pero en verano hace un calor
terrible ahí dentro y los guardias me dejan
que lo saque a la noche. Si yo fuera mujer,
sería distinto: usted ya sabe: Una mujer
partida y caminando con tacones llama más la atención
y escandaliza a los niños del Retiro.
Un curioso, marinero de tierra, dice con vino agrio:
¿Cartas para la novia? Despreciado el desdén
le contesta sin pena: (Ya he dicho: Nada de sangre,
nada de llanto.) Son para mi hermano,
aunque pueden leerlas; son sólo para matar el tiempo.
Dos buques de vapor impuro
escupen soñolientos sobre el andén de circo
mal montado. Y el gato de estación
felinamente corre hacia los wagon-lits.
Nada de pena. Nada de llanto. Nada de sangre.
Y en el suelo desnudo, la sombra mutilada
sigue escribiendo sola. Cuando termina
deposita su torso en la maleta y se duerme en el mar.
y en el andén de junio con su maleta escribe.
Es un viajero roto, partido en dos mitades
sin que su tronco sangre. Nada de sangre,
nada de llanto, nada de pena. Pero está cercenado
y él lo sabe. Quienes lo ven, miran y siguen.
Algunos le preguntan:¿Cómo fue eso, amigo?
¡ Dolerá mucho !
Sin levantar apenas sus manos
sigue escribiendo y contesta: Me pasó un barco
por encima. Estaba yo dormido sobre el mar
y no escuché el rüido de la hélice. Son cosas
que pasan.
Al principio era incómodo caminar con el tronco
bajo el brazo. También me molestaban las sillas
del café. Ahora es distinto: Coloco el tronco en la maleta
y voy tirando. También guardo mi tronco
en la noches de frío, pero en verano hace un calor
terrible ahí dentro y los guardias me dejan
que lo saque a la noche. Si yo fuera mujer,
sería distinto: usted ya sabe: Una mujer
partida y caminando con tacones llama más la atención
y escandaliza a los niños del Retiro.
Un curioso, marinero de tierra, dice con vino agrio:
¿Cartas para la novia? Despreciado el desdén
le contesta sin pena: (Ya he dicho: Nada de sangre,
nada de llanto.) Son para mi hermano,
aunque pueden leerlas; son sólo para matar el tiempo.
Dos buques de vapor impuro
escupen soñolientos sobre el andén de circo
mal montado. Y el gato de estación
felinamente corre hacia los wagon-lits.
Nada de pena. Nada de llanto. Nada de sangre.
Y en el suelo desnudo, la sombra mutilada
sigue escribiendo sola. Cuando termina
deposita su torso en la maleta y se duerme en el mar.