Editorial Alaire

Pilar Morte escribió:Volví con el recuerdo de los tules
y el pudor en el blanco de la seda,
los vivas, la sangre coagulada de aquel día,
el estante con pespuntes del viejo camisón
y los libros de andar adolescente.

He vuelto y algo se hizo mío,
el tictac animoso que sonaba a maitines,
el barniz de muebles por hacer,
y aquella cocinilla calentando los vientres.

Regresé
nadando en la arterias de ríos y ribazos,
con rastro de nostalgia sobre el camino de ida.

Todavía la tierra guardaba los cimientos,
congelado el cordón umbilical, y esa fuente
que extendió el paladar con sabor a madre.
He paseado las aceras, recuerdo del decoro
y el mirar ladeado a los deseos.

Parecía igual y distinto,
simulando yo misma,
hasta la talla del vestido abandonado.
No había olmos ni humo para llorar la tarde
ni pecados en la alameda,
solo el tiempo cerrado con el espacio yermo,
solo la piedra sobre el frío
para hundir la añoranza por la espalda.

Quizás me quede un tiempo
ante el silencio del olvido
o escriba en los aleros el último capítulo

Julio González Alonso escribió:Todo suena a evocación teñida de nostalgia con un toque de pesimismo en los versos de cierre. La infancia, lo que fuimos y vivimos, lo que recorremos con la cojera de la memoria que escoge y baraja los recuerdos de manera harto caprichosa. Pero la sensibilidad va más hacia atmósferas recreadas y tocadas de afectividad intensa. Un abrazo, Pilar.
Salud.

Concha Verónica Vidal escribió:¡ Dios qué poema!
Este es de los míos, de los miosmios, de los que se me pegan a la piel y a las entrañas.
Como el mar.

Abrazos de eso, de mar.

Mario Martínez escribió:Hola Pilar.
Regresar a la infancia, al pasado, al lugar primigenio donde quedaron retazos del alma.
Un bello y nostálgico poema querida amiga. me encantó. Abrazos.
Mario.

Aubriel Camila de la Prad escribió:

Pilar Morte escribió:Volví con el recuerdo de los tules
y el pudor en el blanco de la seda,
los vivas, la sangre coagulada de aquel día,
el estante con pespuntes del viejo camisón
y los libros de andar adolescente.

He vuelto y algo se hizo mío,
el tictac animoso que sonaba a maitines,
el barniz de muebles por hacer,
y aquella cocinilla calentando los vientres.

Regresé
nadando en la arterias de ríos y ribazos,
con rastro de nostalgia sobre el camino de ida.

Todavía la tierra guardaba los cimientos,
congelado el cordón umbilical, y esa fuente
que extendió el paladar con sabor a madre.
He paseado las aceras, recuerdo del decoro
y el mirar ladeado a los deseos.

Parecía igual y distinto,
simulando yo misma,
hasta la talla del vestido abandonado.
No había olmos ni humo para llorar la tarde
ni pecados en la alameda,
solo el tiempo cerrado con el espacio yermo,
solo la piedra sobre el frío
para hundir la añoranza por la espalda.

Quizás me quede un tiempo
ante el silencio del olvido
o escriba en los aleros el último capítulo

Pilar ... me dejaste "piel de gallina", no te das una idea de lo mucho que me emocionó tu poema.
Es para leer y releer, así que, aunque no te enteres voy a pasar muchas veces para seguir disfrutando, para seguir emocionándome.

Un beso enorme!

Juan Fionello escribió:Pilar, escribes muy bien, espléndidamente bien. Este viaje en la memoria no puede por menos que emocionar, por todo lo que evoca. El pasado despierta la tristeza, los malos recuerdos, por su propia naturaleza, los buenos, por ser tan solo recuerdos.

Es un poema maravilloso, otro más de tu cosecha.

Un abrazo.