El Despliegue de tus Brazos
Publicado: Mié, 13 Feb 2008 18:17
El Despliegue de tus Brazos
a mi abuelo Juan Rufino Virasoro
Sudabas como sudan las estatuas ecuestres entre las manos de los pobres
tu beso era caliente como el barro
Sudabas sin centro como si crecieras, como la cara enorme de la planta peruana cuandos se hunde bajo la lluvia, como el vientre de una galleta húmeda que duerme en lo mojado
La camisa de lino celeste nieve se te abría y vibraban tus vellos como soles calvos
Hojeabas los libros con potencia de boxeador, marcabas planos, olías agrio como el pasto, vivos como el mimbre eran tus callos
Me gustaba tu sombra endulzada que pasaba como un camión por el asfalto, me gustaba mirarte el sombrero confundido con los pájaros
Yo sentía que tu mano era una caverna misteriosa, llena de cuervos albinos, atestada de besos saltarines, de joyas piratas, yo sentía que mi mano era robada firmemente entre tus manos
Eras fuerte abuelo, fuerte como el paso impar del asesino cuando va a las tiendas, fuerte como las piedras de los castillos musgosos, eterno como el olor del durazno colorado
Te sabías el peso de los trompos según silbaran sobre el mármol
¿Habrá que decir que ese soplo de polvillo de yeso que está atrapado bajo la roca pagana ( y negra ) no eres tú?
Cuando te moriste metí la nariz en tu jabonera de plástico, como si el perfume no pudiera dejarme nunca, me devoré todos los chicles de una semana en dos jornadas, lloré sobre las flores secas de algún cuarto
Recuerdo una plaza pequeña empotrada entre los trinos grises, el aroma del tren en la garganta, el peligro de las manos que asoman de los autos, recuerdo que estabas acostado
Cuando venías a casa, la casa estiraba los hombros y se abría como un parque, los arbolillos semejaban astas patrióticas, el humo era más claro
Pasados los años tu ropa seguía detenida en los roperos de la casa vieja, seguía meditando la ruptura con tus formas, quizá soñando nuevos torsos
Seguía iluminando despacito las persianas bajas como párpados
Tu lámpara se cubrió de polvo como una cabeza de títere tirada en el centro de un teatro, se cayeron los zócalos como imanes a los lados
Descubrí en tu pieza algunas bolsas de tornillos recogidos de las zanjas, paja envuelta en arpillera formando chorizos movedizos como piernas, botellones
Pero no estaba tu contacto de secoya mágica, el despliegue de tus brazos
Rafael Teicher
a mi abuelo Juan Rufino Virasoro
Sudabas como sudan las estatuas ecuestres entre las manos de los pobres
tu beso era caliente como el barro
Sudabas sin centro como si crecieras, como la cara enorme de la planta peruana cuandos se hunde bajo la lluvia, como el vientre de una galleta húmeda que duerme en lo mojado
La camisa de lino celeste nieve se te abría y vibraban tus vellos como soles calvos
Hojeabas los libros con potencia de boxeador, marcabas planos, olías agrio como el pasto, vivos como el mimbre eran tus callos
Me gustaba tu sombra endulzada que pasaba como un camión por el asfalto, me gustaba mirarte el sombrero confundido con los pájaros
Yo sentía que tu mano era una caverna misteriosa, llena de cuervos albinos, atestada de besos saltarines, de joyas piratas, yo sentía que mi mano era robada firmemente entre tus manos
Eras fuerte abuelo, fuerte como el paso impar del asesino cuando va a las tiendas, fuerte como las piedras de los castillos musgosos, eterno como el olor del durazno colorado
Te sabías el peso de los trompos según silbaran sobre el mármol
¿Habrá que decir que ese soplo de polvillo de yeso que está atrapado bajo la roca pagana ( y negra ) no eres tú?
Cuando te moriste metí la nariz en tu jabonera de plástico, como si el perfume no pudiera dejarme nunca, me devoré todos los chicles de una semana en dos jornadas, lloré sobre las flores secas de algún cuarto
Recuerdo una plaza pequeña empotrada entre los trinos grises, el aroma del tren en la garganta, el peligro de las manos que asoman de los autos, recuerdo que estabas acostado
Cuando venías a casa, la casa estiraba los hombros y se abría como un parque, los arbolillos semejaban astas patrióticas, el humo era más claro
Pasados los años tu ropa seguía detenida en los roperos de la casa vieja, seguía meditando la ruptura con tus formas, quizá soñando nuevos torsos
Seguía iluminando despacito las persianas bajas como párpados
Tu lámpara se cubrió de polvo como una cabeza de títere tirada en el centro de un teatro, se cayeron los zócalos como imanes a los lados
Descubrí en tu pieza algunas bolsas de tornillos recogidos de las zanjas, paja envuelta en arpillera formando chorizos movedizos como piernas, botellones
Pero no estaba tu contacto de secoya mágica, el despliegue de tus brazos
Rafael Teicher