Editorial Alaire

Después de caminar juntos
por el bosque con las manos entrelazadas,
nos sentamos en el borde de la fuente.

Te miro a los ojos, sucede como un juego
queriendo que tu mirada
adivine mi enamoramiento.
Absorto en tu rostro, oigo a los lejos
el sonido manantial y tu voz preguntando:
¿estas bien? ¡que tienes!

Sin perder tu mirada mis ojos te sonríen,
te gritan ¡te quiero!
Muero por que intuyas mi deseo de ti, de un beso,
de tu ternura.

Y hoy maldigo
el estar aquí furioso, amordazado,
atado, entre estas cuatro paredes
acolchonadas gritando en silencio:

¡Estúpida!

Conozco esa sensación. El otro siempre se perdio la clase en la que enseñaban a leer miradas.
Un abrazo.
Pepa

Gabriel Vidal,

La vida se enfrenta al blanco y negro del amor
todos podemos buscar el cambio
y encontrar el equilibrio


Magnífico poema

Un abrazo fuerte, querido amigo

Tus poemas contienen historias, Gabriel, en este, más breve y de suave lirismo, evoluciona hasta un desenlace potente en el que también se intuye una historia. ME ha gustado mucho.

Un abrazo.

Me gustó el poema Gabriel, el tono romántico, bucólico, y como termina de manera contundente.

Un abrazo