Ritmo, musicalidad...

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
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Pablo Ibáñez
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Cerramos entonces el debate aquí, aunque queda abierto a futuras intervenciones. Muchas gracias a todos los participantes, a pesar de los problemas técnicos con el chat. Esperemos que esté disponible para la siguiente. Con vosotros siempre se aprende, amigos.

Un abrazo.
Hallie Hernández Alfaro
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Empatizo mucho con las visiones de Armilo e Ignacio.

El ritmo del pensamiento puede ser vertido en el poema; el lector percibe una consistencia interna, una pasmosa naturalidad en la lectura, sea esta silenciosa o en alta voz.

Creo que también hemos vivenciado como especie, una evolución cerebral en las diferentes áreas que alojan la creatividad. Auditivos, sonoros, interpretativos, exigentes...podemos alinearnos con las fuentes de expresión poética y crecer en ella.

Buenas noches, amigos y compañeros.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
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Óscar Distéfano
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Re: En el chat de Alaire, la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Siento mucho no haber podido estar. Intentaré una respuesta a tu pregunta.
Pablo Ibáñez escribió:Gracias Óscar. Para ti también tenía una preguntilla. ¿Cómo diferenciar eufonía de cacofonía? Quiero decir, la aliteración de campos fónicos semejantes o iguales (la rima), es una de las técnicas tradicionales para mejorar la eufonía. No obstante, su acumulación puede saturar los versos y caer en cacofonía. ¿Cuál es el límite? ¿Cómo discernirlo?
Yo creo, estimado Pablo, que el límite se encuentra en la mente del lector. Todo depende del gusto estético-musical de cada quien. Existen personas que aman lo edulcorado; y, otras, que aman lo sobrio. Hoy en día, tenemos poetas que odian la estructura rimática del soneto (por poner un ejemplo). Huyen de esa musicalidad. La consideran exagerada. Otros, sin embargo, seguimos empecinados en la composición de este tipo de cadencia. Es más, conozco sonetos de Miguel Hernández donde, además de la rima a finales de versos, le ha agregado rimas internas, con el propósito de intensificar la musicalidad. Por otro lado, conozco un poema de Luís Cernuda (Homenaje a Góngora) donde ha utilizado la cacofonía como recurso. En resumen: pienso que, tanto la eufonía como la cacofonía, son meros recursos; pueden ser utilizados de acuerdo al contenido del poema que se compone. Lo que sí se puede medir, y a lo cual se puede poner límites, es a la disonancia: la falta de concordancia, el caos azaroso en el entramado de los sonidos.

Saludos
La poesía es la única soga de la cual dispongo siempre que caigo en el pozo del todo sin sentido.



http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
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Rafel Calle
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Queridos amigos:
Releo vuestras aportaciones y reflexiono mucho sobre ellas, son muy enriquecedoras, porque, además, son diferentes entre sí. En realidad, no están muy alejadas, pero son muchos y muy interesantes los matices que dejáis en cada una de ellas. Ojalá que sigáis profundizando sobre el ritmo, la musicalidad, la eufonía, cacofonía..., sería muy interesante para introducir variantes y conclusiones en el manual del poema de Alaire.

Por cierto, Víctor, me encanta tu salto respecto al concepto rítmico del poema. Estoy prácticamente de acuerdo con todas tus opiniones. Sobre todo, cuando dices "¿La musicalidad en un poema? En primer lugar tiene que estar bien escrito, tiene que llegar al lector y tiene que tener una "acústica" que le suene bien al que lo escucha, insisto, al que lo escucha". Efectivamente, si el poema está bien escrito, el ritmo -binario, ternario...- estará presente y bien instrumentado. Además, la habilidad del autor será crucial para combinar las palabras de manera que se conviertan en campos sintácticos, a base de figuras retóricas, muy emparentados con los versos de su misma extensión. Y, sí, una forma de saber si hemos escrito correctamente es pensar en que el poema se recita y tiene que llegar al auditorio.
Abrazos.
Ana Muela Sopeña
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Creo que lo que aporta musicalidad a un poema es la cadencia acentual. La distribución de los acentos proporcionará un ritmo binario, ternario o cuaternario. Exactamente igual que los compases musicales.
En un poema la distribución de los acentos puede ser regular o irregular.

Creo que todos los poemas tienen una cierta musicalidad. Buscada o no.

Cuando la cadencia acentual no es regular y además tampoco proporciona una combinación de ritmos básicos el gráfico de las acentuaciones en vez de parecerse al ritmo del corazón o al ritmo de la respiración se parece más al ritmo de la frecuencia "alfa" del cerebro. El cerebro en momentos de máxima creatividad emite ondas aparentemente arrítmicas. Son como pequeñas explosiones que semejan más fractales que ritmos matemáticos precisos.

Cuando escuchamos o recitamos un poema con cadencia acentual el ritmo de nuestra respiración (o el de nuestro corazón) se hace más regular.

En cambio cuando escuchamos o recitamos un poema cuyos ritmos acentuales aparentemente están distribuidos al azar se da una conexión con esos ritmos fractales (que son como los zigzags de un movimiento sísmico) de las frecuencias cerebrales de un ser humano en momentos de máxima creatividad.

Todo en la naturaleza es ritmo: los ciclos lunares, las mareas, el día y la noche, los movimientos de la Tierra, la precesión de los equinoccios.

Igualmente nuestro cuerpo está sometido a ritmos circadianos: respiración, latidos cardíacos, frecuencias cerebrales, ritmos de digestión, respiración celular, etc.

La poesía siempre ha estado ligada al canto y a la recitación. Poesía y música han sido inseparables.

Sin embargo, en los últimos años la poesía ya no sólo ha sostenido una alianza con la música sino también con las otras artes.

Con el cine (guiones poéticos, cortometrajes, vídeos) con la pintura y la plástica (poesía visual), con la danza (performances), con la fotografía (libros y páginas web donde poesía y fotografía se encuentran ligadas a un mensaje), con la escultura (instalaciones), con la arquitectura (hay edificios y muros con graffitis y/o fragmentos de poemas), con la moda (se diseñan prendas con mensajes y/o fragmentos de poemas escritos).

Al mismo tiempo, actualmente, las divisiones entre los géneros literarios se han hecho más difusas.

La poesía actualmente puede a veces parecer un microcuento.
Otras, un poema muy largo que cuenta una historia se solapa con una novela corta.
Un poema social se solapa con la crónica histórica o periodística.

En fin...

creo que un poema siempre alberga un ritmo en su interior. Ese ritmo puede ser regular o irregular. Incluso ir combinando
el ritmo regular con el irregular.

Si analizáramos el ritmo de los poemas o textos de prosa poética cuyo autor aparentemente no ha distribuido ninguna cadencia acentual definida de manera intencional veríamos que los ritmos regulares y los irregulares se van combinando. Esto el autor lo suele hacer por intuición.

Y si los ritmos acentuales son absolutamente irregulares conectan con frecuencias cerebrales que se emiten como fractales.

Después está la música generada por la distribución de las vocales
y de las consonantes. Ahí nos adentramos en el fabuloso mundo de la "eufonía".

Rimas
cacofonías
eufonía
aliteraciones (buscadas a veces... otras veces indeseadas)...

conforman
la otra parte de la música del poema.

Y por último cada palabra tiene unas frecuencias. Frecuencias que podrían analizarse separando el término en sílabas y recitando la palabra ante un aparato medidor de frecuencias.

Estas frecuencias son captadas por el poeta de un modo intuitivo.

Por ello los traductores de poesía no realizan traducciones literales sino que buscan reproducir esa magia musical del idioma original en su propio idioma.

Además del ritmo acentual y de la eufonía tendríamos otros ritmos:

La estructuración estrófica,

la combinación de lenguaje directo con lenguaje metafórico,

la estructuración de un poema como algo lineal (introducción, desarrollo, conclusión y desenlace) o como algo fractal.

Este tema da para mucho...

Un fuerte abrazo
Ana
Última edición por Ana Muela Sopeña el Jue, 29 Mar 2018 15:57, editado 2 veces en total.
La Luz y la Tierra, explosión que abre el corazón del espacio.
Armilo Brotón

Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Armilo Brotón »

Muy interesante la tertulia. Seguiremos profundizando. Tengo claro que la poesía debe ser rítmica en cualquier tipo de verso y sus combinaciones para estructurar un poema. También que se consigue con una cantidad de elementos variados que pueden coexistir o no en una misma obra.
Un abrazo
Ignacio Mincholed
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Saludos.
Pablo, me dirijo a ti como moderador y, bueno, a todos en general, para saber si continuamos tratando aquí lo que apuntabas sobre tu interés por el ritmo de pensamiento y comentar lo que apuntaba igualmente Armilo; o tratarlo abriendo otro espacio específico.

Tú me dices, y así podemos continuar el asunto.

Ignacio
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Rafel Calle
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Amigo Ignacio:
Puedes continuar aquí mismo con el tema.
Abrazos.
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Rafel Calle
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Amiga Ana:
Me gusta mucho tu comentario, incluso he visto temas que se prestan a una larga conversación, pero no los diré ahora, porque no quiero desviar el asunto.
Siempre es un placer convenir en tus doctas opiniones, compañera. Además, tu visión del poema cada día se hace más panorámica.
Abrazos.
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Rafel Calle
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Armilo Brotón escribió:Muy interesante la tertulia. Seguiremos profundizando. Tengo claro que la poesía debe ser rítmica en cualquier tipo de verso y sus combinaciones para estructurar un poema. También que se consigue con una cantidad de elementos variados que pueden coexistir o no en una misma obra.
Un abrazo
..................................................................................................
Amigo Armilo:
Me gusta mucho tu comentario. Estoy convencido de que toda la poesía escrita tiene un ritmo, más en unas formas del verso y menos en otras, porque, efectivamente, los elementos musicales de un poema varían en función del verso elegido. El verso medido y rimado es la máxima expresión de la musicalidad en el poema. El verso multimétrico tiene menos elementos musicales y el poema en prosa es el que más minimiza la instrumentación musical. Decimos "elementos", pero podríamos decir "instrumentos" asimilándolo a una orquesta. Acentuación&percusión; aliteraciones&violines; asonancias -sobre todo contiguas-&contrabajo; anáforas&viento; rimas&teclado..., en fin, como tú dices, hay una buena cantidad de elementos&instrumentos que pueden coexistir en una misma obra.
Abrazos.
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Pablo Ibáñez
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Pablo Ibáñez »

Ana,

leyendo este comentario tuyo:

"Igualmente nuestro cuerpo está sometido a ritmos circadianos: respiración, latidos cardíacos, frecuencias cerebrales, ritmos de digestión, respiración celular, etc."

me vino a la mente un recuerdo del ritmo natural humano que me llamó muchísimo la atención. No tiene nada que ver con la poesía (o tal vez mucho), lo cuento como anécdota. Se trata del ritmo de las contracciones del parto cuando nacieron mis hijos. Yo no las sufrí, naturalmente :) , pero veía una especie de osciloscopio que las registraba. La sincronización temporal del ritmo de las contracciones era increíblemente precisa. Era como un ritmo dentro de otro ritmo. Diez minutos exactos sin contracciones, seguido de cinco minutos exactos con contracciones de frecuencia exacta. A medida que se acercaba el momento del parto crecía la amplitud de las contracciones, pero la regularidad del ritmo se mantuvo exacta.

Un abrazo.
M. Sánchez
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por M. Sánchez »

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Última edición por M. Sánchez el Dom, 15 Abr 2018 16:49, editado 1 vez en total.
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Rafel Calle
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Amigo Manuel:
Me gusta tu comentario, sobre todo cuando dices "La infancia es un buen momento para acostumbrar al oído a este tipo de manifestaciones fónicas que son tan poco habituales en el habla normal." Precisamente, Alaire se va a dedicar de lleno a la enseñanza infantil. Estamos inmiscuidos en un proyecto, mejor dicho, un megaproyecto que quiere llevar la poesía a las aulas desde muy temprana edad. No quiero abundar más sobre el asunto, para no desviar este interesantísimo intercambio de opiniones. En otra ocasión hablaremos de la poesía desde la infancia, pienso que es un tema crucial.
Abrazos.
Ana Muela Sopeña
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Ana Muela Sopeña »

Muchas gracias, Rafel, por tus palabras respecto a mi comentario.

Hola, Pablo, me parece muy interesante lo que cuentas sobre el ritmo de las contracciones en el parto de tu esposa. Ritmo perfecto, medido, matemático. En definitiva un ritmo armónico como la vida misma cuando no la adulteramos o corrompemos.

La música está en todas partes, incluso desde el parto. Interesantísimo.

Manuel:

Es sumamente interesante tu aporte en este hilo de conversación. Educar desde la infancia para poder hacer música y poesía y/o para poder captar la música y la poesía son temas pendientes de nuestro sistema educativo.

Agradezco tus opiniones aquí expuestas.

Abrazos a todos
Ana
La Luz y la Tierra, explosión que abre el corazón del espacio.
Ignacio Mincholed
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Re: Participa aquí mismo, en la musicalidad en el poema

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Saludos Rafel.
De acuerdo. Voy a intentar exponer algunos aspectos en cuanto a musicalidad y ritmo de pensamiento.


La poesía y la música son artes caracterizadas por una sucesión temporal de su propuesta. Esto es, suceden a lo largo de un tiempo. A diferencia de las artes visuales que son percibidas instantáneamente. Está claro que esa instantaneidad perceptiva no implica una comprensión intelectiva inmediata, cuestión que sería cosa de ser tratada desde otras perspectivas posteriores. La escultura, la pintura, la fotografía son percibidas enteramente sin un transcurso de tiempo en la formación de la propuesta estética, se nos dan en un todo acabado.

No sucede así con la música o la poesía, requieren una temporalidad para asimilar la propuesta de la obra. El hecho expresivo se produce mediante una sucesión de episodios intermedios que van formando temporalmente el carácter de la obra. El teatro y el cine serían otros ejemplos que requieren temporalidad para la percepción de aquello que proponen.

Es natural la vinculación que se ha venido dando a lo largo de la historia entre música y poesía. La música se da directamente a través de la voz humana mediante el canto, del mismo modo que la poesía, en un principio, estaba destinada a ser recitada. Dilucidar si se produjo antes la música o la poesía no tiene la menor importancia para el tema que nos ocupa, pero la influencia mutua es innegable. Sobre estas consideraciones disponemos de múltiples referencias y estudios que no es necesario traer aquí. La fusión de canto y música instrumental resultó algo consecuente y natural. La música y la letra que diríamos ahora. Una se apoya en la otra para crear lo que llamamos canciones. Se podría decir que ambas tenían un componente escénico, componente que la música mantiene pero que en cambio la poesía ha perdido casi del todo.

En algún momento, que puede ser históricamente definido, la poesía tomó cuerpo para ser algo más que una forma narrativa de sucesos y pasar a ser una forma de expresión intimista dejando a un lado el componente escénico. El teatro en verso es primordialmente teatro, una especialidad interpretativa. Los recitados de poesía no son algo que hoy se mantenga significativamente.

Bajo estos aspectos podemos ver que el concepto de musicalidad es una transferencia por inducción de la música a la poesía. Y, así, se ha venido incorporando a la poesía una suerte de musicalidad mediante los recursos de metro, rima y otros bien conocidos con determinadas disposiciones.

¿Es necesario para la poesía lo que llamamos musicalidad? ¿No deberíamos hablar de ritmo y armonía en vez de musicalidad ?

Todas las artes encierran en sus propuestas un principio de poética; esto es, un sentido de representación con la voluntad de alcanzar algo más allá de la evidencia de los sucesos, fenómenos, emociones y cosas naturales o artificiales que vienen a representar. El arte, pues, pretende representar el aspecto sensible del mundo más allá de lo perceptible de forma cognitiva. Así, entiendo que el sentido del Arte es provocar la evocación.

Me referiré al cine para incluir de alguna forma al teatro en su disposición de temporalidad, como también puede ser la danza en todas sus vertientes así como otras formas de expresión artística caracterizadas por la temporalidad como la performance. Al hablar de cine también hacemos referencia al ritmo cuando queremos indicar si presenta una sucesión fluida su propuesta. El montaje, la edición de los planos, es una forma de ritmo en cuanto a que es una secuencia de sucesos que se nos presentan con mayor o menor agilidad narrativa. Así, decimos que tal película tiene un ritmo lento o rápido, es monótona o vertiginosa en sus secuencias expresivas. Pero, en el cine o el teatro no hablamos de musicalidad aun siendo el ritmo algo asociado a esa musicalidad con la que nos referimos al hablar de poesía.

El ritmo, pues, tiene otras connotaciones que transcienden el concepto de musicalidad tal como lo venimos entendiendo asociado a la poesía. Para hacernos una idea de la dificultad que entraña la definición de ritmo en poesía asociado a la musicalidad, esta frase de Valery puede darnos una idea:

He leído o he escrito veinte definiciones del ritmo, de las cuales yo no adopto ninguna".

Si aceptamos que el poema debe tener ritmo pero no necesariamente debe tener musicalidad tal como la entendemos, tenemos que enfrentarnos a consideraciones que superen el mero análisis mecánico/técnico del poema en la búsqueda de alternativas a dicha musicalidad. Por lo tanto, las connotaciones expresivas de la obra deben superar las denotaciones propias del lenguaje musical para hallar vínculos de expresión que no sólo sean el reflejo inmediato de aquello que se percibe en una lectura formal.

El ritmo, como apunté en intervenciones anteriores, es algo regular, algo que se mantiene en el tiempo en una secuencia cíclica de cambios entre pulsos y silencios, y, que mantienen un patrón que evidentemente puede ser variado y a la vez ser cíclico en su alternancia. Esto, aplicado a la poesía, puede darnos una infinidad de ritmos y contra ritmos que no necesariamente aspiran a obtener una musicalidad, sino una proposición de tensiones y extensiones para crear el efecto dramático deseado. Entendiendo aquí dramático como proposición artística.

Cada uno podemos traer a primer plano del debate aquello que consideramos una cimentación basada en aspectos lingüísticos, filológicos y, en fin, cualquier aspecto de constatada referencia de autoridad desde la que construir una exposición sobre la que poder debatir estos aspectos, y, aun así, la cimentación no será completa y por lo tanto la construcción consecuente será cuestionable. Dije, refiriéndome al ritmo de pensamiento, que es un asunto de aspectos determinantes amplísimos y escurridizos porque nada delimita el mundo de lo sensible como percepción vital.

Dámaso Alonso, en su obra La poesía española, habla de “procedimientos cuasicientíficos” para investigar el objeto poético. Indudablemente no son científicas las múltiples metodologías que se han venido empleando y se emplean todavía en el análisis del poema. El mismo Dámaso Alonso dice que la forma no afecta de manera única al significante ni al significado, sino que afecta a la relación entre los dos, y se refiere a forma exterior para indicar la relación entre ambos. Desde esta perspectiva de relación, la forma en sí del poema considerada como una percepción integral, entiendo que el poema no sólo es susceptible de análisis “cuasicientíficos” sino que de manera imprescindible y sustancial es necesario intervenir mediante el análisis de la forma síquica de la obra.

Lo que se viene considerando musicalidad en poesía, “sucesión regular de sílabas, acentos, pausas…”, no es lo único que define el ritmo sustancial del poema, su impronta creativa. De ahí que me refiriera en una de mis intervenciones a la musicalidad ramplona de cadencias del tipo ta-ta-chán / ta-ta-chán, empleadas hasta la saciedad en la música y en la poesía sin que aporten nada de particular a ninguna de las dos.

El jazz transcendió el concepto de ritmo en la música. La poesía continua sujeta a una musicalidad que se entiende como parte ineludible en el poema. Cosa que no comparto como axioma. Y, en cambio, sí mantengo que el ritmo debe aparecer en el poema, sea explícito o esté implícito en sus coordenadas intelectuales.

Meumann, sicólogo experimental, señalaba que el ritmo no es un proceso objetivo sino que es un proceso mental. Este entendimiento del ritmo supone una concepción mentalista que conjugaría la percepción auditiva con un código temporal de conceptos personales. Dice, que: la percepción y goce del ritmo no consiste en las sensaciones recibidas, sino en su organización interior.
Aquí tendríamos una primera aproximación al asunto de ritmo de pensamiento que, como podemos ver es escurridizo porque no se sujeta a metodología analítica alguna, no digamos ya científica.

Desde una visión opuesta a la organización interior del ritmo están las propuestas de Antonio Quilis, filólogo, en sus obras sobre fonética de gran interés al tratar los encabalgamientos, el acento, el tono… como integrantes del ritmo desde una fonética instrumental. Contemplado el ritmo únicamente desde esta perspectiva, tal vez quedaría estancada la emoción poética al no considerar la interiorización de los efectos rítmicos del poema ya que no existe un lector estándar que pueda evaluarlos.

Del mismo modo tampoco podemos fiar únicamente a la organización interior el sentido rítmico del poema si lo que pretendemos es construir unos principios de alcance analítico fundamentados.

La visión de Navarro Tomás no aporta demasiado cuando dice: “En todo verso se reconoce la presencia de un período rítmico equivalente al compás musical”. No ayuda mucho ya que considera indisoluble el binomio música/poesía, y, entiendo que no es indisoluble.

Los simbolistas, sobre todo los franceses (y aquí deberíamos tratar la musicalidad desde la perspectiva del idioma, cosa que abriría inevitablemente el debate en otras derivadas), partieron de una concepción de la poesía basada en un marcado carácter musical, mucho más acentuado si cabe que los preceptos del romanticismo. Ejemplos son Verlaine o Valery, cuando dice este último en “Introducción a la poética” aquello de: “Relación continuada y persistente entre un ritmo y una sintaxis, entre el sonido y el sentido”. Del mismo modo los modernistas, con Darío a la cabeza cuando dice que su poesía está “bajo el divino imperio de la música”, o Juan Ramón Jiménez y su consideración de la poesía como hermana de la música.

Esta concepción ha calado hondo contribuyendo a mantener un sentido de musicalidad en el poema asociada a la música.

Amado Alonso, filólogo y lingüista, fue el primero en hablar de ritmo de pensamiento, cuestión fundamental de cara a completar bases para el estudio de la poesía de verso libre. Dice, en “Materia y forma en poesía”:

Ritmo de pensamiento será aquél cuyas variadas sensaciones corporales están provocadas por la marcha del pensamiento idiomático. Todo otro hablar de ritmo interior y de ritmo de pensamiento no tendrá ningún valor, mientras no pongamos en claro cuáles son los elementos sensibles en que se manifiesta y cómo están organizados. Son frecuentísimas las afirmaciones de que la poesía no es tanto un ritmo de sonidos cuanto de ideas, una corriente de acentos de atención. Mas para ser exactos, no existe un ritmo de ideas; hay un ritmo ocasionado por las ideas, de naturaleza fisiológica, y de origen espiritual. El espíritu obrando sobre la materia”.
(La negrita es indicación propia)

Señala, pues, una relación imbricada entre el aspecto formal y el aspecto conceptual del poema, el resultado sensible una vez traspasada la epidermis de la voz.

La sintaxis, la entonación, las pausas… nos darán el ritmo lingüístico; la secuencia de los acentos, el metro, la intensidad, la rima… nos darán el ritmo del verso. Pero la poesía no es sólo gramática, los significados, la semántica, el orden, y el ritmo de pensamiento completan una visión panorámica de la poesía (y, porqué no, un aparentemente ritmo arbitrario).

Sustituir musicalidad por armonía sería un buen principio para investigar qué es aquello que hace que un poema tenga un componente armónico desvinculado de un sentido musical. Armonía que conjugue el ritmo lingüístico, el ritmo del verso, y el ritmo de pensamiento con su componente síquica.

La transición del verso medido al verso libre supone una apuesta por traer a primer plano el sentido del ritmo de pensamiento, apreciación síquica de la intención del poeta por señalar aquello que de otro modo no podría, acotada como está la expresión de su creatividad por la propia naturaleza del lenguaje y la escritura, sin perder y sí por el contrario aumentar la libertad del poeta en la penetración de lo sensible.
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