Página 7 de 7

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Lun, 16 Sep 2024 11:20
por F. Enrique
Rafel Calle escribió: Mié, 05 Ago 2015 5:55 Muy bello trabajo de Enrique.
[/quote


Gracias, Rafel.


Léon Pasternak.

Re: re: Lluvia de primavera

Publicado: Mar, 17 Sep 2024 9:42
por F. Enrique
Ramón Ataz escribió: Sab, 16 Feb 2013 22:50 Un poema impresionante, Enrique, que merece más de una lectura, tranquila y sosegada, para sacarle todo el jugo. En una primera lectura ya se observa la elocuencia, el derroche de recursos para enhebrar el elevado e íntimo discurso poético. Se queda uno atrapado en algunos versos

que lo que nace en ti va en contra de tu esencia,
que hieres lo que amas e indultas lo que hiere.

En fin, una gratísima experiencia que repetiré porque, repito, es un poema para leer y releer. Baste esta primera lectura para dejar testimonio de que me ha gustado mucho.

Un abrazo.
Gracias, Ramón.

Léon Pasternak.

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Jue, 19 Sep 2024 11:19
por F. Enrique
J. J. Martínez Ferreiro escribió: Sab, 08 Ago 2015 21:21 Joer, qué poemazo, amigo Enrique !!!!, Me he quedado verdaderamente impresionado de lo qué se dice y cómo se dice, cada palabra esta en su sitio en todos los versos, logrando un belleza y un ritmo que encandila.

Todo un placer de lectura.

Un fuerte abrazo.
Gracias, Ferreiro.

Léon Pasternak

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Jue, 19 Sep 2024 17:33
por F. Enrique
María José Honguero Lucas escribió: Mié, 05 Ago 2015 13:20 Vaya pedazo de poema, con metáforas verdaderamente hermosas que te dejan con la boca abierta. Me lo he tragado de golpe, casi sin respirar.
Me gusta mucho cómo escribes, ese romanticismo que siempre impera en tus poemas, esa forma de llegar al lector, y encima con un poema extenso ( yo nunca he sido capaz de escribir uno tan largo, tengo el enoorme defecto de la impaciencia, porque siempre escribo de un tirón) que se hace corto y te deja con ganas de más.
Un abrazo



Este poema lo escribí en cuatro días, unos 15 minutos cada uno de ellos.

Léon Pasternak.

Re:

Publicado: Vie, 20 Sep 2024 6:39
por F. Enrique
Josefa A. Sánchez escribió: Mar, 19 Feb 2013 2:07 En algunos momentos me he sorprendido conteniendo la respiración, arrastrada por el ritmo intenso del poema. Me ha gustado mucho y yo también volveré.
Un abrazo.
Pepa
En cierta forma es lo que pretendía, Pepa.

Léon Pasternak.

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Vie, 20 Sep 2024 11:12
por F. Enrique
J. J. Martínez Ferreiro escribió: Sab, 08 Ago 2015 21:21 Joer, qué poemazo, amigo Enrique !!!!, Me he quedado verdaderamente impresionado de lo qué se dice y cómo se dice, cada palabra esta en su sitio en todos los versos, logrando un belleza y un ritmo que encandila.

Todo un placer de lectura.

Un fuerte abrazo.
Gracias, Ferreiro.

Léon Pasternak.

Re:

Publicado: Vie, 20 Sep 2024 19:35
por F. Enrique
Hallie Hernández Alfaro escribió: Sab, 16 Feb 2013 22:53 Uff, un poema inmenso. Para leerlo en etapas y paladear, cada episodio.

Cuánta belleza desolada haciendo torniquetes para conservar el último aliento. En Lluvia de primavera convergen el grito enlutado y la pasmosa enumeración de los irrenunciables.

Se llena la sala de aplausos. Salud y felicidad para el poeta.

Hallie
Gracias, Hallie, por tu bello comentario.

Léon Pasternak.

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Dom, 22 Sep 2024 7:33
por F. Enrique
E. R. Aristy escribió: Sab, 24 Abr 2021 16:00
F. Enrique escribió:Llueve en la tarde clara que acaricia tu rostro,
en las calles vacías, en el bosque de piedra.
Me ha herido tu amor y no puedo negarlo,
me duele hasta esta lluvia que no cae y se aleja.
(1998)
[BBvideo 560,340][/BBvideo]
1

En esta primavera
de vientos que aprisionan un corazón ardiente
que nunca te ha olvidado
miro hacia los jardines y evoco tu fragancia
para seguir tirando de un carro ingobernable
al que me ató el destino entre el barro y los charcos
que hoy cubren los delirios de nuestra efervescencia.

En este pedestal de la memoria
que te espera
sujeto en el acanto sin columnas
de las ruinas del templo levantado
por nuestra irreverencia
buscaría la herida del aura de una rosa
desprovista
del telúrico encanto de tu voz y del filo
mortal de tu silencio
para hallarte,
moriría dichoso si arrancara
la sonrisa y la luz que tuviste algún día
en el amanecer de los misterios,
en las calles de Hadú, en el Campillo 1 abandonado.

En las reminiscencias del bosque de las hadas
que nunca aparecieron y sufren por tu ausencia
estás sola
con la sed de la magia que te incita
a soñar y abrazar el olivo trenzado
de los búhos que pasan silenciosos,
estás sola y esperando
la camioneta 2
que vaga sin destino
y atraviesa mi barrio, al que ya no le quedan
corazón ni mujeres
que hablen con la muerte y la alejen del mástil
de los barcos anclados
en la noche sin luna.

2

Estoy solo
transitando las aceras de los desheredados,
buscando la redención de un músico en Hortaleza
en el himno que lleva a la revuelta de las flores;
tres minutos, unas palabras, una sonrisa
y la esperanza en el hombre aparece y emociona,
pero no estás aquí para verlo en mis ojos,
no estás para decirme que resista,
para tomar mi corazón como una llama al viento.

Porque seguimos caminando por las calles mojadas
de nuestros brotes verdes con el paso cambiado,
con las mismas ideas que nos llevan al ostracismo,
a la amenaza del destierro
de esta ciudad que adora el metal y las medallas
y altera los subtítulos de la voz de los profetas,
con los besos y las caricias arrinconados en los portales,
con los claveles gritando que no hubo revolución,
y no nos encontramos, no hallamos nuestra alma,
alguna vez la creímos eterna y luminosa,
pero agoniza en cada cruz de ese sendero
que se nos hace tortuoso como el rostro de un ángel caído,
sombrío como un viernes en tu Gólgota de soledad asumida.

3

Y lloramos por dentro como un frente salvaje
de borrascas decembrinas en plena primavera,
escondidos en el rostro de un dios que no perdona,
que aprendió a disfrazarse un Martes de Carnaval
del que aún no ha regresado,
y el amor convirtió en cenizas aquel día,
en alma viva el resentimiento,
el licor en la sangre de los bardos que lloran
cuando cantan lo que ven.

Sabiendo que repudias la primera promesa
que hiciste al Galileo cuando nadie te veía
solo por destronarme
de este flujo sin tregua que corre
hacia el acantilado de una fiesta sin gracia
cuando el mar nos inunda y se lleva
los restos del naufragio de la elegancia y la sonrisa,
mi corazón sufre, sufre porque niegas lo que amas.

4

Estás sola
en aquel salón de opalina y de deseo
que se muestra cansado
como un toro en el último tercio de las sombras,
con el jersey de hilo que se ajusta al recuerdo,
con las manos nerviosas que acarician la ternura,
con el pelo mojado que agita la emoción,
y nada te despierta al cambio que te grita
que luches contra los vientos de tu propia tempestad,
que lo que nace en ti va en contra de tu esencia,
que hieres lo que amas e indultas lo que hiere.

5

Porque tú, querida, más confusa que yo
con el ritmo de las horas y la caída de los astros,
lloras por el pasado, mides cada distancia,
desangras cada verso que no puedes tocar
y te evoca otro nombre, cuando todos son el tuyo
y todos los besos se dirigen a tu boca,
y yo no puedo contener la rabia de los hombres valientes,
pienso en Robert Jordan 4 que espera cerrar los ojos
y se enamora
del último aliento que mueve su esperanza
para darles el tiempo de huir a los que ama
y a quienes portan su bandera aunque la desprecien,
en el último vuelo sin brújula de Antoine 5
buscando al hombre libre en un sueño irrenunciable,
en el Amigo que mira por la ventana el paso de los niños
porque ya no puede seguirlo
aunque nunca llegue tarde a una cita
y recorra la Isla Verde 6
con los remos astillados para seguir resistiendo
los golpes del destino al timón de su barca,
y en todo esfuerzo inútil ofrendado a la belleza del fracaso;
buscar la verdad, amar la poesía,
rendir culto a los muertos,
sentir la libertad como una llama viva,
cuando veo que abandonas lo que queda
y añoras lo perdido,
y la sombra de los días se hace larga
como una noche infinita
y la vida me parece más oscura y vacía que la muerte.
1 Hadú (se pronuncia “Jadú”) y El Campillo son lugares de Ceuta.
2 Camioneta: Hasta hace poco era como se conocían en Ceuta a los autobuses.
3 En las supersticiones de los marineros ceutíes ver un pájaro blanco por la noche significaba la muerte de alguien, verlo en el mástil de tu barco, la tuya propia.
4 Robert Jordan: personaje central de la novela de Ernest Hemingway “Por quién doblan las campanas”
5 Antoine de Saint-Exupéry: escritor y aviador francés que murió en una expedición aérea durante la II Guerra Mundial
6 La Isla Verde: Algeciras

Una catedral de hermosa arquitectura. En ella tu alma,poeta entra y sale de su ventanales con gracia y con bello plumaje. Agradezco que suba de nuevo para deleite de quienes no la vimos antes. Abrazos, Francisco. ERA

Gracias, Roxane.

Léon Pasternak.

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Dom, 22 Sep 2024 9:29
por F. Enrique
J. J. Martínez Ferreiro escribió: Sab, 08 Ago 2015 21:21 Joer, qué poemazo, amigo Enrique !!!!, Me he quedado verdaderamente impresionado de lo qué se dice y cómo se dice, cada palabra esta en su sitio en todos los versos, logrando un belleza y un ritmo que encandila.

Todo un placer de lectura.

Un fuerte abrazo.
Gracias, Ferreiro.

Francisco Enrique León.

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Dom, 22 Sep 2024 14:26
por F. Enrique
E. R. Aristy escribió: Sab, 24 Abr 2021 16:00
F. Enrique escribió:Llueve en la tarde clara que acaricia tu rostro,
en las calles vacías, en el bosque de piedra.
Me ha herido tu amor y no puedo negarlo,
me duele hasta esta lluvia que no cae y se aleja.
(1998)
[BBvideo 560,340][/BBvideo]
1

En esta primavera
de vientos que aprisionan un corazón ardiente
que nunca te ha olvidado
miro hacia los jardines y evoco tu fragancia
para seguir tirando de un carro ingobernable
al que me ató el destino entre el barro y los charcos
que hoy cubren los delirios de nuestra efervescencia.

En este pedestal de la memoria
que te espera
sujeto en el acanto sin columnas
de las ruinas del templo levantado
por nuestra irreverencia
buscaría la herida del aura de una rosa
desprovista
del telúrico encanto de tu voz y del filo
mortal de tu silencio
para hallarte,
moriría dichoso si arrancara
la sonrisa y la luz que tuviste algún día
en el amanecer de los misterios,
en las calles de Hadú, en el Campillo 1 abandonado.

En las reminiscencias del bosque de las hadas
que nunca aparecieron y sufren por tu ausencia
estás sola
con la sed de la magia que te incita
a soñar y abrazar el olivo trenzado
de los búhos que pasan silenciosos,
estás sola y esperando
la camioneta 2
que vaga sin destino
y atraviesa mi barrio, al que ya no le quedan
corazón ni mujeres
que hablen con la muerte y la alejen del mástil
de los barcos anclados
en la noche sin luna.

2

Estoy solo
transitando las aceras de los desheredados,
buscando la redención de un músico en Hortaleza
en el himno que lleva a la revuelta de las flores;
tres minutos, unas palabras, una sonrisa
y la esperanza en el hombre aparece y emociona,
pero no estás aquí para verlo en mis ojos,
no estás para decirme que resista,
para tomar mi corazón como una llama al viento.

Porque seguimos caminando por las calles mojadas
de nuestros brotes verdes con el paso cambiado,
con las mismas ideas que nos llevan al ostracismo,
a la amenaza del destierro
de esta ciudad que adora el metal y las medallas
y altera los subtítulos de la voz de los profetas,
con los besos y las caricias arrinconados en los portales,
con los claveles gritando que no hubo revolución,
y no nos encontramos, no hallamos nuestra alma,
alguna vez la creímos eterna y luminosa,
pero agoniza en cada cruz de ese sendero
que se nos hace tortuoso como el rostro de un ángel caído,
sombrío como un viernes en tu Gólgota de soledad asumida.

3

Y lloramos por dentro como un frente salvaje
de borrascas decembrinas en plena primavera,
escondidos en el rostro de un dios que no perdona,
que aprendió a disfrazarse un Martes de Carnaval
del que aún no ha regresado,
y el amor convirtió en cenizas aquel día,
en alma viva el resentimiento,
el licor en la sangre de los bardos que lloran
cuando cantan lo que ven.

Sabiendo que repudias la primera promesa
que hiciste al Galileo cuando nadie te veía
solo por destronarme
de este flujo sin tregua que corre
hacia el acantilado de una fiesta sin gracia
cuando el mar nos inunda y se lleva
los restos del naufragio de la elegancia y la sonrisa,
mi corazón sufre, sufre porque niegas lo que amas.

4

Estás sola
en aquel salón de opalina y de deseo
que se muestra cansado
como un toro en el último tercio de las sombras,
con el jersey de hilo que se ajusta al recuerdo,
con las manos nerviosas que acarician la ternura,
con el pelo mojado que agita la emoción,
y nada te despierta al cambio que te grita
que luches contra los vientos de tu propia tempestad,
que lo que nace en ti va en contra de tu esencia,
que hieres lo que amas e indultas lo que hiere.

5

Porque tú, querida, más confusa que yo
con el ritmo de las horas y la caída de los astros,
lloras por el pasado, mides cada distancia,
desangras cada verso que no puedes tocar
y te evoca otro nombre, cuando todos son el tuyo
y todos los besos se dirigen a tu boca,
y yo no puedo contener la rabia de los hombres valientes,
pienso en Robert Jordan 4 que espera cerrar los ojos
y se enamora
del último aliento que mueve su esperanza
para darles el tiempo de huir a los que ama
y a quienes portan su bandera aunque la desprecien,
en el último vuelo sin brújula de Antoine 5
buscando al hombre libre en un sueño irrenunciable,
en el Amigo que mira por la ventana el paso de los niños
porque ya no puede seguirlo
aunque nunca llegue tarde a una cita
y recorra la Isla Verde 6
con los remos astillados para seguir resistiendo
los golpes del destino al timón de su barca,
y en todo esfuerzo inútil ofrendado a la belleza del fracaso;
buscar la verdad, amar la poesía,
rendir culto a los muertos,
sentir la libertad como una llama viva,
cuando veo que abandonas lo que queda
y añoras lo perdido,
y la sombra de los días se hace larga
como una noche infinita
y la vida me parece más oscura y vacía que la muerte.


1 Hadú (se pronuncia “Jadú”) y El Campillo son lugares de Ceuta.
2 Camioneta: Hasta hace poco era como se conocían en Ceuta a los autobuses.
3 En las supersticiones de los marineros ceutíes ver un pájaro blanco por la noche significaba la muerte de alguien, verlo en el mástil de tu barco, la tuya propia.
4 Robert Jordan: personaje central de la novela de Ernest Hemingway “Por quién doblan las campanas”
5 Antoine de Saint-Exupéry: escritor y aviador francés que murió en una expedición aérea durante la II Guerra Mundial
6 La Isla Verde: Algeciras

Una catedral de hermosa arquitectura. En ella tu alma de poeta entra y sale de su ventanales con gracia y con bello plumaje. Agradezco que suba de nuevo para deleite de quienes no la vimos antes. Abrazos, Francisco. ERA

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Dom, 22 Sep 2024 22:33
por F. Enrique
Ramón Carballal escribió: Sab, 08 Ago 2015 22:05 Impactan estos versos. Un placer la lectura. Abrazos.
Muchas gracias, Ramón.

Francisco Enrique León.

Re: Lluvia de primavera

Publicado: Dom, 22 Sep 2024 22:47
por F. Enrique
Ramón Carballal escribió: Sab, 08 Ago 2015 22:05 Impactan estos versos. Un placer la lectura. Abrazos.
Muchas gracias, Ramón.

Francisco Enrique León.

Re:

Publicado: Dom, 22 Sep 2024 23:18
por F. Enrique
Isabel Moncayo escribió: Dom, 17 Feb 2013 19:55 Es un poema inmenso, Enrique, sí, merece una o varias relecturas, evocadoras imágenes y gran sensibilidad para esa dolorosa lluvia que no cae y se aleja, Ya me atrapaste desde la cita, enhorabuena y gracias por compartir.

Un abrazo.
Gracias, Isabel. Te echo de menos.

Francisco Enrique León.