Editorial Alaire

Gerardo Mont escribió:Vuelvo sobre este maravilloso poema y encuentro nuevos significados, visualizo una profundidad existencial que me fascina y un exquisito uso de la lengua. Si bien siempre te mantienes a un nivel muy alto y tus escritos son de gran calidad, éste me parece excepcional...Entre lo que recuerdo, lo mejor que te he leído.
Un gran abrazo poeta.

Rafel Calle escribió:Eran pasajeros de una fe sin rumbo
y también residual porque nada es eterno;
eran la última estación, los trenes
que pasan sin parar o no llegan a tiempo.

Eran raíles ahítos del óxido
cautivo en el culmen del acero
celosamente frío; eran la costumbre
de un tran tran difuso, casi ciego,
en los paisajes nublados,
porque nada es eterno.

Eran por ser definición
y la indefinición de los conceptos
rotos a base de insistir compulsivamente
en el gris más denso de las nubes,
eran sin sol o un reto del poniente
en busca de una amnistía
que los reos de la niebla le reclaman a la suerte.

Eran un vagón de cola y el encanto
de las sombras, espejismos o los trenes
que vienen y van
y nunca se detienen.

Gerardo Mont escribió:Vuelvo sobre este maravilloso poema y encuentro nuevos significados, visualizo una profundidad existencial que me fascina y un exquisito uso de la lengua. Si bien siempre te mantienes a un nivel muy alto y tus escritos son de gran calidad, éste me parece excepcional...Entre lo que recuerdo, lo mejor que te he leído.
Un gran abrazo poeta.

Mariona Monsonís escribió:Muy bueno, ese tren, entre la niebla, haces visualizar cada imagen versada.
En la vida hay muchos trenes que npasan de largo,otros detienen su salida.
Un saludo