Editorial Alaire

Tristany Joan Gaspar escribió:

Aubriel Camila de la Prad escribió:Dibujo una erre en el cristal, dibujo nubes que urden aguaceros,dibujo tu sonrisa puesta al descuidoentrando al bar definitivo.Pero eso fue hace muchoy los relojes gastaron la arena.Ya caminé todas las lluviasde tu manoque desguaza tempestades,besé tu boca de aguaen tardes huérfanas de firmamento,bebí todas las palabrasinéditas,buceé en textos incunablesla íntima ferocidad de tu ternura.¡Pero hace fue hace tanto!Y las horas pasaron,como trampas.Fui aquella mujer bajo la lluviaque gritaba tu nombrehasta el aullido.Fui todas.Hoy soy la que queda,la que dibuja intentos de olvidoen cada milímetrode tu recuerdo desvelado.Conjuro una erre en el cristal.Llueve,y te volvés inevitable.En algún lugar de la ciudadme estás pensando.

Bellisimio poema Aubriel.
genial.
impresionante.

me tienes descolocado con este poema.

Un fuerte abrazo y muchos besos.

Joan

Juan Bellini escribió:Soledad, llovizna y frío...Aun sin conocer mi cita, puedo decir que sólo un porteño de corazón, puede escribir éstos versos. ¡Felicitaciones, amiga! Excelente poesía.
Un abrazo,
Juan.

Aubriel Camila de la Prad escribió:Dibujo una erre en el cristal,
dibujo nubes que urden aguaceros,
dibujo tu sonrisa puesta al descuido
entrando al bar definitivo.

Pero eso fue hace mucho
y los relojes gastaron la arena.

Ya caminé todas las lluvias
de tu mano
que desguaza tempestades,
besé tu boca de agua
en tardes huérfanas de firmamento,
bebí todas las palabras
inéditas,
buceé en textos incunables
la íntima ferocidad de tu ternura.

¡Pero hace fue hace tanto!
Y las horas pasaron,
como trampas.

Fui aquella mujer bajo la lluvia
que gritaba tu nombre
hasta el aullido.

Fui todas.

Hoy soy la que queda,
la que dibuja intentos de olvido
en cada milímetro
de tu recuerdo desvelado.

Conjuro una erre en el cristal.
Llueve,
y te volvés inevitable.

En algún lugar de la ciudad
me estás pensando.

Vicente Fernández-Cortés escribió:He pretendido destacar algun verso, alguna palabra suelta pero el soberbio conjunto es tan espectacularmente bello que me lo hace imposible. Desde luego y sin ningun género de dusas un poema para enmarcar, disfrutar y recordar siempre.


Mi profunda admiración junto a mi abrazo

Aubriel Camila de la Prad escribió:Dibujo una erre en el cristal,
dibujo nubes que urden aguaceros,
**
Pero eso fue hace mucho
y los relojes gastaron la arena.

Ya caminé todas las lluvias
de tu mano
que desguaza tempestades,
besé tu boca de agua
en tardes huérfanas de firmamento,
**
la íntima ferocidad de tu ternura.

**

Fui aquella mujer bajo la lluvia
que gritaba tu nombre
hasta el aullido.

Fui todas.

**
Conjuro una erre en el cristal.
Llueve,
y te volvés inevitable.

En algún lugar de la ciudad
me estás pensando.

Just Gafar escribió:Me gust{o, y de que manera Aubriel. Tiene versos muy especiales, y ese dibujar la erre, es tan personal, tan atrevidamente maravilloso.

Un gusto pasar por tu ventana

Abrazos de sábado y domingo

julián borao escribió:Dibujo una erre en el cristal,
dibujo nubes que urden aguaceros,
dibujo tu sonrisa puesta al descuido
entrando al bar definitivo.
Pero eso fue hace mucho
y los relojes gastaron la arena.
Ya caminé todas las lluvias
de tu mano
que desguaza tempestades,
besé tu boca de agua
en tardes huérfanas de firmamento,
bebí todas las palabras
inéditas,
buceé en textos incunables
a íntima ferocidad de tu ternura.
¡Pero hace fue hace tanto!
Y las horas pasaron,
como trampas.
Fui aquella mujer bajo la lluvia
que gritaba tu nombre
hasta el aullido.
Fui todas.
Hoy soy la que queda,
a que dibuja intentos de olvido
en cada milímetro
de tu recuerdo desvelado.
Conjuro una erre en el cristal.
Llueve,
y te volvés inevitable.
En algún lugar de la ciudad
me estás pensando.

Un precioso poema melancólico, de lluvias y de ausencias (me encanta eso de la erre en el cristal) aderazado con unas imágenes delicadamente poéticas; un retorno, un dejarse llevar por sensaciones vívidas que permanecen. Y esa proyección final hacia algún lugar de la ciudad donde te piensa... Muy bello, Aubriel.
Un abrazo.
Julián Borao