Editorial Alaire

Ricardo Linares escribió:Encantadora inspiración Pilar, hay que tener arte para zurcir, los rotos del tiempo, del silencio, de la vida en sí, hasta de hacer poemas que el lector agradezca el tiempo invertido en las letras, y tú, Pilar, tienes ese arte poético deseado por muchos y pocos lo tienen.
Un placer haber pasado por tu obra.

Un saludo con mi respeto.

Jorge Salvador escribió:Pero qué bonito, Pilar. Emocionante y reflexivo poema por el que he paseado en esta mañana de domingo con muchísimo gusto. Te felicito por esta magnífica entrega.
Un abrazo

E. R. Aristy escribió:

Pilar Morte escribió:Enhebré la aguja al llegar el alba,
había que zurcir el silencio
antes de pasear a Nara.
Ella me acompaña,
y pone la cabeza en mi regazo
a la espera de caricias.

Sí, siempre hay algo que zurcir;
no son buenos los rotos que deja el tiempo
en algodones con olor a sueños,
ni la herida de los ojos que se cansaron de mirar.

Cada día hay que zurcir
para que la tormenta no agrande el roto.
Zurcimos la luna que nos mira
(cuando nos dice que rompimos las promesas)
la alegría cuando va camino del destierro,
la ilusión que olvidó hacerse paso entre las sombras,
los rotos del invierno por donde se cuelan los diarios.

Zurcir y deshacerse de lo inservible.
Nara me mira,
le gusta la sonoridad de lo desprendido, el ruido de revistas
caducadas,
el olor a enseres del pasado,
y se acerca rozando con su hocico
las fotos que no me reconocen.
De momento son dos carretillas,
y ella me acompaña al contenedor de los adioses.
Luego nos miramos,
pide lo necesario:
la caricia y el pan que se secó al aire.

El sol arrecia,
la siesta es imprescindible.
Nara se tumba esperando
porque no sabe medir el tiempo.

Maravilloso poema, querida Pilar. Abrazos, ERA

Rafel Calle escribió:Muy bello trabajo, amiga Pilar, trufado de la delicadeza idiomática que te caracteriza.
Felicidades.
Abrazos.

Ramón Castro Méndez escribió:Deliciosos y entrañables versos nos dejas en este hermoso poema entre la ensoñación y la cotidiano.
Una gozada de lectura.
Enhorabuena.
Abrazos.

Pilar Morte escribió:Enhebré la aguja al llegar el alba,
había que zurcir el silencio
antes de pasear a Nara.
Ella me acompaña,
y pone la cabeza en mi regazo
a la espera de caricias.

Sí, siempre hay algo que zurcir;
no son buenos los rotos que deja el tiempo
en algodones con olor a sueños,
ni la herida de los ojos que se cansaron de mirar.

Cada día hay que zurcir
para que la tormenta no agrande el roto.
Zurcimos la luna que nos mira
(cuando nos dice que rompimos las promesas)
la alegría cuando va camino del destierro,
la ilusión que olvidó hacerse paso entre las sombras,
los rotos del invierno por donde se cuelan los diarios.

Zurcir y deshacerse de lo inservible.
Nara me mira,
le gusta la sonoridad de lo desprendido, el ruido de revistas
caducadas,
el olor a enseres del pasado,
y se acerca rozando con su hocico
las fotos que no me reconocen.
De momento son dos carretillas,
y ella me acompaña al contenedor de los adioses.
Luego nos miramos,
pide lo necesario:
la caricia y el pan que se secó al aire.

El sol arrecia,
la siesta es imprescindible.
Nara se tumba esperando
porque no sabe medir el tiempo.

Ramón Carballal escribió:No en vano este poema tiene tantos comentarios elogiosos. Tu poesía crece y crece. Enhorabuena y un abrazo.

J. J. Martínez Ferreiro escribió:Vuelvo a disfrutar en este tapiz de sabios versos que van reparando la vida entre la mirada fiel de los perros.


Bicos e saúde.

Alonso Vicent escribió:Volviendo al poema:
Yo creo que es peor un roto que un descosido. Será por la facilidad de aplicar los puntos a una línea recta o la dificultad de cerrar viejas heridas.
Me vi esta vez como una Nara en tu poema, pero con recuerdos humanos que huelen y saben a pasado aunque el tiempo no siempre nos reconozca.
Precioso poema, Pilar (como te dije), desde el Alba hasta la siesta... y en buena compañía.
Hora del reciclaje. Un abrazo, Pilar, y buenas noches.

Luis M. escribió:Vuelvo a deleitarme con este magnífico poema, Pilar. Un fuerte abrazo.