Matemáticas

[Alonso Vicent]

Me dijiste que el amor eran puras matemáticas:
sumas, restas, divisiones
y un múltiplo del infinito.
Te dije que yo era química
y en lo físico un teorema
a la espera de su resolución.
Después sacamos cuentas,
urdimos teorías y nos convertimos
en axiomas de tiempo y tiza;
cada cual con sus principios y sus proposiciones,
al fin y al cabo indemostrables.

Un poema interesante, Alonso. Tiene, por lo real, toda una "potencia del continuo". Me ha gustado mucho ese "múltiplo del infinito". Me ha recordado a la Teoría de cardinales transfinitos, tan necesaria –entre otras cosas– para refinar la intuición, tan apegada a lo finito.

Mi aplauso, amigo, con un abrazo.
Felipe

Parece ser que cardinalmente y ordinalmente podemos convertirnos en transfinitos... naturalmente con correspondencias . Me encantó la agudeza matemática del comentario.
Un abrazo, Felipe, desde estos campos valencianos.

[Alonso Vicent]

... sí, estoy mucho de acuerdo con tales planteamientos, pues, al fin, la libertad incuestionable del ser hondo termina por imponer su ley, permitiéndonos vivir...; felicitaciones, poeta. a. justel/Orión

Muy agradecido, Antonio, y encantado con tu presencia en este poemilla que quiso expresar una larga y fructífica convivencia.
Un abrazo compañero.

[Hallie Hernández Alfaro]

Me dijiste que el amor eran puras matemáticas:
sumas, restas, divisiones
y un múltiplo del infinito.
Te dije que yo era química
y en lo físico un teorema
a la espera de su resolución.
Después sacamos cuentas,
urdimos teorías y nos convertimos
en axiomas de tiempo y tiza;
cada cual con sus principios y sus proposiciones,
al fin y al cabo indemostrables.

Vuelve a primera página para deleite de todos.

Abrazo enorme, hermano león.

[Julio Gonzalez Alonso]

Me dijiste que el amor eran puras matemáticas:
sumas, restas, divisiones
y un múltiplo del infinito.
Te dije que yo era química
y en lo físico un teorema
a la espera de su resolución.
Después sacamos cuentas,
urdimos teorías y nos convertimos
en axiomas de tiempo y tiza;
cada cual con sus principios y sus proposiciones,
al fin y al cabo indemostrables.

¡Genial, Alonso! Yo no sé de matemáticas, y tal vez tampoco del amor... pero he creído entender que el amor y las matemáticas no se llevan mal. Un abrazo. Salud.