Re: El invierno en la mar
Publicado: Mié, 25 Nov 2015 19:08
Muchas gracias, amigo Marius, te agradezco el comentario y me alegra que te haya gustado el poema.
Abrazos.
Abrazos.
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Rafel Calle escribió:No sé cómo tu sonrisa
se convierte en el remedio
de las penas que los niños
celebramos en invierno,
tan solo sé que tu cara
es un tránsito del gesto
a las múltiples leyendas
abrigadas en los juegos
de la infancia que protege
tu maduro pensamiento.
Tiempo de lluvia y coral,
humedísimo alimento
para el fruto juvenil
que se liba con un beso.
A la umbra de sentina
o al interior marinero,
allí donde cohabitan
el anverso y el reverso
en los eternos alumnos
de la mar y sus empeños,
tendrá que arribar el barco,
porque estamos en invierno
y a contraluz el velamen
denuncia que no es eterno.
Siempre y todo naderías
(obligadas por el viento
que cambia más en poniente
y nos aleja del puerto),
porque en el mástil ondea
el pabellón de un te quiero.
Rafel Calle escribió:No sé cómo tu sonrisa
se convierte en el remedio
de las penas que los niños
celebramos en invierno,
tan solo sé que tu cara
es un tránsito del gesto
a las múltiples leyendas
abrigadas en los juegos
de la infancia que protege
tu maduro pensamiento.
Tiempo de lluvia y coral,
humedísimo alimento
para el fruto juvenil
que se liba con un beso.
A la umbra de sentina
o al interior marinero,
allí donde cohabitan
el anverso y el reverso
en los eternos alumnos
de la mar y sus empeños,
tendrá que arribar el barco,
porque estamos en invierno
y a contraluz el velamen
denuncia que no es eterno.
Siempre y todo naderías
(obligadas por el viento
que cambia más en poniente
y nos aleja del puerto),
porque en el mástil ondea
el pabellón de un te quiero.
Muy bello octosílabo, Enhorabuena.Rafel Calle escribió:No sé cómo tu sonrisa
se convierte en el remedio
de las penas que los niños
celebramos en invierno,
tan solo sé que tu cara
es un tránsito del gesto
a las múltiples leyendas
abrigadas en los juegos
de la infancia que protege
tu maduro pensamiento.
Tiempo de lluvia y coral,
humedísimo alimento
para el fruto juvenil
que se liba con un beso.
A la umbra de sentina
o al interior marinero,
allí donde cohabitan
el anverso y el reverso
en los eternos alumnos
de la mar y sus empeños,
tendrá que arribar el barco,
porque estamos en invierno
y a contraluz el velamen
denuncia que no es eterno.
Siempre y todo naderías
(obligadas por el viento
que cambia más en poniente
y nos aleja del puerto),
porque en el mástil ondea
el pabellón de un te quiero.