Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación...

Aquí tendrán cabida discusiones y todo tipo de estudios sobre temas relacionados con el ámbito literario: técnica, oficio, valores poéticos, etc.
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Arturo Rodríguez Milliet
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Continuo con mi atrevimiento de participar en este foro, más con el interés de aprender que otra cosa, por eso espero que tomen cuanto digo más como una serie de dudas que como aseveraciones. Este ejercicio propuesto activa una de las inquietudes que con más persistencia me asalta desde que entré a este portal y visité -con el solemne silencio de los ignorantes- el reciente foro sobre surrealismo.

Con sorpresa he descubierto, a través de las opiniones de los foristas, que muchos pueden conectarse con la emoción que despierta un texto poético aun cuando no se conecten del todo (e incluso, en absoluto) con su significado. Esto para mi resultó una verdadera revelación.

Según el enfoque de estudio que manejamos (soy psiquiatra) respecto a la respuesta emocional, toda emoción está antecedida por un proceso de pensamiento, el cual le otorga significado al evento frente al cual se responde con una emoción. De esta manera, la atribución de significado constituye un proceso de pensamiento (no necesariamente racional) que permite la comprensión de una situación para responder ante ella de manera adaptativa o resolutiva. Por consiguiente, me resulta muy difícil explicarme (no tendría problema en aceptarlo) cómo se puede producir -porque de hecho ocurre en muchos de ustedes- emoción sin comprensión. Insisto, nada estoy aseverando ni cuestionando, me permito reflexionar frente a ustedes.

Como lector de poesía (si es que califico para tal cosa) y alejado de cualquier teoría académica, me ocurre que no puedo experimentar emoción alguna si antes no he logrado integrar cognitivamente un significado que pueda asignar a lo que leo, es decir, si no comprendo no logro sentir. Si me permiten, esto se me asemeja a una suerte de confesión de herejía ante la sagrada inquisición (bromeo, por supuesto.)

Con estas cavilaciones me avoco a jugar con el ejercicio propuesto:

"Julia está triste, tras los ventanales la tarde ya está oscura"

"Tras la ventana
entran las fibras moribundas de luz con sus estambres marchitos.
Julia esta quieta
y en sus pupilas crecen dos anillas de plomo."


Sin lugar a dudas diría que hay más lirismo y riqueza en construcción y contenido en la segunda propuesta y, por consiguiente, la activación emotiva es más poderosa.

Pero… sería así, en mi caso muy particular, porque leí primero la otra propuesta. Si leyese lo segundo sin conocer los primeros versos, habría comprendido seguramente que tras la ventana atardecía, pero ni en un millón de años podría asociar tristeza con anillos de plomo en las pupilas… de esta manera, tendría un atardecer visto por una joven insomne o con una sobredosis tóxica de sabrá dios que cosa… y por supuesto, de esta manera, no contactaré jamás con la emoción que se pretende transmitir.

Allí se centra la inquietud que quisiera compartir. Cuando el lenguaje metafórico es demasiado críptico, su pleno disfrute queda para el quehacer del poeta que escribe y se convierte en un verdadero ejercicio creativo-especulativo para quien lo lee, que tendría que ser necesariamente otro poeta para aproximarse a su sentido original o, simplemente, inventarse otro totalmente diferente… si esto último fuese el caso… ¿Dónde queda la necesidad de comunicarse en todo esto? Yo expreso lo que pienso y siento para que tu entiendas lo que te venga en gana… de eso se alimentó por mucho tiempo la guerra fría (vuelvo a bromear).

Una vez más, agradezco su paciencia y mucho más agradecería algunos comentarios que me permitan tener más luces sobre el tema.

Abrazos de año nuevo con mis mejores deseos para todos.
Última edición por Arturo Rodríguez Milliet el Mar, 31 Dic 2013 2:03, editado 1 vez en total.
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Jerónimo Muñoz
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por Jerónimo Muñoz »

Respecto al dilema planteado por J. J. M. Ferreiro, comentado a su vez por varios compañeros y, especialmente para mi caso, por Arturo Rodríguez Milliet, me atrevo a presentar aquí un artículo mío con el cual trato de especificar en qué consiste la expresión poética, tan lejana de la prosa, prosa que, fuera de su contexto, es lo que aparece en la primera de las propuestas de Ferreiro.

El hombre tiene una necesidad imperiosa de transmitir ideas a los demás hombres y recibirlas de ellos, esto es: tiene necesidad imperiosa de comunicarse. Para satisfacer esta necesidad utiliza, básicamente, el lenguaje, que emplea de forma hablada o gráfica. Accesoriamente, en la comunicación hablada, utiliza toda una gama de entonaciones gestos y sonidos extralingüísticos.
Al decir que el hombre comunica “ideas” debemos interpretar que en esta palabra se engloban todos sus “contenidos psíquicos”. Un contenido psíquico es algo complejo pues en él se contienen ingredientes conceptuales, axiológicos, sensoriales, volitivos, etc. Así, por ejemplo, supongamos que yo digo a alguien que toma sopa: “¡un pelo!”. Si analizamos el contenido psíquico que estoy comunicando, veremos que se compone de un concepto como primer ingrediente: el concepto de “pelo”. Pero, además, estoy comunicando una serie de elementos: repugnancia, aviso, deseo de que no lo ingiera la otra persona, ansiedad, etc. Es decir, toda una serie de ingredientes afectivos, volitivos, sensoriales, etc., que se unen con el ingrediente conceptual para así conformar el “contenido psíquico”.
El lenguaje no poético sólo comunica el ingrediente conceptual del contenido psíquico. Si leemos en un periódico: “el reo fue ejecutado”, no se nos están comunicando nada más que conceptos (concepto“reo”, concepto “ejecutado”), sin añadir nada de lo que el autor de la comunicación, deplora, sufre, teme, odia etc. de esos conceptos.
En el lenguaje poético se intenta comunicar la contemplación de un contenido psíquico “tal como es en realidad”, es decir, íntegro, individualizado, recogiendo todos sus matices o ingredientes.
La poesía debe darnos la impresión (no importa si engañosa) de que, a través de meras palabras, se nos comunica el conocimiento (o percepción) de un contenido psíquico, tal como éste es en la vida real.
Esta comunicación debe ir acompañada de un desprendimiento de placer estético en el que coinciden autor y lector (u oyente). Este placer estético (o alegría estética, según Sartre) pudiera proceder de la plenitud vital que experimentamos al perfeccionarnos conociendo. El hombre recibe placenteramente todo aquello que lo perfecciona.
La poesía no es, sin más, emoción a secas, sino percepción de emociones, evocación serena de impresiones y sensaciones. Lo que se comunica no es un contenido anímico real, sino su contemplación. Los contenidos anímicos reales sólo se sienten. La contemplación de un contenido anímico puede hacernos reaccionar emotivamente, reacción que al autor comparte con nosotros (lectores). Si el poema comunicase el contenido anímico y no su contemplación, cuando el autor escribe que está enamorado, nosotros también nos enamoraríamos. Hay distancia entre contemplar y vivir, entre lenguaje y realidad.
La comunicación de la que se habla no es de un contenido anímico real del autor, sino imaginario. Hemos de distinguir entre el narrador poemático (ente de ficción), el autor (ser de carne y hueso) y el “autor” tal como el lector lo imagina. El narrador poemático es un sueño del autor y el “autor” es un sueño del lector. Si el narrador es ficticio, ficticia también (imaginaria) lo será su comunicación. Ya decía Pessoa:

O poeta é um fingidor
Finge tão completamente
que chega a fingir que é dor
a dor que deveras sente.

Esta comunicación ha de realizarse “con meras palabras”. El lenguaje coloquial intenta transmitir también, aunque de una forma más tosca, algún ingrediente del contenido psíquico, además del puramente conceptual. Para ello, se vale principalmente de la gesticulación y de la entonación que, aunque también se dan en la poesía “hablada”, no son su parte esencial. El contenido psíquico que aparenta comunicar la poesía ha de estar ya íntegro en su expresión escrita, por más que, al ser declamada, pueda realzarse algún matiz que estaba ya implícito en el poema. Es decir, que la aparente comunicación de un contenido psíquico ha de realizase “con meras palabras”.
Cabrían algunas matizaciones sobre los contenidos psíquicos o anímicos que el poeta trata de comunicar. Las realidades anímicas son personales, únicas. Cada hombre se halla, en efecto, individualizado, individualización determinada por sus particulares temperamento, inteligencia, dotes afectivas, experiencias y sensibilidad. Un contenido anímico es un complejo de elementos conceptuales, sensoriales, afectivos, volitivos, etc., que forman una síntesis espiritual, un todo. De este todo sólo el elemento conceptual puede ser común a los diferentes individuos; los demás cambian siempre con el sujeto. Por tanto, el contenido psíquico (o anímico) que se comunica no podrá ser nunca el mismo que poseyó el autor, aunque debe darnos la ilusión de que se ha comunicado totalmente dicho contenido.
Una vez expuesto el hecho de la expresividad poética, puede ser conveniente analizar los procedimientos de que se vale el autor para intentar comunicar un contenido psíquico sintético.
Y es que con la lengua, entendida ésta como el sistema de signos y de las relaciones entre estos signos, que una gran mayoría coincide en entender de igual forma, con esta lengua no podemos transmitir un contenido psíquico “tal como es”. Un contenido psíquico es algo individual y la lengua expresa sólo lo genérico. Si digo “árbol”, estoy expresando únicamente el concepto “árbol”, que todos conocen y comparten, pero no puedo transmitir el contenido psíquico que yo tengo (y sólo yo) de “este árbol concreto”, con toda su carga de belleza, de grandeza, de pureza, de utilidad, de sentimiento, etc., es decir el contenido psíquico sintético que en este momento poseo de este árbol. Por otra parte, si quisiera, mediante el empleo de la lengua, describir todos estos ingredientes de mi contenido psíquico “árbol”, nunca lograría transmitir la síntesis individual de ese contenido sino un mero análisis de sus ingredientes, una enumeración de los mismos. La lengua, además de ser genérica, es analítica. No puede expresar lo individual, lo sintético. La lengua, entendida como “norma”, no puede alzarse a poesía. Para convertir la lengua en instrumento poético es necesario someterla a una serie de transformaciones, de sustituciones. Sin sustitución, no hay poesía.
Para que ésta exista, para que se comunique un contenido anímico sintético, debe intervenir un “sustituyente”, una palabra o un sintagma que se coloca en el lugar del “sustituido”, de un elemento de lengua de significado genérico. Y para que este “sustituyente” tenga capacidad de expresar una significación sintética, individualizada, ha de sufrir la acción de un “modificante”, gracias al cual el “sustituyente” deja de tener un significado genérico para cobrar otro significado: el sintético que el autor trata de comunicar. Si el “sustituyente” se apartase de su contexto y dejara de sufrir la acción del “modificante”, ya no tendría ese nuevo significado sintético que el autor pretende darle. El “sustituyente” privado del “modificante” es lo que llamamos “modificado”. Vemos pues que “sustituyente”, “sustituido”, “modificante” y “modificado” son los cuatro pilares en los que se sustenta la expresión poética
Todo esto será más comprensible si utilizamos un ejemplo.
Vamos a elegir el comienzo de este poema de Cernuda, y en particular, la figura que aparece en negrita:

Adolescente fui en días idénticos a nubes,
cosa grácil, visible por penumbra y reflejo,
y extraño es, si ese recuerdo busco,
que tanto, tanto duela sobre el cuerpo de hoy.

Parece evidente que el poeta no quiere decir que aquellos días (espacios de tiempo) eran
lo mismo o muy parecidos a esa masas de vapor de agua suspendidas en la atmósfera. Un espacio de tiempo nunca puede ser idéntico a una cosa física perceptible por nuestros sentidos. El poeta más bien quiere dar a entender la vaguedad de su existencia, de su vivir, pensar y sentir, en aquellos tiempos de su adolescencia, su turbiedad, su sutileza, su levedad y ligereza, su fugacidad, su ternura... Pero no puede hacer una enumeración de todo esto (¡y cuántas cosas más!) porque así no conseguiría comunicar su contenido psíquico sintético. Lo que el poeta elige para ello, lo que expresa este contenido, es la palabra “nubes”: “días idénticos a nubes”. Veamos dónde están aquí el “sustituyente”, el “sustituido”, el “modificante” y el “modificado”
“Sustituyente”: “nubes”, en el sentido de cosas etéreas, vagas, imprecisas, fugaces, leves, tiernas, etc.
“Sustituido”: todo lo que el poeta quiere decir de aquellos días de su adolescencia: que eran vagos, imprecisos, turbios, sutiles etéreos, fugaces, etc., elementos todos pertenecientes a la “lengua” genérica que no sirven para comunicar la individualidad del contenido psíquico tal como es.
“Modificante”: “días idénticos a”. Si el significado de la palabra nubes no estuviera variado por la acción de este modificante, si la encontráramos en otro contexto (“el cielo está cubierto de nubes”, por ejemplo), ya no tendrían el sentido que le asignamos como “sustituyente”.
“Modificado”: “nubes”, en el sentido de masas de vapor de agua.
Verdaderamente, un poema es un conjunto de sustituyentes, e incluso puede ser definido como un único sustituyente total, dentro del cual hay multitud de modificantes que van ocasionando otras tantas sustituciones parciales hasta la transformación de todo el poema. Los términos de un poema pueden ser modificados por diferentes términos del contexto y cada uno de éstos, a su vez, ser modificados por otros o por algunos de los primeros, formándose con frecuencia, un entramado de modificantes – sustituyentes. Cualquier elemento puede (en su caso) ser modificante de otro. Y este elemento modificante, que casi siempre está contenido en su entorno contextual, puede incluso, en ocasiones, ser ajeno al texto del poema y ser algo que se halla presente en la conciencia de todos los hombres, fruto de su experiencia o imperativo de su razón, tendencia vital, sentido moral, etc.
Esta terminología (modificante, modificado, sustituyente y sustituido), debida al insigne Carlos Bousoño, es más universal que la comúnmente usada para la imagen, que nos habla de “plano evocado” (sustituyente) y “plano real” (sustituido), pero que nada nos dice del modificante (sin el que la imagen no tendría valor expresivo) ni del modificado.

Perdóneseme la prolijidad de mi intervención. Prometo no volver a ser tan "pesado"

Un abrazo a todos.

Jerónimo
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José Manuel Sáiz
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por José Manuel Sáiz »

Dicho lo cual, estimado Jerónimo...Entiendo que tu propuesta es la segunda?
Última edición por José Manuel Sáiz el Lun, 30 Dic 2013 23:53, editado 1 vez en total.
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Arturo Rodríguez Milliet
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Mil gracias Jerónimo, por reproducir este artículo atendiendo, en parte, a mis inquietudes, acabo de darle una primera lectura y me dedicaré con calma a estudiarlo con detenimiento. De entrada reconozco en él todo un análisis semiótico del lenguaje poético que me resulta de mucho interés... si entendemos cómo se codifica un lenguaje, obviamennte resulta más sencillo su decodificación.

Si llega a ser pertinente, te haré llegar mis comentarios o dudas.

Agradecido de tu generosidad y paciencia, recibe mi afectuoso abrazo.
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J. J. Martínez Ferreiro
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por J. J. Martínez Ferreiro »

Apropósito de lo que puntualiza Arturo, el poema en cuestión, tiene un título:


"La tristeza de Julia"
"Yo es otro" (Arthur Rimbaud)
Hallie Hernández Alfaro
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Mensaje sin leer por Hallie Hernández Alfaro »

Queridos amigos y compañeros: Marius, Luis, Pilar, Carmen, Gerardo, Ana, Esteban, Jerónimo y Macedonio, muchas gracias por Ser conmigo tan solidariamente.

La democracia permite estas cosas; exponer puntos de vista, defenderlos, alzar banderas, comunicarse. Esperemos que hacerlo siempre sea para el bien común, para fortalecer lazos, para derribar barreras y para sentar precedentes. La libertad en la poesía y en su entorno es fundamental (se le deben cuidados y mimos). Creo también que pocas veces la historia reúne un elenco tan brillante de escritores como en el foro ALAIRE.
A vosotros me debo, a vosotros agradezco -con mi humilde reflejo- la emoción y la belleza que me dejan ante los ojos y que se hospeda en el lado más claro del corazón.

Rafel, es un amigo vitalicio, lo sabe bien; por tal razón se hace indispensable la honestidad y claridad de nuestros constructos para abordar el proyecto común. Aprender es vivir y en eso andamos todos.

Abrazos muy fuertes y felicidad.
Última edición por Hallie Hernández Alfaro el Mar, 31 Dic 2013 0:45, editado 3 veces en total.
"En el haz áureo de tu faro están mis pasos
porque yo que nunca pisé otro camino que el de tu luz
no tengo más sendero que el que traza tu ojo dorado
sobre el confín oscuro de este mar sin orillas."

El faro, Ramón Carballal
Ignacio Mincholed
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

...

Saludos.

Estamos activos y eso es sano. Leía con atención los escritos siempre interesantes de los compañeros y deseo primero hacer una consideración sobre algo que he leído escrito por Rafael.

No entiendo yo que Alaire sea una escuela de poesía, Rafael, y menos que sea un estilo como dices, “… Alaire es una escuela de poesía… a que otros colegas recién llegados se vayan haciendo con los aspectos básicos de un estilo de poesía en el que nosotros creemos y que se llama Evolucionismo.” Determinar movimientos no creo que sea el espíritu de este foro (o sí y lo ignoro), no por cuanto lo que aquí se expresa es de tan variada forma, sensibilidad y conceptos que no encuentro yo la “uniformidad” suficiente y necesaria para tal cosa. Que haya un grupo con cierta homogeneidad como autores no lo pongo en duda, aunque lo desconozco, pero eso no significa una adscripción automática al estilo que denominas “evolucionismo”. Si algo caracteriza a los poetas es precisamente eso, su propia evolución constante en el transcurso de su obra, tanto por el tiempo y los avatares de sus escritos como por el conocimiento y consecuente crecimiento personal. Esto sucede escribiendo aquí o allá y leyendo en Alaire o leyendo la biblioteca del abuelo, o la propia. El “evolucionismo” de Alaire, por lo tanto, no lo veo como un estilo, sino como una necesidad sin la cual ningún poeta funciona.


Observo que, siempre frente a este tipo de preguntas, como las de los dos primeros apartados, A y B, se producen enormes oleadas de pudor entre quienes se prestan a contestarlas. De forma casi universal nadie se considera poeta a si mismo. Suelen ser respuestas del tipo, “bueno, es que yo pasaba por ahí…” dicho casi con vergüenza.

Afortunadamente no hay ninguna oficina que expida certificados de poeta, y espero que nunca la haya, aunque no me extrañaría que a algún ministro iluminado, de cualquier rincón del mundo, se le ocurriera tal cosa.

Ser/sentirse poeta es una declaración libre y autónoma. Es una declaración de independencia. Independencia para observar, estudiar, pensar, modificar, manifestar, crear. Decir “yo soy poeta” es un acto de rebeldía sin estridencias, un acto de rebeldía porque todo le afecta y sobre todo actúa. Es una forma de decir, “yo estoy al tanto y todo me importa”. O sea, que, declarémonos poetas abiertamente quienes así nos sintamos. Luego ya observaremos eso de “veo muchos poetas y poca poesía”, que dijo aquel.

Rafael lo sabe, me repito siempre en la distinción entre poética y poesía. Digo que lo sabe porque más de una vez hemos intercambiado opiniones al respecto. La poética de las cosas. Captarla, adivinarla y presentarla es la función del poeta que luego escribirá poesía.

Al mirar un amanecer alguien podrá ver el renacer de su entusiasmo, otro podrá ver que amanece. Maritain, filósofo, decía sobre qué es poesía; que no es el ejercicio de escribir versos, sino un proceso de intercomunicación entre el ser íntimo de las cosas y el ser íntimo del yo humano. Yo creo en eso.

Sin ese dialogo interior, sin la intuición creativa, difícil es, si no imposible, captar la poética y menos escribir poesía. Después ya vendrá, como decía, quien diga que le emocionó, que le hizo feliz, que le dejó frió como un témpano, que está escrito sin acierto, que le sobran tres sílabas en no sé dónde… pero será poesía, y quizá hasta arte.

La voz del poeta, por su visión y enfoque de las cosas, aporta sin duda perspectivas de altísimo valor. El poeta tiene la importancia del filósofo con el plus de tratar con la belleza mano a mano, que no es poco.

En la escena cultural y artística la poesía todavía está en el rincón de lo marginal. El poeta no resulta incómodo, dice sus cosas en voz baja y pasa desapercibido. No es un columnista de sociedad, ni un analista político, ni un editorialista que puede influir en dicha escena. La poesía resulta una anécdota cultural con un peso inapreciable en el mundo del arte. Al poeta, y así a la poesía, se le hace salir a primera línea de forma circunstancial cuando se dan una serie de factores generalmente casuales y no causales. La cultura y el arte oficiales ignoran el gran río de la poesía que corre bajo la superficie de sus despachos, como aquí en la red, de la que este foro es un muy importante afluente.

Así, pues, no seamos tímidos. La labor difuminada - porque la damos por hecha - de mantener candente un foro como este es algo a tener en muchísima consideración, y ahí va mi agradecimiento. Sin esa labor no hay futuro. El futuro de los foros entiendo que pasa por ser imaginativos, ir con los tiempos en cuanto a propuestas tecnológicas y de comunicación para mantenerse activos y frescos, ya que son cauce subterráneo de muchas más voces que las de “lo oficial”. Y eso importa, tarde o temprano.

...
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Óscar Distéfano
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Mensaje sin leer por Óscar Distéfano »

Arturo Rodríguez Milliet escribió: Como lector de poesía (si es que califico para tal cosa) y alejado de cualquier teoría académica, me ocurre que no puedo experimentar emoción alguna si antes no he logrado integrar cognitivamente un significado que pueda asignar a lo que leo, es decir, si no comprendo no logro sentir. Si me permiten, esto se me asemeja a una suerte de confesión de herejía ante la sagrada inquisición (bromeo, por supuesto.)

En este punto, quiero traer a colación una cita de T.S. Eliot: No hay que olvidar que la poesía verdadera puede comunicar al lector su mensaje antes de ser racionalmente entendida.
Ante esta afirmación casi paradójica, yo me pregunto (y me respondo): ¿Cómo puede ser esto posible? Entiendo que esa aprehensión del mensaje antes de entenderse, sólo puede ser posible gracias a la entonación (a la música), ya que el espíritu recibe el corpus del poema en un estado contemplativo (de la misma manera que se contempla un cuadro, un paisaje, un crepúsculo o se escucha una melodía), donde los sentidos tienen preeminencia sobre el razonamiento consciente. Si deducimos, de esta cita de Eliot, que el poema tiene dos formas de ser aprehendido: la contemplativa y la racional, y si recalcamos que el lector es el eslabón último de la cadena creativa, podemos aceptar que la entonación es absolutamente necesaria para que el proceso de gestación de un poema sea una realidad consumada. Y esto nos lleva, finalmente, a reafirmar que el cuidado de la forma, en cuanto a la generación de un ritmo “entonable”, debe ser una responsabilidad consciente de todo poeta.

Saludos
Óscar
Última edición por Óscar Distéfano el Mar, 31 Dic 2013 1:23, editado 1 vez en total.
Nuestro destino no es llegar a la última estación, sino ser arrojado del tren.



http://www.elbuscadordehumos.blogspot.com/
Ignacio Mincholed
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

...

Repasaba los escritos y deseo comentar algo sobre lo que ha expuesto Arturo Rodríguez Milliet.

Arturo, me resulta curioso, y lo digo sin ningún énfasis que, un siquiatra se pronuncie en los términos que he leído en relación con el sentido de lo oculto y lo evidente. Me refiero a cuando dices:

“Como lector de poesía (si es que califico para tal cosa) y alejado de cualquier teoría académica, me ocurre que no puedo experimentar emoción alguna si antes no he logrado integrar cognitivamente un significado que pueda asignar a lo que leo, es decir, si no comprendo no logro sentir.”

Me viene una imagen posible sobre qué sentiría el hombre primitivo al contemplar por primera vez como ardía algo, o sea, el fuego. Evidentemente el fenómeno estaba fuera del alcance de su comprensión pero, digo yo que algo debió sentir. No sé si miedo, alegría, utilidad… o simplemente le entró la risa.

Ya en esta época, en que todavía el fuego sorprende si te dedicas a contemplarlo unos minutos, el conocimiento es otro y mayor, pero aun así muchos de nuestros congéneres no entienden, no comprenden, el mecanismo por el que se produce el fuego. Pero significativamente sienten algo cuando lo ven.

Qué sería del Arte, del pensamiento, de la ciencia si no sintiéramos primero una inquietud, un síntoma, un enigma y dejáramos pasar a la primera de cambio por delante de nuestras narices todo aquello que no comprendemos sin un ápice de emoción, de sentimiento.

Continúas diciendo:
“Cuando el lenguaje metafórico es demasiado críptico, su pleno disfrute queda para el quehacer del poeta que escribe y se convierte en un verdadero ejercicio creativo-especulativo para quien lo lee, que tendría que ser necesariamente otro poeta para aproximarse a su sentido original o, simplemente, inventarse otro totalmente diferente…”

¡Magnífico! Magnífico que no todo sea dos más dos. Magnífico que el estímulo de la realidad nos haga sobrevolar otras realidades, como dije en otro lugar, fuera de la realidad formal, de tal modo que explotemos a fondo eso tan curioso que es la naturaleza humana.

Y pasas a decir:
“¿Dónde queda la necesidad de comunicarse en todo esto?

Queda en la complejidad magnífica del ser humano, en su dialogo interior, en la búsqueda de la resolución de su identidad, en compartir lo que descubre, en la belleza… queda en tantos sitios, en tantas cosas…

Al margen de esto, creo que, de un plumazo, te “has cargado” todo el sentido de la profesión del psiquiatra (bromeando, naturalmente).

Un abrazo.

...
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Arturo Rodríguez Milliet
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Mensaje sin leer por Arturo Rodríguez Milliet »

Muchas gracias Oscar, tu comentario me aclara mucho en cuanto a los elementos comunicacionales de forma y contenido. Creo que necesariamente hace falta cultivarse en lo ateniente a la capacidad de apreciar los elementos de forma para poder apreciarlos en el plano contemplativo. Es otro aspecto que estudiaré con detenimiento.

Apreciado Ignacio, captas muy parcialmente cuanto he planteado, y se trata de una confusión común. Los procesos de pensamiento que dan pie a la comprensión, no se refieren unicamente al pensamiento racional. Para responderte con tu propio ejemplo, el hombre primitivo se maravilló de su entorno y le dió significados mediante un elaborado proceso cognivo que llamamos pensamiento mágico, y no faltan manifestacines poéticas con tales contenidos a lo largo de la historia.

Por comprensión no me refiero a interpretación racional y certera, sino, como dije en su momento, a procesos de asignación de significados, sean estos científicos o místicos, concretos o abstractos, acertados o distorsionados... incluso, aseverativos o hipotéticos.

Una cosa son los matices interpretatrivos y otra muy distinta la inquietud (que otros foristas me han logrado despejar de manera gentil y erudita) de que pudieras estar diciendo amor y te interpreten peras podridas (cosas que ocurren incluso fuera del ámbito poético).

El resto de tus afirmaciones estan fuera de discusión porque jamas he argumentado en sentido contrario. Creo que, en el ámbito de las bromas, te has precipitado en tu juicio sobre mi sentido de la profesión, donde la humildad la relego, sin titubeos, al lugar que corresponde.

Siempre grato intercambiar ideas.
Última edición por Arturo Rodríguez Milliet el Mié, 01 Ene 2014 3:25, editado 1 vez en total.
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Ignacio Mincholed
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

...

Arturo, sin duda es grato intercambiar ideas, y de ellas resultan compromisos si se es riguroso.

No creo haber captado nada parcialmente ni que haya confusión alguna, tu escrito al que me he referido es totalmente claro, como así lo ha captado Óscar Diestéfano que ha contestado con una exposición iniciada con la cita de T.S. Eliot en el mismo sentido que mi exposición.

Te pronuncias como siquiatra, bien, y en dos ocasiones manifiestas que “bromeas”, bien. Yo no soy siquiatra, y me he permitido poner entre paréntesis “(bromeando, naturalmente)” precisamente porque para mi no es broma lo que he dicho. Juicio, ninguno, apreciación según lo que he leído puesto por ti y en negrita:

“Como lector de poesía… si no comprendo no logro sentir”.

Amén de las otras frases ya citadas.

Y, por lo demás, aquello de “a buen entendedor, pocas palabras bastan”; otra cosa sería “marear la perdiz”, cosa muy española.

Saludos

...
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Arturo Rodríguez Milliet
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Mensaje sin leer por Arturo Rodríguez Milliet »

Si me citas hazlo integramente:

...me ocurre que no puedo experimentar emoción alguna si antes no he logrado integrar cognitivamente un significado que pueda asignar a lo que leo, es decir, si no comprendo no logro sentir.

Hacerlo de otra manera se le dice "fuera de contexto", cosa tan española como hispanoamericana. El subrayado lo agrego en esta cita.

Saludos.
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Ignacio Mincholed
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por Ignacio Mincholed »

Bien, Arturo, parece que sí te gusta "marear la perdiz".

Lo dicho.

Saludos.
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Macedonio Tracel
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re: Qué es poesía. Quién es poeta. Halagos sin justificación

Mensaje sin leer por Macedonio Tracel »

Ahora que estoy mucho más tranquilo y contento. Celebro hablar de alaire y la poesía y porque puede perfectamente ser en ese orden.

Reconozco como enorme el trabajo realizado y como sano el afán de conquistar nuevos territorios de la palabra. Toda mi admiración y respeto a quiénes nos soñaron, a aquellos que en alguna tarde calurosa pensaron que esto podía ser posible, a quienes se enojan y lo sienten propio

Alaire / la poesía (he leído esto)

Foucault cita a Borges, que a su vez cita “cierta enciclopedia china en la que está escrito que”… los animales se dividen en a) pertenecientes al emperador, b) embalsamados, c) amaestrados, d) lechones, e) sirenas, f) fabulosos, g) perros sueltos, h) incluídos en esta clasificación, i) que se agitan como locos, j) innumerables, k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, l) etcétera, m) que acaban de romper el jarrón, n) que de lejos parecen moscas”.

En la sorpresa de esta taxonomia, lo que nos hace reír es la fractura de aquellos criterios con los que estamos habituados a clasificar la amplia profusión de las cosas existentes.

Yo agregaría que todos estos animales podrían por suerte ser poetas en alaire. No sé afuera. Pero Alaire nos ha permitido creer que estas enciclopedias, nosotros escribiendo, somos posibles.

Las homotopias proporcionan consuelo, favorecen las continuidades, la familiaridad, la recurrencia. Se convierten en territorios sin problemas dónde la mente puede deambular libremente, descubriendo siempre unos pequeños indicios escondidos que aluden a la uniformidad del universo. Alaire ha aceptado el desafío de acogernos distintos y raros e imprevistos. Por ello la poesía se ha alojado aquí. Porque a nuestra forma todos la oímos cantar, la creemos posible.

Aquí va algo de mi amigo Bebe, que ya se murió, pero que en lo suyo todavía me explica un poco a los poetas…

Hay gente que con solo decir una palabra
enciende la ilusión y los rosales
que con solo sonreír sobre los ojos
nos invita a viajar sobre otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas,
que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
llega a todos los límites del alma
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar al vino en las tinajas
y se queda después como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria
pues sabe que a la vuelta de la esquina
hay gente que es así tan necesaria.



Y sobre la poesía porque ya está, ya me excedí (de gelman)

habría un par de cosas que decir / que nadie la lee mucho/ que esos nadie
son pocos / que todo el mundo está con el asunto de la crisis mundial / y con
el asunto de comer cada día / se trata de un asunto importante / recuerdo
cuando murió de hambre el tío juan / decía que ni se acordaba de comer y
que no había problema / / pero el problema fue después / no había plata para
el cajón / y cuando finalmente pasó el camión municipal a llevárselo el tío
juan parecía un pajarito / los de la municipalidad lo miraron con desprecio
con desdén / murmuraban que siempre los estaban molestando / que ellos
eran hombres y enterraban hombres / y no pajaritos como el tío juan /
especialmente porque el tío estuvo cantando pío-pío todo el viaje
hasta el crematorio municipal / y a ellos les pareció un irrespeto y estaban
muy ofendidos / y cuando le daban un palmetazo para que se callara la boca /
el pío-pío volaba por la cabina del camión y ellos sentían que les hacía
pío-pío en la cabeza / tío juan era así / le gustaba cantar / y no veía por qué la muerte era motivo para no cantar / entró al horno cantando pío-pío / salieron
sus cenizas y piaron un rato / y los compañeros municipales se miraron
los zapatos grises de vergüenza / / pero volviendo a la poesía / los poetas
ahora la pasan bastante mal / nadie los lee mucho / esos nadie son pocos /
el oficio perdió prestigio / para un poeta es cada vez más difícil conseguir el amor de una muchacha / ser candidato a presidente / que algún almacenero le fíe /
que un guerrero haga hazañas para que él las cante / que un rey le pague
cada verso con tres monedas de oro / y nadie sabe si eso ocurre porque se
terminaron las muchachas / los almaceneros / los guerreros / los reyes/ o
simplemente los poetas / o pasaron las dos cosas y es inútil romperse la cabeza
pensando en la cuestión/ lo lindo es saber que uno puede cantar pío-pío
en las más raras circunstancias/ tío juan después de muerto / yo ahora
para que me quieras/
"nada es posible, pese a todo, sin el poema,
sin el poema que rejunte una a una las migajas"
Alberto Szpunberg
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Rafel Calle
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Mensaje sin leer por Rafel Calle »

Queridos amigos:
Es un verdadero placer, más, un privilegio tener la oportunidad de asistir a este encuentro que, a mi juicio, es un crisol a prueba de grandes temperaturas literarias. Solo hace falta conseguirlas. Y no es fácil, no, tampoco cuando hablamos de poesía.

En mi opinión, y esto tiene que ver con el dilema planteado por Ferreiro, esencialmente, la poesía tiene un problema: el equilibrio. Unos hablan demasiado claro (pseudorrealismo); otros quieren decir mucho, pero apenas dicen (pseudosimbolismo). No hablo de Surrealismo porque, aunque no me opongo a esa opción, como no me opongo a ninguna otra, a mi juicio, no va a ninguna parte, es decir, hoy en día, solo contribuye fuertemente a que la poesía esté donde está: en el último lugar de quienes aman la cultura escrita.
El Surrealismo es un estado primario del Simbolismo, y, hoy en día, no puede engañar a nadie porque no puede ocultar una clarísima incapacidad para desarrollar el discurso. Y, sí, cuando el lenguaje simbólico no se puede asimilar a la racionalidad, deja de tener interés. Es como leer en una lengua desconocida.
Es cierto que en Alaire algunos autores pueden parecer surrealistas, una de las razones se encuentra en que su discurso no ha alcanzado su nivel ideal, porque hace relativamente muy poco tiempo que estamos poniendo énfasis en la parte técnica. Unos se quedarán ahí, otros evolucionarán hacia un lenguaje simbólico real, es decir, bien desarrollado. Es ley de vida.

Hablando de Arturo y sus interesantísimos aportes, y de Jerónimo con su excelente estudio, apuntaré lo siguiente: Irracionalidad= reflexión=racionalidad, es decir, primero se produce la sorpresa, el sobresalto ante algo que desconocíamos, después, eso se reflexiona y se busca asimilarlo a un racionalidad&conocimiento. Y he aquí lo que sería la base del lenguaje simbólico que, sin menospreciar los demás artilugios literarios, se abriga en la imagen.

Por otra parte, no creo que un elemento lingüístico tan complicado y tan extremadamente rico en el aspecto semántico, tal y como es la imagen poética, tenga que transmitir necesariamente de forma instantánea, quizá precise reflexión. Primero te impacta, después te transmite. Sí, es otro tipo de lenguaje que no tiene nada que ver con el coloquial. No ya la poesía del lenguaje simbólico, sino todo el lenguaje literario necesita cierta reflexión, a diferencia del lenguaje prosaico que es de aprehensión instantánea.

Poeta. Siempre se ha tenido mucho miedo a autocalificarse como poeta. En Alaire predicamos que todo el que escribe poesía es un poeta. Nosotros somos poetas. Otra cosa es el nivel de cada poeta, hay muchos niveles y, como es natural en una disciplina tan difícil, la mayoría somos o, mejor dicho, estamos en tercera división. En este punto, quisiera resumir el estilo de Alaire: Existe una primera división y, en todo caso, una segunda división, lo cual nos lleva directamente al Evolucionismo. Sí que es una escuela.

Obviamente, no queremos uniformar a la gente; queremos la individualidad. Cada cual que haga lo que considere. Siempre y en todo caso: motu proprio. Pero nosotros nos vemos en la obligación de perseverar en nuestras ideas, por la sencilla razón de que funcionan. Está demostrado con solo analizar la obra de algunos de los mayores exponentes de Alaire, algo que tengo previsto hacer en breve.

Seguiremos, colegas. Feliz Noche Vieja. Un brindis por todos vosotros.
Abrazos.
Última edición por Rafel Calle el Mar, 31 Dic 2013 18:00, editado 4 veces en total.
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