Cataclismo

[Víctor F. Mallada]

Muy bonito este canto a la entereza, Pepa: Tu sigo en pie, a descompás de todo lo dicho anteriormente, como una afirmación de vida y esperanza.

Enhorabuena, poeta.

Víctor

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Victor, por tu atenta lectura y generoso comentario. En todos los poemas, en mayor o menor medida, hay algo de autobiografía, porque nada hay tan subjetivo como la poesía, pero hasta los cataclismos son pasajeros y casi siempre acaban cambiando el paisaje.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Marisa, por la agradable visita y por lo de "monstrua" que es un piropo de lo más simpático. Espero que cuando pase el cataclismo, sigamos aquí para seguir contándolo.
Un abrazo.
Pepa

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Victor, por tu generosidad, siempre, conmigo. Si el viento no soplase tan fuerte no tendría ningún mérito mantenerse en pie.
Un abrazo.
Pepa

[Marius Gabureanu]

Un poema contundente en toda su expresión, me ha encantado, Pepa, hay días así, cuando los pasos del alma no dejan huella, cuando los cataclismos son esa mirada sobre un mundo apagado. Mis abrazos sinceros, felicitaciones. Feliz fin de semana.

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Marius, por tu lúcido acercamiento a estas letras. Hay días así y suerte si solo son días. Feliz finde a ti también.
Un abrazo.
Pepa

[Óscar Distéfano]

Cataclismo


Se acabaron los túmulos,
los profetas, la furia.


Se han borrado de golpe,
bajo un viento sin nombre,
las huellas en la arena.


Han caído los mitos.
Yacen mudos al fondo
de un bidón oxidado.


No me quedan más charcos
en que verter sin odio
la sangre de las horas.


Se agostan las estrellas.


Ya no se espera nada.


Es el último día
de los últimos días.



Sigo en pie.












Pepa

Un poema tremendamente existencial. Creo que este cataclismo es más interno que externo, es una consternación profunda y dolorosa ante el caos de la perspectiva humana, ante la lucha interna por la supervivencia espiritual; y, además, es el canto (más bien, el grito) de reafirmación a la fe en la vida, un canto de esperanza, de aliento que contagia, es esa exhortación a aceptarnos como lo mejor de los hombres posibles.

Esa contradicción sorprendente que encontramos en estos dos versos:

Ya no se espera nada.
y
Sigo en pie.

constituye el eje determinante del mensaje donde,justamente, radica toda la convicción de la esperanza a la no claudicación.

En cuanto al aspecto formal, me parece muy acertada la elección de los heptasílabos de variada acentuación, ya que le imprime al poema un ritmo rápido, casi urgente, casi caótico, que recubre al texto de un acabado convincente. Y el último verso (un verso par) viene a añadir un énfasis en el alcance del tema.

Me percato, también, de un fenómeno fonético que, en este particular caso, ayuda al ritmo (en contra de lo que sucede en otros poemas). Siempre he creído que un exceso de rimas asonantes internas en un poema crea una especie de cacofonía que perjudica el ritmo; pero, existen casos en que (generalemente cuanto las rimas internas se encuentra bien distribuidas) el hecho potencia la entonación del poema. En esta obra, se trata de rimas asonantes que aparecen casi caprichosamente, a lo largo de todo el poema (pero sin formar campos monorrimáticos), ya sea a finales de verso o en el interior de los mismos. Y, aunque este repique de musicalidad que aparece como un ictus en los momentos menos requeridos de la entonación, contribuye a revelar la naturaleza efectivamente caótica del ritmo, lo cual ayuda para que, subconscientemente, aceptemos como un engranaje imprescindible de la obra.

Vayan mis aplausos para este trabajo que me ha emocionado leer, admirada Pepa.
Un saludo fraterno.

Óscar

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Oscar. Abrumada por la lectura tan completa, generosa y minuciosa que has hecho de este pequeño poema que, sin duda, no merecía tanto. Me alegra mucho que te haya gustado y te haya servido de entretenimiento. La admiración, por cierto, es mutua.
Un abrazo.
Pepa

[Rafel Calle]

Simplemente Pepa.

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Rafel, por estas subidas que, a veces, se quedan sin respuesta.
Un abrazo.
Pepa

[Minona McEwen]

Cataclismo


Se acabaron los túmulos,
los profetas, la furia.


Se han borrado de golpe,
bajo un viento sin nombre,
las huellas en la arena.


Han caído los mitos.
Yacen mudos al fondo
de un bidón oxidado.


No me quedan más charcos
en que verter sin odio
la sangre de las horas.


Se agostan las estrellas.


Ya no se espera nada.


Es el último día
de los últimos días.



Sigo en pie.












Pepa

Me ha encantado leer tu poema lleno de estímulos y sensaciones. M.

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Minona. A mi me ha encantado que me leas.
Un abrazo.
Pepa

[Manuel Alonso]

Hola Pepa, perdona por la tardanza en leer el poema, me ha gustado mucho, el último día de los últimos días, un poema sensacional, gracias, un saludo.

[E. R. Aristy]

Cataclismo


Se acabaron los túmulos,
los profetas, la furia.


Se han borrado de golpe,
bajo un viento sin nombre,
las huellas en la arena.


Han caído los mitos.
Yacen mudos al fondo
de un bidón oxidado.


No me quedan más charcos
en que verter sin odio
la sangre de las horas.


Se agostan las estrellas.


Ya no se espera nada.


Es el último día
de los últimos días.



Sigo en pie.












Pepa

Me alegra encontrar este lúcido y hermoso poema. No veo desencanto ni resignación, veo y siento el poder de una profunda madurez. Otro de tus muchos logros, querida Pepa. Abrazos, ERA

[Josefa A. Sánchez]

Gracias, Manuel, por el amable comentario que aquí dejas.
Un abrazo.
Pepa