La tristeza de las algas (LXIX)

[Isabel Moncayo]

Allá, a lo lejos,
la silenciosa luz de un horizonte amurallado,
y una nube vigía que aglomera en su manto de lluvia el olvido.

Soy la sombra del liquen con estambres de llama,
la lentitud de lágrima salada
que se enrama fértil a un lamento de hoja;
entre mis brazos el mar, sumamente oscuro y mío,
la desolada ola que tirita en las jarcias del destino.

Ninguna posesión me sostiene
y todo tengo, hasta los pies fríos.

No soy mujer poema, -esa es otra, la que puede morir en tus orillas-
Soy bejuco del norte, aunque amanezco al sur,
soy el miedo con trenzas
o azumbre de ventisca leve.
Y hoy, sólo hoy
me rindo a la tristeza de las algas.



... continúa esa mezcla, o amalgama, de interior y exterior preciosamente confeccionada; versos secretos de nostalgia o melancolía, acaso hasta de soledad, de sometimiento al destino, de resignación incluso, de... Y todo bajo el amparo del amor y por el amor; Safo debería releerte, le encantaría; mis saludos cordiales; Orión



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Te pido mil disculpas, Antonio, pues se me pasó contestar a este hermoso comentario que dedicas a mi poema, estímulo para seguir aprendiendo en esto de la poesía, muchas gracias y un abrazo.

[Isabel Moncayo]

Bellísimo poema de Isabel.

Gracias, Rafel, siempre tan atento con todos los compañeros, un abrazo.

[Isabel Moncayo]

Isabel Moncayo, Que belleza de poema contenido en una gran metáfora. Disfruté pasar por él. estimada poeta!

Gracias, Carlos, por leerme y dejar constancia de ello con tus amables palabras, un abrazo.