Editorial Alaire

Eduardo R. de la Cruz escribió:

Hallie Hernández Alfaro escribió:Con el tercer balbuceo de tu viaje se dibuja el veredicto gris del asfalto;
la piel emigra al estupor de las horas felices y convulsiona con el Levante que gime,
las caricias se vuelven un capricho de los dioses y la psique enuncia su velamen inerte,
vuelves con las manos temblorosas al solsticio de Madre e intentas hacer pie;
flotas en el anmiótico canto de un tango sin espinas
y despides la pertinencia del ángel visor.

Quedan los cuerpos reflejados en la diestra de mayo, solos y sin edad.


Hallie

Hechicera de los versos, como bien dice Ramón; y como siempre, es un poema donde el aire congela al pulmón...!!!

Un abrazo.

carmen iglesia escribió:Imaginar cuerpos sólos y sin edad ya es todo un alarde de magia...

Un placer leerte, Hallie.

Besotes,

Carmen

Liz Barrio escribió:Preciosos versos. Tienen un toque especial que los hace claros y finos, totalmente armoniosos, elocuentes, colmados de arte. Bravo poeta.
Besos para ti, un placer leerte,

Jaume vendrell KYUSS escribió:joer ! me he quedado alucinado...cuanta clase hay en este poema...te felicito amiga...fuerte abrazo...

Just Gafar escribió:el poema vino hacia Hallie, así, como las cosas que se necesitan.

Bellísimo, bellísimo

Abrazos en la distancia

Nésthor Olalla escribió:HALLIE...


Letras que deleitan.


Un gusto siempre posarme enellas, querida amiga.



Un abrazo

Hallie Hernández Alfaro escribió:Con el tercer balbuceo de tu viaje se dibuja el veredicto gris del asfalto;
la piel emigra al estupor de las horas felices y convulsiona con el Levante que gime,
las caricias se vuelven un capricho de los dioses y la psique enuncia su velamen inerte,
vuelves con las manos temblorosas al solsticio de Madre e intentas hacer pie;
flotas en el anmiótico canto de un tango sin espinas
y despides la pertinencia del ángel visor.

Quedan los cuerpos reflejados en la diestra de mayo, solos y sin edad.


Hallie

Antonio Justel escribió:

Hallie Hernández Alfaro escribió:Con el tercer balbuceo de tu viaje se dibuja el veredicto gris del asfalto;
la piel emigra al estupor de las horas felices y convulsiona con el Levante que gime,
las caricias se vuelven un capricho de los dioses y la psique enuncia su velamen inerte,
vuelves con las manos temblorosas al solsticio de Madre e intentas hacer pie;
flotas en el anmiótico canto de un tango sin espinas
y despides la pertinencia del ángel visor.

Quedan los cuerpos reflejados en la diestra de mayo, solos y sin edad.


Hallie

... no diré más que los que me han precedido, pero sí recalcar lo del verso final, el deshgajado, el hijo perdido, el que no quiso hacerle guiños a la inmensidad porque él en sí mismo ya lo era y no precisab a de otros acompañamientos ni linajes; anda, Hallie, sigue, sigue escribiendo y no lo dejes; Orión

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Antonio Justel escribió:

Hallie Hernández Alfaro escribió:Con el tercer balbuceo de tu viaje se dibuja el veredicto gris del asfalto;
la piel emigra al estupor de las horas felices y convulsiona con el Levante que gime,
las caricias se vuelven un capricho de los dioses y la psique enuncia su velamen inerte,
vuelves con las manos temblorosas al solsticio de Madre e intentas hacer pie;
flotas en el anmiótico canto de un tango sin espinas
y despides la pertinencia del ángel visor.

Quedan los cuerpos reflejados en la diestra de mayo, solos y sin edad.


Hallie

... no diré más que los que me han precedido, pero sí recalcar lo del verso final, el desgajado, el hijo perdido, el que no quiso hacerle guiños a la inmensidad porque él en sí mismo ya lo era y no precisaba de más acompañamientos ni linajes; anda, Hallie, sigue, sigue escribiendo y no lo dejes; Orión

Gracias por acompañarme siempre. Tu sensibilidad y afecto me premian.

Mi abrazo enorme.

Hallie

Hallie Hernández Alfaro escribió:

Antonio Justel escribió:

Hallie Hernández Alfaro escribió:Con el tercer balbuceo de tu viaje se dibuja el veredicto gris del asfalto;
la piel emigra al estupor de las horas felices y convulsiona con el Levante que gime,
las caricias se vuelven un capricho de los dioses y la psique enuncia su velamen inerte,
vuelves con las manos temblorosas al solsticio de Madre e intentas hacer pie;
flotas en el anmiótico canto de un tango sin espinas
y despides la pertinencia del ángel visor.

Quedan los cuerpos reflejados en la diestra de mayo, solos y sin edad.


Hallie

... no diré más que los que me han precedido, pero sí recalcar lo del verso final, el desgajado, el hijo perdido, el que no quiso hacerle guiños a la inmensidad porque él en sí mismo ya lo era y no precisaba de más acompañamientos ni linajes; anda, Hallie, sigue, sigue escribiendo y no lo dejes; Orión

Gracias por acompañarme siempre. Tu sensibilidad y afecto me premian.

Mi abrazo enorme.

Hallie