Editorial Alaire

Magníficos versos, contundentes, un mensaje que no deja indiferente al lector y un final espléndido donde se explicita la clave. Aplausos, amigo.
Un abrazo.
Julián Borao

Vicente Fernández-Cortés escribió:Sin ningún género de dudas este es uno de esos poemas que consagran a un poeta en su quehacer. Fascinante y lúcida exposición rematada por una cuidada y exquisita utilización del vocabulario empleado.


Mi abrazo junto con mi admiración.

Gracias Vicente por tan generosos comentarios que haces a estos versos.

Un abrazo.

Fermín Lasarte escribió: Aplaudo y celebro este trabajo J.J.M. Esa búsqueda infructuosa, esas ansias de conocimiento, de entender lo que somos y donde estamos, de ver los hilos invisibles que todo lo mueven. A veces pienso que la verdad no merece tanta sangre, sin embargo choca mi cabeza una y otra vez contra los portales del saber, sin poder entrar al reino.
Es lo que interprete amigo, quizás algo errado, pero es lo que versos me provocaron.
Para terminar quiero decirte que las imágenes son imponentes, y la forma que tienes para decir las cosas es muy particular. Me encantó el poema, ha sido un gusto leerlo y comentarlo.
Saludos.

Gracias Fermín por tan magnífico comentario que dejas a estos versos. Es un honor que los disfrutases de esa manera.

Un abrazo.

Mario Martínez escribió:Profundo y hermoso poema, amigo mío.

Desde siempre este reino
fue como un pozo oscuro.
Yo he intentado comprender el rito
conjurando la hechicería de la palabra;

Ansias de saber, de liberarse de las cadenas del cuerpo que nos atan tantas veces.
Me gustó, compañero. Un abrazo.
Mario.

Gracias, querido amigo. Aprovechando tu comentario, subo este poema desde los sótanos del foro.

Un abrazo esperando el vino nuevo.

J. J. M. Ferreiro escribió:Levanto el pensamiento
contra el sueño del pensamiento.
donde lo sutil de mi nombre
se transfigura en llama.
Yo he intentado saber,
pero el porvenir ha tirado el corazón a la marea
desangrando su último rosal,
el tejido que envuelve el ojo
abrigando la lluvia del instante,
ese esputo al charco continuo.

Yo he intentado saber,
pero tengo un cuerpo de río
enmarañado al mar.

Desde siempre este reino
fue como un pozo oscuro.
Yo he intentado comprender el rito
conjurando la hechicería de la palabra;
discutiendo del hueso de las horas,
de sus remotos crímenes;

balbuceando por ejemplo:
“Tu pupila es la noche
y resbalan a su través
todas las cosas de la muerte”.

Yo, que he tocado los lugares francos,
he intentado saber
de la disposición natural de la tierra,
de sus vivos y de sus muertos,

pero se me hace difícil la sangre,
su fluir irreal
por tan estrechos cauces.

Este poema tuyo, amigo Ferreiro, se encuentra enmarcado dentro de los más lúcidos que te he leído en cuanto a su planteo argumental. Has encontrado el hilo para deslizarte por los callejones correctos, reconociendo que el poema ha buscado (¡y encontrado!) su "bendición" por parte de la musa. Me impregna de humana humildad, de humana pequeñez, las verdades que aquí encuentro sobre la impotencia del hombre para enfrentarse a la develación de la oscuridad, del misterio. Pero en la cita de los intentos, de la lucha de la voz poética, puede avizorarse un optimismo, una prueba de la porfía, de la inclaudicable búsqueda. A pesar, muy a pesar, del tono fatalista, escéptico del remate del poema.
En cuanto al ritmo, esta es una gloriosa muestra de la época en que escribíamos en imparísilabos acentuales estrictos, sin atrevernos todavía en las incursiones de metros largos y yuxtapuestos, aunque encuentro una muestra de una posible y positiva trasgresión:

"pero el porvenir ha tirado el corazón a la marea" (9+9) o (13+5), belleza de experimentación.

Un abrazo grande, poeta.
Óscar