Re: Eslabones
Publicado: Dom, 26 Oct 2025 9:42
Enhorabuena, Ramón; eres un gran poeta.
Un saludo.
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El mundo material es para los sentidos y experimentar y darse a las operaciones toda percepción posible y sobretodo, imposible, es algo que sin temor a enloquecer o ahogarnos en la hondura, algunas personas, cuyo números también indescifrable, algunas personas se dejan ir hacia lo que sea la verdad. Es un poema que considero introspectivo y de una subjetividad preciosa. Creo que el Hamlet de la modernidad, seguirá siempre transfomando su soliloquio insólito y de una insustituible belleza. Tu poema viaja en olas psicológicas y ai me pare que no menciona soñar ni imaginar porque es así un sueño despierto que lo abarca todo en un no lugar. Te felicito por tan luminoso poema de alto vuelo hacia el mismo centro del mar. Un abrazo grande, Ramón Castro MéndezRamón Castro Méndez escribió: ↑Mar, 25 Mar 2025 19:31 El sol está en tránsito hacia Géminis,
la luna se halla en Cáncer.
En el eclipse, la luna y el sol
celebran su carnaval de máscaras y arlequines,
la música un tiovivo.
En los burdeles, la soledad de un piano de cola
entre tantas vidas invisibles empuja a la noche
contra el pecho poco antes de abrirse a la aurora.
El homo erectus descubre el poder del fuego,
su corazón es una locomotora, pero no hay nadie
para verlo.
Los pájaros siguen el curso del tendido eléctrico.
En los posos del café se sedimenta lo perdido.
El mar enloquecido es una postal de amor.
¿De qué playa he zarpado si todas mis vidas
se suceden al mismo tiempo?
En todo paraíso se oculta un exilio
como hay un mudo quejido en el hueco
entre cada abrazo.
Nadie puede morir si no ha nacido,
aquí es así y ahora.
¿Es esa lentitud del día solo fatiga de la noche?
En segundos pasa delante de mí toda la noche
como un humo de derrota, solo queda la piedra
rumiando la tristeza, y un árbol que huía de su sombra
me puso sobre los labios el sabor de su fruto.
Ni siquiera la húmeda y salada tristeza de mil lágrimas
fue contrapeso para el dolor que quemaba la piel
endurecida de un tiempo que no existe.
Mis dudas descansan sobre los hombros,
así se me hace difícil correr con el peso
de la verdad.
Los recuerdos vienen a mí incendiándome
los ojos de ascuas de nostalgia.
Nubes de malvavisco me arropan dulcemente
al estar a solas con la vida.
Mi voz será un nudo de sangre que caiga
sobre el lienzo de la última palabra escrita.