Los diques

[F. Enrique]

Me he quedado sin palabras leyendo tu magnífico poema,estimado Enrique. Lirismo de alto vuelo con el corazón herido entre verso y verso.
Felicidades.
Un placer leer tu hermosa obra.
Abrazos.

[F. Enrique]

Muchas gracias Ignacio, Por fortuna hemos españoles que poseemos un granito de necesaria sal.

[F. Enrique]

Muchas gracias Ignacio, Por fortuna hemos españoles que poseemos un granito de necesaria sal.

[F. Enrique]

He levantado ese instante de penumbra que me hiere
en las persianas de la esquina del Ángulo,
en las cuerdas de los títeres perseguidos
que adorabas por su indefensión, por su angustia,
por la locura de su gesto atormentado
en la madera ensangrentada por los golpes
que siempre vuelven
a las rocas limosas que esparcen el llanto de la espuma,
al polvo de las arenas, al rumor de un crisantemo.

Gracias soci, estaaaamos muriendo por la misma flecha.

[F. Enrique]

Los diques de este poema tienen imágenes muy hermosas, y un alto lirismo embellece los versos.
Abrazos y salud.

Gracias por estar siempre, Pilar, nuestro ángel.

[F. Enrique]

Me he quedado sin palabras leyendo tu magnífico poema,estimado Enrique. Lirismo de alto vuelo con el corazón herido entre verso y verso.
Felicidades.
Un placer leer tu hermosa obra.
Abrazos.

He levantado ese instante de penumbra
que me hiere
en las persianas de la esquina del Ángulo,
en las cuerdas de los títeres perseguidos
que adorabas por su indefensión,
por su angustia,
por la locura de su gesto atormentado
en la madera ensangrentada por los golpes
que siempre vuelven
a las rocas limosas que esparcen el llanto de la espuma,
al polvo de las arenas, al rumor de un crisantemo.

[F. Enrique]

Yo sé, Cristobita,
que tu alma de trapo
subía a tus ojos
de vidrio pintado,

con una sonrisa
húmeda de llanto
cuando yo me iba
del guiñol, llorando.

(Francisco Luis Bernárdez)

[F. Enrique]

Me he quedado sin palabras leyendo tu magnífico poema,estimado Enrique. Lirismo de alto vuelo con el corazón herido entre verso y verso.
Felicidades.
Un placer leer tu hermosa obra.
Abrazos.

Yo sé, Cristobita,
que tu alma de trapo
subía a tus ojos
de vidrio pintado,

con una sonrisa
húmeda de llanto
cuando yo me iba
del guiñol, llorando.

(Francisco Luis Bernárdez)

He levantado ese instante de penumbra que me hiere
en las persianas de la esquina del Ángulo,
en las cuerdas de los títeres perseguidos
que adorabas por su indefensión, por su angustia,
por la locura de su gesto atormentado
en la madera ensangrentada por los golpes
que siempre vuelven
a las rocas limosas que esparcen el llanto de la espuma,
al polvo de las arenas, al rumor de un crisantemo.

[F. Enrique]

Los diques de este poema tienen imágenes muy hermosas, y un alto lirismo embellece los versos.
Abrazos y salud.

He bordado un pensamiento con el desgarro
tendido de tu blusa,
con el clamor perpetuo de tu falda
que gemían con los derrumbes
heridos de tu piel entre mis manos,
con la tinta inmarchitable que fluía en las venas
oscuras y dolorosas del olvido,
con los malvones ardientes
que vagaban en los roces fragantes del balcón de tus espejos
con la muerte que rimaba en los surcos profanados
de la última línea sedienta
que persiste en el murmullo sempiterno de la playa