Re: Palabras a Sylvia
Publicado: Dom, 21 May 2023 8:11
"Nunca me desarmó la inteligencia de Sylvia, no posibilitó que encontrara un lugar amable en el mundo, es más, cabe la posibilidad de que fuera una esclava de ella, que amara a un hombre que no podía amarla, lo que la convirtió en un ser indefenso que no podía enfrentarse a la crudeza del mundo. Pero sus sentimientos me desarbolaron, apenas ya leídos tres poemas. Tuve la suerte de que uno de ellos fuera "Como Cristo", quizás desde entonces la haya encontrado pocas veces, pero esa sensación que me dejó entre el placer y el martirio es tan grande que merece la pena seguir hurgando entre sus escritos para volver a encontrarla."
No sé si el poema al que te refieres es este:
Místico, de Sylvia Plath
El aire, remolino de ganchos:
preguntas sin respuesta,
relucientes, ebrias como moscas
cuyo beso punge insosteniblemente
en los úteros fétidos de aire negro bajo estivos pinares.
Recuerdo
el olor a muerto del sol contra chozas de leño,
la rigidez de velas, las largas sábanas curvas salinas.
Una vez visto Dios, ¿cuál es el remedio?
Ya aquilatado uno de pies a cabeza,
ni un dedo omitido, una vez usado,
totalmente usado en las conflagraciones solares, las manchas
que se alargan partiendo de catedrales antiguas,
¿cuál es el remedio?
¿La píldora comulgatoria,
la marcha junto al agua quieta, el recuerdo?
¿O ir recogiendo fragmentos lúcidos
de Cristo en los rostros de los roedores,
de los mansos mascaflores cuya esperanza
es tan nimia que no tiene inquietudes:
gibosa en su choza mínima, limpia,
bajo los tallos de la clemátide?
¿Es que no hay amor, sólo ternura?
¿Es que la mar recuerda
a quien la camina?
Goteras de moléculas. Las chimeneas
de la ciudad respiran, la ventana suda,
los niños saltan en sus cunas.
El sol florece, es un geranio.
El corazón no se ha parado.
(Traducción de Jesús Pardo)
Fuerte abrazo.
No sé si el poema al que te refieres es este:
Místico, de Sylvia Plath
El aire, remolino de ganchos:
preguntas sin respuesta,
relucientes, ebrias como moscas
cuyo beso punge insosteniblemente
en los úteros fétidos de aire negro bajo estivos pinares.
Recuerdo
el olor a muerto del sol contra chozas de leño,
la rigidez de velas, las largas sábanas curvas salinas.
Una vez visto Dios, ¿cuál es el remedio?
Ya aquilatado uno de pies a cabeza,
ni un dedo omitido, una vez usado,
totalmente usado en las conflagraciones solares, las manchas
que se alargan partiendo de catedrales antiguas,
¿cuál es el remedio?
¿La píldora comulgatoria,
la marcha junto al agua quieta, el recuerdo?
¿O ir recogiendo fragmentos lúcidos
de Cristo en los rostros de los roedores,
de los mansos mascaflores cuya esperanza
es tan nimia que no tiene inquietudes:
gibosa en su choza mínima, limpia,
bajo los tallos de la clemátide?
¿Es que no hay amor, sólo ternura?
¿Es que la mar recuerda
a quien la camina?
Goteras de moléculas. Las chimeneas
de la ciudad respiran, la ventana suda,
los niños saltan en sus cunas.
El sol florece, es un geranio.
El corazón no se ha parado.
(Traducción de Jesús Pardo)
Fuerte abrazo.