Editorial Alaire

Ana Muela Sopeña escribió: ↑Dom, 27 Feb 2022 11:48 Grandioso poema, Francisco:

Me ha gustado muchísimo en forma y fondo. Lirismo clásico, profundidad en el planteamiento.

Muy merecido el reconocimiento.

Aplausos a montones
Un abrazo
Ana

Ana García escribió: ↑Dom, 27 Feb 2022 12:10 Enhorabuena, Francisco, por el reconocimiento semanal. Q bonito es que el equipo seleccione un dedicado, así disfrutan dos compañeros con el premio.
Es un poema tremendamente emotivo en el que un poeta busca el niño que fue para salir airoso de situaciones complejas.
Os felicito.
Un abrazo a repartir.

E. R. Aristy escribió: ↑Dom, 27 Feb 2022 12:19 ¡Felicidades Francisco por el galardón a tu bello poema!

enrique sanmol escribió: ↑Dom, 27 Feb 2022 16:11 Gran poema de la semana, Francisco, todo un hallazgo estos profundos versos.

Un cordial saludo.

José Manuel F. Febles escribió: ↑Lun, 28 Feb 2022 13:25

Francisco Lobo escribió: ↑Dom, 13 Feb 2022 18:51 La inocencia perdida
es lo que eché de menos estos años.
La inocencia y la vida no me hablaron
de la frontera última.
La crucé, yo estuve allí, más allá
del camino y mis pasos.
Entré tocado por el ala del ángel del acabamiento
cuando el caballo me clavaba duras espuelas.
Me apresuré en las sombras
contemplado por dos generaciones mías,
prestas con sus ramos de rosas y crisantemos
en jubiloso amor a recibirme.
A cada paso descubrí mármoles amarrados al abandono,
















Un gran abrazo para ti, mi amigo. Gracias.












lirios tronchados en el llanto y solitarios árboles
con ramas desnudas como huesos estirados hacia un largo bostezo.
Caminé penetrando el más oscuro silencio
en tanto sentía tumbas abrirse bajo mis pies.
Con afán excavado en la marmórea
ciudad de los huesos umbrosos,
bajo las lívidas cortinas de mis pestañas
sentí el cansancio innumerable que derramaba mi carne,
y el peso de la droga,
y el silencio del cementerio, y la soledad,
de la que sé más que todos esos muertos.
Se me incendió el corazón,
y un inocente niño, que era yo, me regresó de la mano.

Mi más sincera felicitación por tan importante poema. La salud de mi vista no me deja ser más holgado en el mensaje.
Un fuerte abrazo, desde la soledad de mi isla.
José Manuel F. Ferbles

J. J. Martínez Ferreiro escribió: ↑Lun, 28 Feb 2022 17:37 Hermano Lobo, NORABOA, por este merecido reconocimiento a tan excelso poema. Lo dicho: Has llegado arrasando.

Y eso... todo un orgullo que sea yo quién lo reciba en bandeja de plata

Abrazos y salud.

Ventura Morón escribió: ↑Lun, 28 Feb 2022 18:46 Un poema de gran fuerza y desarrollo portentoso, sostenido en esa lucidez ingrávida del paso al otro lado, siniestro y a la vez renacedor.
Un placer leerte, felicidades por la distinción y un abrazo

Ventura

Israel Liñán escribió: ↑Mar, 01 Mar 2022 17:03 Enhorabuena, Francisco, por presidir el foro esta semana, y con el plus del agradecimiento al compañero J.J.

Un abrazo.

Marisa Peral escribió: ↑Mié, 02 Mar 2022 9:36 Sr. Lobo, vaya mi felicitación por este poema emotivo y nostálgico, por la dedicatoria a un gran compañero y por el merecido galardón.
Un fuerte abrazo.

Ramón Carballal escribió: ↑Mié, 02 Mar 2022 13:41 Enhorabuena por la distinción recibida. Un saludo.

Francisco Lobo escribió: ↑Dom, 13 Feb 2022 18:51 La inocencia perdida
es lo que eché de menos estos años.
La inocencia y la vida no me hablaron
de la frontera última.
La crucé, yo estuve allí, más allá
del camino y mis pasos.
Entré tocado por el ala del ángel del acabamiento
cuando el caballo me clavaba duras espuelas.
Me apresuré en las sombras
contemplado por dos generaciones mías,
prestas con sus ramos de rosas y crisantemos
en jubiloso amor a recibirme.
A cada paso descubrí mármoles amarrados al abandono,
lirios tronchados en el llanto y solitarios árboles
con ramas desnudas como huesos estirados hacia un largo bostezo.
Caminé penetrando el más oscuro silencio
en tanto sentía tumbas abrirse bajo mis pies.
Con afán excavado en la marmórea
ciudad de los huesos umbrosos,
bajo las lívidas cortinas de mis pestañas
sentí el cansancio innumerable que derramaba mi carne,
y el peso de la droga,
y el silencio del cementerio, y la soledad,
de la que sé más que todos esos muertos.
Se me incendió el corazón,
y un inocente niño, que era yo, me regresó de la mano.

Francisco Lobo escribió: ↑Dom, 13 Feb 2022 18:51 La inocencia perdida
es lo que eché de menos estos años.
La inocencia y la vida no me hablaron
de la frontera última.
La crucé, yo estuve allí, más allá
del camino y mis pasos.
Entré tocado por el ala del ángel del acabamiento
cuando el caballo me clavaba duras espuelas.
Me apresuré en las sombras
contemplado por dos generaciones mías,
prestas con sus ramos de rosas y crisantemos
en jubiloso amor a recibirme.
A cada paso descubrí mármoles amarrados al abandono,
lirios tronchados en el llanto y solitarios árboles
con ramas desnudas como huesos estirados hacia un largo bostezo.
Caminé penetrando el más oscuro silencio
en tanto sentía tumbas abrirse bajo mis pies.
Con afán excavado en la marmórea
ciudad de los huesos umbrosos,
bajo las lívidas cortinas de mis pestañas
sentí el cansancio innumerable que derramaba mi carne,
y el peso de la droga,
y el silencio del cementerio, y la soledad,
de la que sé más que todos esos muertos.
Se me incendió el corazón,
y un inocente niño, que era yo, me regresó de la mano.