Editorial Alaire

Antonio Urdiales escribió:Sensacional trabajo, cuyos personajes hablan de la soledad en compañía, tal vez de la monotonía de la misma cuando nada interesante ocurre a nuestro alrededor.

Ha sido un placer que tu poema acompañara mi café matutino.

Un abrazo.

Rafel Calle escribió:Tan bello como interesante trabajo, amigo Ramón.
Felicidades.
Abrazos.

Óscar Distéfano escribió:Estoy en sintonía con el comentario de Pablo. Refleja mi propio sentimiento hacia el poema. Me ha impresionado de una manera hondamente nostálgica el mundo que acabas de rescatar, la vida que has plasmado en versos de plenitud lírica. Albricias.

Un saludo fraterno, amigo.
Óscar

J. J. Martínez Ferreiro escribió:Una maravilla, amigo Ramón!!

Te felicito por regalarnos un ejemplo más de tu personalísimo arte; esa "Voz propia" de la que hablaba Ángel González y que tan difícil es de conseguir.

Todo un placer de lectura.

Bicos e saúde.

xaime oroza carballo escribió:

Ramón Carballal escribió:Juan se encoge en la silla y es el vaso un dique.

Ana usa el cristal oblongo
para mirar a ciegas
lo que su espalda no ve.

A Ramón le sudan las manos,
el vidrio entre sus dedos resbala
como un liquen de mar.

Rosa y sus muslos,
cómo entrecruza las piernas,
qué pulida la piel,
cómo brilla el tesoro
que anuncia su falda de cuero,
dibujos de alcohol en las bragas de invierno.

Jaime llora y bebe de un manantial verde,
noventa grados de olvido,
para él, una noche invisible.

Todos hablan y ninguno calla,
todos son ángeles sin cielo.

Igual que pastillas azules en lenguas de esparto,
lo mismo que jinetes en la bruma
aquellas horas fúlgidas
en los ríos de napalm,
la vida.

Lébrame dalgunha noite na cidade vella. Agredoce visión de tempos pasados. Moi fermosa, meu. Grazas.
Fonda aperta.

Armilo Brotón escribió:Bella instantánea, estimado Ramón, donde vuelvas a plasmar con precisión, con breves pinceladas, un collage de retratos humanos donde advierto cierta soledad e incomunicación a pesar de compartir el espacio. También me gusta tu poesía cuando sales de tu potente y rica imaginería, cuando abordas tu serie de pinturas sicológicas.

Un abrazo y salud

Ramón Carballal escribió:Juan se encoge en la silla y es el vaso un dique.

Ana usa el cristal oblongo
para mirar a ciegas
lo que su espalda no ve.

A Ramón le sudan las manos,
el vidrio entre sus dedos resbala
como un liquen de mar.

Rosa y sus muslos,
cómo entrecruza las piernas,
qué pulida la piel,
cómo brilla el tesoro
que anuncia su falda de cuero,
dibujos de alcohol en las bragas de invierno.

Jaime llora y bebe de un manantial verde,
noventa grados de olvido,
para él, una noche invisible.

Todos hablan y ninguno calla,
todos son ángeles sin cielo.

Igual que pastillas azules en lenguas de esparto,
lo mismo que jinetes en la bruma
aquellas horas fúlgidas
en los ríos de napalm,
la vida.