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Muchas gracias, Pilar, por volver a este poema y por la felicitación.Pilar Morte escribió:Enhorabuena por el reconocimiento a tu hermoso poema; lo merecía.
Abrazos
Este poema, como ya sabes, parte de una vivencia actual real relacionada con un viejo amigo de muchos años... Una relación complicada y unos sentimientos contradictorios que intenté plasmar en el papel. Una canción, como suele ser habitual en mí, me acompañó mientras lo escribía, en esta ocasión la canción es la de Jason Molina que indico en el título. y, sí, el escrito parte de las emociones surgidas tras la conversación con mi amigo.Carmen López escribió:Mi enhorabuena, Enrique. Me alegra mucho ver reconocido este bello trabajo, ya pensé en su día que merecía este reconocimiento por ser un trabajo muy humano, hermoso en su estructura, emotivo, bellamente construido, desde la emoción más sincera, que creo es el fundamento de todo poema que se precie. Lo celebro contigo, aunque no pensaras en el reconocimiento, te aseguro que lo merece.
Un abrazo grande, grande.
Carmen
Muy agradecido por tu visita y por la felicitación, Ramón.Ramón Carballal escribió:Enhorabuena por la distinción recibida. Un saludo.
Muchas gracias, Jerónimo, eres muy amable por volver por aquí y dejarme tu felicitación.Jerónimo Muñoz escribió:Enhorabuena por la distinción y alegría para mí al ver justamente premiado este bello poema.
Abrazos.
Jerónimo
Siempre es un placer tu visita, viejo amigo. Recoge mi agradecimiento y un fuerte abrazo hacia tu tierra desde ésta que, en su día, también compartimos.J. J. Martínez Ferreiro escribió:NORABOA, viejo amigo, por este merecido reconocimiento a tan magnífico poema.
Abrazos y salud.
Muchas gracias, Luis. Valoro en mucho tu opinión, sean o no coincidentes nuestros estilos en esto de la poesía... aunque posiblemente esos estilos no sean tan distantes como pudiera parecer.Luis M. escribió:Muy merecido reconocimiento, Enrique. Mi enhorabuena y abrazo, compañero.
A mí también me está costando mucho escribir últimamente... así que lo suplo con lectura, tanto por aquí como rescatando libros de mi biblioteca. Estos días he estado releyendo a Joan Margarit, recientemente fallecido. Leer a poetas de ese nivel me empequeñece y, al menos en mi caso, se me hace difícil escribir.Ana García escribió:He tardado unos días en poder escribir una sola línea, leer sí que podía, es inevitable y, para mí, del todo necesario en mi vida.
Había leído tu poema varias veces y me gustó la forma tan natural y sin aspavientos que le das a una debilidad muy general: no ver la caída de un conocido o familiar. No soportar estar cerca pq duele.
Muy bien escrito y de agradable lectura a pesar del tema.
Te felicito porque es un poema que tiene muy merecida la mención semanal.
Un abrazo.
Muchas gracias, Alejandro, por regresar a este poema y por la felicitación, no sé si merecida... Un fuerte abrazo también para ti.Alejandro Costa escribió:Mi enhorabuena.
Desde el momento que lo leí, me pareció un poemazo.
Un abrazo.
Hermoso canto, amigo Enrique, como el rumor del río que pasa y queda en la nostalgia.enrique sanmol escribió:(It is hard to love a man like you - Jason Molina)Acabo de colgar.
Anoche no me atreví a contestar tu llamada
y esta tarde, al fin, con el sol ya casi vencido,
he vuelto a hablar contigo, a escuchar tu voz
—ahora torpe y trastabillada— repitiéndome
una y otra vez las mismas palabras.
Acabo de colgar,
te he escuchado casi en silencio
y me he quedado entristecido,
entristecido y solo
frente a las brasas del poniente
recordando tu antigua lucidez;
tu sonrisa irónica bajo esa nariz de judío errante
que te atribuimos entre risas;
entristecido y solo recordando
aquella alegría de los años de facultad
cuando rivalizábamos por las mejores calificaciones,
cuando perseguías bellezas fantasmas
como aquella compañera (¿te acuerdas?
“viva la empresa” la llamabas.
Nunca supiste bajar el listón y eso te condenó,
muy probablemente, a la mercenaria compañía).
Fueron demasiados reveses:
la crisis y el trabajo perdido,
el paro —el interminable paro—,
la oposición a la que nunca te presentaste,
el traicionero bálsamo del alcohol,
el cuidado de tu madre,
la salud cada vez más deteriorada.
Y ahora,
recordando tus años de mayor gloria,
me dices que —emulando a tu padre
y a tu abuelo— te has matriculado en ingeniería,
y a ello, al parecer, te entregas con todo.
Acabo de colgarte
y me he quedado entristecido:
después de tanta vida juntos
es tremendo oírte decir adiós,
tan tremendo como verme a mí
—al cobarde de mí—
forzando la despedida.