Editorial Alaire

Begoña Egüen escribió:Muy bello poema, estimada amiga, Pilar Morte.Mi más sincera enhorabuena.
Un beso.
BEGOÑA.

Pilar Morte escribió:Enhebré la aguja al llegar el alba,
había que zurcir el silencio
antes de pasear a Nara.
Ella me acompaña,
y pone la cabeza en mi regazo
a la espera de caricias.

Sí, siempre hay algo que zurcir;
no son buenos los rotos que deja el tiempo
en algodones con olor a sueños,
ni la herida de los ojos que se cansaron de mirar.

Cada día hay que zurcir
para que la tormenta no agrande el roto.
Zurcimos la luna que nos mira
(cuando nos dice que rompimos las promesas)
la alegría cuando va camino del destierro,
la ilusión que olvidó hacerse paso entre las sombras,
los rotos del invierno por donde se cuelan los diarios.

Zurcir y deshacerse de lo inservible.
Nara me mira,
le gusta la sonoridad de lo desprendido, el ruido de revistas
caducadas,
el olor a enseres del pasado,
y se acerca rozando con su hocico
las fotos que no me reconocen.
De momento son dos carretillas,
y ella me acompaña al contenedor de los adioses.
Luego nos miramos,
pide lo necesario:
la caricia y el pan que se secó al aire.

El sol arrecia,
la siesta es imprescindible.
Nara se tumba esperando
porque no sabe medir el tiempo.

Luis M. escribió:Coincido con los compañeros, Pilar. Es un poema muy hermoso e interesante (en la forma y en su fondo). Mis felicitaciones y abrazos,

Alonso Vicent escribió:Para un roto... un buen zurcido, silencios incluidos.
Deshilacha el tiempo y los pasados inconclusos; dos carretillas y al contenedor, con la cercana compañía que aún nos pertenece y a la que pertenecemos.
Precioso el poema, Pilar.
Un abrazo.

javier eguilaz escribió:

Pilar Morte escribió:Enhebré la aguja al llegar el alba,
había que zurcir el silencio
antes de pasear a Nara.
Ella me acompaña,
y pone la cabeza en mi regazo
a la espera de caricias.

Sí, siempre hay algo que zurcir;
no son buenos los rotos que deja el tiempo
en algodones con olor a sueños,
ni la herida de los ojos que se cansaron de mirar.

Cada día hay que zurcir
para que la tormenta no agrande el roto.
Zurcimos la luna que nos mira
(cuando nos dice que rompimos las promesas)
la alegría cuando va camino del destierro,
la ilusión que olvidó hacerse paso entre las sombras,
los rotos del invierno por donde se cuelan los diarios.

Zurcir y deshacerse de lo inservible.
Nara me mira,
le gusta la sonoridad de lo desprendido, el ruido de revistas
caducadas,
el olor a enseres del pasado,
y se acerca rozando con su hocico
las fotos que no me reconocen.
De momento son dos carretillas,
y ella me acompaña al contenedor de los adioses.
Luego nos miramos,
pide lo necesario:
la caricia y el pan que se secó al aire.

El sol arrecia,
la siesta es imprescindible.
Nara se tumba esperando
porque no sabe medir el tiempo.

Pilar, precioso, y entrañable poema
que bueno es no saber medir el tiempo (en las esperas), ni el saber lo que e rompe, y lo que se zurce
besos Poetisa
salud!
suerte
y sé feliz
cuídate mucho

F. Enrique escribió:

Zurcimos la luna que nos mira
(cuando nos dice que rompimos las promesas)
la alegría cuando va camino del destierro,
la ilusión que olvidó hacerse paso entre las sombras,
los rotos del invierno por donde se cuelan los diarios.

Un poema que se hunde en lo cotidiano, Pilar, y que has resuelto con arte y evocando aquello que nos acompaña en sus ansias toda una vida.

Armilo Brotón escribió:Tu poema es un feliz encuentro con la metáfora hasta urdir una bella alegoría con esa sensibilidad y carácter existencial que domina gran parte de tus versos.
Un abrazo y salud

Ana Muela Sopeña escribió:Bellísimo, Pilar:

Parece un poema escrito a la luz de la lumbre, como los cuentos de la abuela.

Felicidades
Un abrazo grande
Ana

Concha Vidal escribió:Mira Pilar, yo te leo y me quedo boba. Apoyo mi barbilla sobre mi mano y dejo deslizar la mirada una y otra vez sobre lo ya leído y no me canso.
¡ Qué palabras, qué metáforas llegan a tu mente...
En fin... abrazos mediterráneos, como siempre claro.